El PNV, más de cuarenta años del lado del poder
La formación ha facilitado gobiernos del PP y del PSOE, siempre con el objetivo de aumentar el autogobierno vasco
En 2018 votaron sí en la moción de censura a Mariano Rajoy, un mes después de apoyar los presupuestos de los populares
![Los diputados del PNV la pasada legislatura en sus escaños](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/08/15/esteban-RQxXCJRPYPm3PXQ0patLrbK-1200x840@abc.jpg)
Los resultados de las elecciones generales del 23J situaron al PNV en una posición privilegiada, en tanto en cuanto sus escaños son determinantes para que salga adelante la investidura del próximo Gobierno de España, todavía sin fecha. Los peneuvistas han reiterado su negativa a ... sentarse a negociar con el PP —el partido que ganó los comicios en número de votos y diputados—, arrogándose el mérito de «frenar a la derecha» y, consecuentemente, orientando su voto a la izquierda para que Pedro Sánchez pueda volver a La Moncloa con el apoyo de la 'mayoría Frankenstein'.
Este 'cordón sanitario' que el PNV ha dispuesto alrededor del Partido Popular no siempre ha existido, variando su adscripción en las votaciones dependiendo de sus propios intereses. «Negocian con todo el mundo con tal de que el País Vasco avance hacia el autogobierno», comenta el catedrático de historia contemporánea de la Universidad Rey Juan Carlos José Manuel Azcona, para quien el fenómeno político de los nacionalistas vascos es especial: «Yo no he visto nada igual en mi vida».
Cabe recordar que, después de abstenerse en la primera, segunda y tercera investidura de Felipe González (1982-1986, 1986-1989 y 1989-1993) y votar 'sí' en la cuarta (1993-1996), el PNV votó afirmativamente en la del popular José María Aznar, que en 1996 rompía con lustros de dominio socialista y era investido presidente del Gobierno. Xabier Arzalluz, presidente del partido por aquel entonces, comentó: «He conseguido más en 14 días con Aznar que en 13 años con Felipe González». En esta capacidad para adaptar la estrategia con la mirada puesta en los intereses de la región vasca, también destaca el voto favorable de la formación nacionalista a la moción de censura de Mariano Rajoy en 2018, después de haber apoyado apenas un mes antes los Presupuestos del Partido Popular.
«Siempre van a votar a aquellos que consideren que les van a dar más», comenta Azcona, que coincide en este punto con Alberto López Basaguren, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad del País Vasco. El último afirma que «siempre han negociado contrapartidas» y que lo que han conseguido ha sido de «naturaleza variada». Más allá de cuestiones en materia económica que, según Azcona, son las que verdaderamente interesan al PNV, en la pasada legislatura el Estado traspasó la gestión de las tres cárceles vascas, lo que permite, por ejemplo, la concesión del tercer grado a presos etarras.
La clave, el sistema electoral
El papel de árbitro de la gobernabilidad que encarna el PNV deriva del sistema electoral español. Este provoca que partidos minoritarios que concentran el voto de sus electores en unas pocas circunscripciones —como es el caso de los partidos nacionalistas vascos y catalanes— tengan una sobrerrepresentación en las Cortes en comparación al número de votos que reciben a nivel nacional. De la misma forma, perjudica a aquellos partidos que tienen a sus electores muy dispersos por el territorio.
Para Azcona esta característica del modelo electoral «no es justa», ya que hace que partidos con poco apoyo en el ámbito nacional «decidan hacia donde va el país». Así, el PNV sólo ha tenido que esperar a que la aritmética parlamentaria «cree una disposición de oportunidad», según Basaguren, aunque apunta que esto era «más cómodo con el bipartidismo imperfecto». Es decir, antes de la fragmentación del sistema de partidos español a en 2015, cuando los candidatos «empezaron a tener que negociar el apoyo de más partidos».
Este es el caso de la legislatura que acaba de terminar, pero también de la que está por comenzar. En enero de 2020, Pedro Sánchez fue investido, además de con el apoyo socialistas y de Unidas Podemos —socios del Gobierno de coalición— con los diputados del PNV, Más País, Compromís, Nueva Canaria, BNG y Teruel Existe. Ahora precisa de todas las formaciones a su izquierda y nacionalistas e independentistas catalanes y vascos, lo que, en opinión de Alberto Basaguren, dejará la investidura del socialista «sin ninguna viabilidad desde el punto de vista de la gobernabilidad».
