Podemos se apoya en el discurso antisistema de su vieja guardia para reventar el bipartidismo
Boicotea paralelamente a Sumar, y a su nueva portavoz parlamentaria, en su batalla por la hegemonía del espacio ideológico de izquierdas
La bajada a los infiernos de Errejón deja a Sumar con al menos cuatro frentes
![Belarra, Iglesias y Montero, en la presentación de su programa electoral para las generales de 2019](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/11/11/podemos1-kSx-U603330095177ppE-1200x840@diario_abc.jpg)
En apenas un año todo ha cambiado para Podemos, que un dia llegó a contar con hasta cinco ministerios bajo sus órdenes. Ahora, fuera del Gobierno -y también del grupo parlamentario de Sumar desde su ruptura con Yolanda Díaz a finales del año pasado-, ... conforman el grupo de socios de investidura. No obstante, desde que el PSOE sellase el que llamaron «pacto de la vergüenza» con el Partido Popular en verano para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tras cinco años de bloqueo, los de Ione Belarra dan por «finiquitada» la legislatura progresista.
Desde entonces, la formación morada disputa su particular batalla ideológica contra Sumar, que vuelve a recrudecerse en los últimos días y que tiene por objetivo la hegemonía del espacio a la izquierda del PSOE. También su entorno. La vieja guardia de Podemos vuelve a lanzarse una vez más contra su ex grupo parlamentario. Y entre ellos, se encuentra Pablo Iglesias, que 'de facto' continúa ejerciendo como gurú político del partido en la sombra y en la no tan sombra.
La caída a los infiernos del dimitido Íñigo Errejón, investigado por un presunto delito de agresión sexual, les ha abierto una nueva oportunidad para resurgir de la que buscan sacar provecho. El primer paso, torpedear la elección de Verónica Martínez Barberon como nueva portavoz de Sumar en el Congreso de los Diputados en sustitución del que fuera fundador de Más Madrid y, cómo olvidar, también de Podemos.
Sin esperar ni siquiera a que Sumar oficializase el anuncio de lo que era un secreto a voces en los pasillos de la Cámara Baja, tanto Pablo Iglesias como el exsecretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, aprovecharon para cargar contra Barbero, asegurando que en el pasado fue un «alto cargo» de la Xunta de Galicia nombrado por el propio Alberto Núñez Feijóo en su época de presidente autonómico. Sin embargo, esto una verdad a medias. Si bien la diputada de Sumar por La Coruña estuvo al frente de la Presidencia del Consejo Gallego de Relaciones Laborales de 2017 a 2020, este no es más que un órgano consultivo que asesora en materia de política laboral a la Consejería de Empleo de la Xunta, a la que está adscrita, cuyas decisiones no son vinculantes. También es un organismo público de diálogo entre los agentes sociales. Es decir, se trata del equivalente gallego del Consejo Ecónomico y Social (CES) de España.
Y si bien es cierto que su presidente es designado por decreto del presidente de la Xunta de Galicia y a propuesta del consejero Empleo, debe hacerse previa aprobación de los sindicatos y las organizaciones patronales, ya que estamos ante un organismo público de representación bipartita.
Llama asimismo la atención que Iglesias trate de boicotear ahora la portavocía parlamentaria de quien también fuera un alto cargo del Ministerio de Trabajo, por entonces en manos de Unidas Podemos, durante la época en la que era vicepresidente del Gobierno. Barbero fue directora general de Trabajo en la pasada legislatura, concretamente entre los años 2020 y 2023 (e Iglesias, cabe recordar, no abandona el cargo hasta mayo de 2021). De ahí su estrecha relación con la ministra Yolanda Díaz, quien ahora la nombra su portavoz en el Congreso.
«Malestar destituyente»
A la vez que Podemos busca mostrarse como único partido de izquierdas, la Cámara Baja ha sido testigo estos últimos meses de cómo eleva tanto el tono como la presión contra el Gobierno, subiendo el precio de sus votos a Pedro Sánchez. El último órdago, preguntar a su militancia si vinculan el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado a la ruptura de relaciones diplomáticas con el «Estado genocida de Isral» y la rebaja del 40 por ciento en el precio de los alquileres.
Los morados exprimen así la debilididad parlamentaria de Sánchez al más puro estilo de Junts a la vez que acusa al PSOE de 'derechizarse' copiando las políticas del PP y a Sumar, aunque de manera indirecta, de no hacer ruido. «Señor Sánchez, usted lleva al frente del Gobierno práticamente un año. Un Gobierno en el que ya solo manda usted, y puede hacer lo que quiera sin presiones y sin ruido», le interpeló a Sánchez la actual secretaria general del partido, Ione Belarra, aprovechando una pregunta parlamentaria al jefe del Ejecutivo durante la sesión de control del pasado 16 de octubre.
La formación morada exprime la debilidad parlamentaria de Sánchez en el Congreso al estilo Junts, acusando al PSOE de 'derechizarse' y gobernar «sin ruido» en referencia a Sumar
Iglesias va más allá del partido, que se apoya en las intervenciones mediáticas del que fuera uno de sus fundadores, y aprieta desde fuera recuperando su discurso antisistema -al más puro estilo Alvise- para reventar el bipartidismo a costar de la tragedia de Valencia. El exlíder de Podemos defiende la existencia de un «malestar destituyente que suena estruendosamente» en toda España y que se evidenció con los incidentes del pasado fin de semana en Paiporta (Valencia) durante la tensa visita de los Reyes Don Felipe y Doña Letizia, Pedro Sánchez y el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, que fueron recibidos con gritos, insultos y barro por los vecinos afectados por la DANA. «La gente está diciendo al Rey, al PP y al PSOE: '¡Váyanse ustedes a la mierda!'», dijo hace una semana en una de sus intervenciones en el programa 'Mañaneros' de TVE.
Entretanto, los de Díaz en el Congreso aprietan en privado, pero sólo hasta cierto punto y sin abrazar el últimátum con el PSOE. «La presión va a ir subiendo, pero... somos Gobierno», admiten fuentes cercanas a la dirección del grupo parlamentario. Trataron, por ejemplo, de subirse a la presión con Israel, enviando por carta a Robles su petición para cancelar la compra de armas en un conato de reacción al órdago que los morados lanzaron primero al Ejecutivo.
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