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Guerra abierta entre PNV y Bildu en la recta final de la campaña

El País Vasco vive una situación inédita de duros ataques personales entre los dos partidos independentistas

Ortuzar llama a la participación mientras Otegi pide elegir entre «el ruido de las derechas y las soluciones»

Arnaldo Otegi y Andoni Ortuzar se miran cara a cara en una imagen de archivo EFE/Luis Tejido

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Vídeos de autoría aparentemente desconocida pero con la estética oficial de los partidos y ataques directos a miembros visibles de las formaciones. Parecía que la polémica por las listas que incluían a terroristas había quedado atrás, pero PNV y EH Bildu han decidido, a cuatro días para el 28M, dar un salto cualitativo y han pasado al choque directo en sus actos de campaña.

Los decibelios subieron de forma notable el pasado martes. En un mitin del PNV en la localidad vizcaína de Baracaldo, Andoni Ortuzar no escatimó en reproches personales contra los rostros más conocidos de la coalición liderada por Arnaldo Otegi. Acusó a los «arribistas» de Bildu de haberse «plegado» al régimen que pretendían «tumbar». «EH Bildu, quién te ha visto y quién te ve», espetó.

El primer blanco de sus críticas fue Iker Casanova, candidato de la formación independentista a la Diputación General de Vizcaya. Le acusó de creer que «la política empieza con él» y a todos los integrantes de la formación de ir de «adanistas que hace no tantos años se dedicaban solo a agitar la calle». Sin embargo, fue Oskar Matute, diputado en Madrid, quien se llevó la mayoría de los dardos de Ortuzar.

No pronunció su nombre, pero sí mencionó un vídeo que «circula por ahí» sobre el dirigente de Bildu. En la grabación, que se está compartiendo a través de redes sociales, se le afea que aún viva en una Vivienda de Protección Oficial junto a su pareja, a pesar de contar con un sueldo de 120.000 euros y un «chalecito en Labastida», localidad riojana donde muchos vascos tienen segundas residencias. Ortuzar no dudó en pedir explicaciones, de manera genérica, a quienes van de «adalides de la nueva ley estatal de vivienda».

Tono inédito

Incluso Iñigo Urkullu, habitualmente comedido y poco dado a las estridencias, adoptó un tono inédito hasta ahora. Acusó a los de Otegi de «plegarse a ese régimen» que pretendían «tumbar». «Habéis pasado de exigir la independencia a posibilitar la invasión de nuestras competencias», les reprochó. También les acusó de tener una «cara A, la de los carteles limpios, las fotos elegantes, los eslóganes sencillos y los discursos electorales blanqueados»; y una «cara B» instalada en «las pancartas, las huelgas, las mentiras y el uso de redes sociales para atacar y difamar».

Y es que, el vídeo sobre las supuestas posesiones de Matute no ha sido el único que está embarrando la campaña electoral vasca. Una cuenta, aparentemente afín a la izquierda abertzale ha hecho circular otra grabación en la que se ataca, directamente, al candidato del PNV en Ribera Alta, un pequeño municipio de Álava. Javier Gallego es conocido en la provincia por su papel de 'La Polaca' en un espectáculo de transformismo de corte cómico-musical. En el vídeo sus autores se preguntaban si esa imagen le parece «seria» al espectador. Termina con una foto de la candidatura de EH Bildu en la localidad alavesa que compite contra él. El vídeo termina asegurando que «con esta broma tenemos que acabar». El PNV salió en tromba a defender a su candidato y tachó de «homófobos» a los creadores del montaje, mientras los de Otegi se desligaron de la autoría a pesar de que la cuenta que lo difundió era afín a la izquierda abertzale.

En este contexto de reproches, nunca visto hasta ahora en las campañas electorales vascas, cada nueva intervención solo sirve para embarrar más el ambiente. Así, mientras Oskar Matute trató de negar las acusaciones porque asegura que no tiene «nada que esconder», el PNV ve en sus palabras una evidencia de que lo denunciado es cierto. «Me doy cuenta de que no dije ninguna mentira», proclamó en un vídeo en redes sociales el líder peneuvista.

Esa tensión cada vez mayor es la consecuencia directa de un resultado que se augura ajustadísimo en algunas zonas del País Vasco. Tanto en la Diputación de Guipúzcoa como en la alcaldía de Vitoria la victoria podría decidirse por un puñado de votos. A todo ello hay que añadir la pelea directa que existe en ayuntamientos más pequeños pero de gran simbolismo como Durango o Galdácano.

Desde un inicio ambos partidos plantearon las elecciones como una contienda bipartidista, pero a 24 horas de que se cierre la campaña se ha convertido ya en guerra abierta entre nacionalistas. A todo ello se une la sensación generalizada de que podría marcar tendencia de cara a las próximas elecciones municipales. De poco ha servido la intención inicial de Arnaldo Otegi, que en su primer acto de campaña se comprometió a hablar de propuestas y «no bajar al barro». Esta semana también ha elevado el tono asegurando que la campaña está trayendo al País Vasco «lo peor de la política española».

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