'Mulas' para robar coches de lujo por 200 euros
El robo de vehículos se sofistica. Desde colocarles un GPS para dar el palo hasta contratar a terceros que los alquilan en un renting sin devolución. Todos acaban en otros países
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Poner la cara y la firma a cambio de 200 o 300 euros. Un dinero rápido y fácil que sirvió para que trabajadores normales, desempleados y algún estudiante acabaran comiendo de la mano de un clan de ladrones de coches y, de paso, metiéndose en un lío. Actuaban como 'mulas' de esos individuos rumanos, que montaron un negocio redondo. El cabecilla, al que todos llamaban Elyas –como el profeta–, lo dirigía desde Alcalá de Henares (Madrid) y su padre y su tío recibían los vehículos en su país o los vendían en Francia, Alemania y Portugal. Los compradores actuaban «de buena fe», en principio, aunque no ponían reparos a sabiendas de que pagaban 9.000 o 10.000 euros por un coche de 40.000. Hay 21 detenidos, 14 en España.
«Vivían de forma muy ostentosa. El líder, por ejemplo, publicó fotos en redes sociales con coches de más de 300.000 euros. Son de los que creen que el lujo hay que exhibirlo», explica el inspector Víctor Pardilla, jefe del Grupo de Tráfico Ilícito de Vehículos de la Policía Nacional, responsable de la operación que ha desmantelado la trama. Empezaron a trabajar en enero de 2022 cuando sus colegas rumanos les alertaron de un BMW X4 que se había matriculado allí, pero lo había alquilado en Madrid una chica de 20 años. No solo ese: detectaron diez cochazos y todos habían salido de nuestro país, vía renting de larga duración. La Policía rumana les pide colaboración y así van descubriendo cómo actúan. El punto de partida es el de siempre: un encargo.
Con el objetivo ya seleccionado, las 'mulas' acuden a la empresa y alquilan, a veces por tres o cuatro años, tras pagar la fianza. Gente normal que no levanta sospechas y que cobra una cantidad ridícula por hacer esa parte del trabajo. «De entrada ya tienen las dos llaves del vehículo, otra ventaja sobre un robo tradicional», cuenta el inspector. A la semana siguiente el coche está en Rumania, Bulgaria, Francia o donde toque con documentación buena y con el comprador creyendo que se hace con una ganga de forma legal. Para entonces, la financiera o el renting ya han dejado de cobrar. «Se hacen con un Lamborghini a cambio de una fianza irrisoria para lo que obtienen», dice el inspector. También compraban coches con embargos apretando a los vendedores.
Empresas ficticias
Su especialización fue a más y crearon empresas ficticias para acceder a la financiación de flotas de vehículos, algunos de alta gama, y de esa forma eludir los mecanismos de detección del fraude de las financieras. La segunda parte era falsificar los papeles y trasladar la mercancía a terceros países cruzando las fronteras sin aparente problema. «Causaban un doble perjuicio: a las financieras que no les pagaban las cuotas y a los compradores de buena fe, que no eran todos», indican los investigadores.
Algunos que creyeron haber hecho el negocio de su vida se han quedado sin nada. La Policía ha recuperado 24 de esos coches robados (16 en Rumanía y 8 en España), valorados en más de un millón de euros.
Desde Alcalá de Henares
El clan familiar tenía la estructura de un miniejército: cinco niveles de organización para que funcionara el engranaje. Primero los captadores que buscaban a las 'mulas', encargadas de conseguir los coches a su nombre o al de empresas ficticias. En el tercer nivel estaban los falsificadores de documentos. Contaban además con conductores que conocían carreteras secundarias en la ruta España-Rumanía para evitar posibles controles y, finalmente, los vendedores. Ellos, el padre y el tío del cabecilla, recibían los turismos en Rumanía, los matriculaban con documentos falsificados y los sacaban al mercado. En Barcelona, Lérida y Madrid se detuvo a 13 miembros del grupo. Luego, los agentes españoles viajaron a Rumanía y junto a sus compañeros arrestaron a otros siete. Elyas, el líder, que estaba allí en ese momento, logró escapar. Se dictó orden europea de detención y, contra todo pronóstico, lo localizaron en Alcalá de Henares, donde se había refugiado. Los jefes del clan ya están en prisión.
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