El porqué del 'no' a Feijóo
En ese sentido, el EBB (Euzkadi Buru Batzar), órgano ejecutivo del PNV presidido por Andoni Ortuzar, ya se ha pronunciado, negándose a establecer conversaciones con Feijóo para favorecer una mayoría en el bloque de la derecha. «Están con el mantra de que han neutralizado el avance de la derecha... ¡Cómo si el PNV fuera de izquierdas! Es un partido conservador con ribetes de ultraconservador», comenta Azcona, en referencia al lema tradicional, 'Dios y Ley Vieja', del partido fundado por Sabino Arana. Queda por saber si esta posición habría sido la misma en el caso de que el PP hubiera conseguido el 23J una mayoría suficiente para gobernar sin el apoyo del PNV.
Sea como sea, los nacionalistas vascos han urgido a los socialistas a negociar la investidura de Sánchez, confiando en que la «oferta programática» del PSOE satisfaga tanto sus intereses como los de sus colegas catalanes. Acerca de este vínculo entre los dos partidos, y si este es más fuerte con el líder socialista que con el propio PSOE, Azcona sentencia: «Al PNV le importa un pimiento Sánchez, lo que importa es lo que saca. También se llevaba bien con Rajoy y mira. En el EBB hay gente cercana a Feijóo y mira».
En líneas generales, los dos expertos consultados coinciden en dos cuestiones que condicionan el posicionamiento del PNV, aunque sin atreverse a apostar por cuál de las dos tiene un peso mayor: la presencia de Vox como aliado del PP y el acuerdo marco que mantienen PNV y PSE (Partido Socialista de Euskadi) para gobernar en coalición en las instituciones vascas. Respecto a este último punto destaca el pacto que ambos partidos mantienen y gracias al cual Iñigo Urkullu revalidó el cargo de lendakari en 2020. Además, también dirigen conjuntamente las Diputaciones Forales de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, y los tres ayuntamientos de las capitales de provincia. A pesar de esto, Basaguren afirma que aunque «la relación entre el PNV y el PSE es antigua, no es idílica ni perfecta», y añade: «El PNV no se suele privar de meter el dedo en el ojo».
En cuanto a la influencia de la formación de Santiago Abascal, cree que la presión que pueden ejercer en los programas de los distintos gobiernos autonómicos ha creado «una situación difícilmente digerible para el PNV». Basaguren defiende que, como una escisión, el alma de Vox antes ya existía dentro del Partido Popular, pero que estaba «atenuada, arrinconada y contaba con poca capacidad de condicionar». Ahora la cosa sería distinta, por lo que la política regional y la nacional volverían a estar interconectadas. El País Vasco celebra elecciones autonómicas en 2024, y EH Bildu ha experimentado un importante crecimiento tanto en las últimas municipales como en las generales del 23J. De esta forma, un apoyo de los de Ortuzar a la investidura de Feijóo daría un argumento de fuerza a la izquierda abertzale en su particular lucha por la hegemonía en la región.
El porqué del 'sí' a Sánchez
Unido a lo anterior, y en la línea de las contrapartidas que el PNV consigue a cambio de ceder sus escaños para formar gobiernos —en este caso, parece, uno presidido por Pedro Sánchez—, Andoni Ortuzar ya reclamó antes del 23J la transferencia de las competencias sobre la Seguridad Social, para poder garantizar «más y mejores pensiones para los vascos».
Azcona afirma que los nacionalistas vascos siempre van a encontrar algo que pedir. «Siempre quedan cosas, y si llegasen al límite se quedarían como están». Defiende que el PNV no busca realmente la independencia del País Vasco, puesto que les interesa demasiado el mercado español y el europeo. «Si se van de España, se van de la Unión Europea, y, en ese caso, España tendría capacidad de veto para evitar su reentrada», comenta.
Ambos, dada la relación de fuerzas parlamentarias actual, no ven viable que una reforma constitucional para otorgar más autonomía al País Vasco entre en las negociaciones. Basaguren dice que esto sería «una temeridad» por parte del PSOE. Además, un movimiento de estas características, que supondría una reforma agravada de la Constitución —al afectar a su parte dura o blindada— requiere el apoyo de dos tercios del Congreso y ser sometido a referéndum en el conjunto de España. En cambio, Azcona advierte: «Aunque no lo vayan a proponer, no me extrañaría que el PSOE impulsara algún otro subterfugio legal para corresponder a las demandas del PNV para hacer presidente a Pedro Sánchez», a lo que añade que no es ningún secreto el hecho de que hay «muchos socialistas» que son partidarios de que España evolucione hacia «un modelo de Estado federal».
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