Miguel Ángel Rodríguez dice que envió el mail del novio de Ayuso una vez publicado
La Abogacía del Estado trata de acorralar al jefe de gabinete de la presidenta al situarle detrás de la filtración
Afirma tras declarar como testigo ante el Supremo que Pedro Sánchez tiene que ser juzgado como «creador de la trama de corrupción que le rodea»
El juez podrá acceder a todas las llamadas que oculta García Ortiz, pero lo tendrá más difícil para recuperar los mensajes
Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid, tenía en su poder uno de los correos clave del novio de Isabel Díaz Ayuso desde las nueve de la mañana del 12 de marzo, es decir, un día antes de que se produjera el episodio de la filtración a la prensa de ese y otros mails relacionados con el procedimiento fiscal abierto a Alberto González Amador y que ha dado lugar a la imputación del fiscal general del Estado por presunta revelación de secretos.
Sin embargo, Rodríguez no difundió este mail hasta 35 horas después de que se lo enviara el abogado de González Amador, y una vez que su contenido había sido publicado ya en otros medios. Lo ha dicho este miércoles en el Tribunal Supremo, con la intención de «aclarar» una noticia de la web de la Sexta en la que se desmentía lo publicado una hora antes por El Mundo: que la Fiscalía le había ofrecido un pacto al novio de Ayuso para no ir a juicio cuando en realidad había sido al revés.
En ese momento Miguel Ángel Rodríguez pensaba que era El Mundo el que estaba en lo cierto porque la información de la que él disponía era parcial: le faltaba un correo anterior en el que el abogado de González Amador abría la puerta a esa conformidad con el reconocimiento de dos delitos. De ahí que, según Rodríguez, no se le pueda achacar la difusión de un bulo, que es lo que se mantiene desde la Fiscalía General y desde el propio Gobierno, sino el ánimo de «aclarar» ante un grupo de medio centenar de periodistas una información de cuya falsedad estaba convencido. Lo hizo a las 22.27 horas, justo una hora después de que empezara a conocerse el contenido de los correos de cuya filtración Rodríguez se desvincula.
Este es el relato que, según fuentes jurídicas, ha mantenido este miércoles la mano derecha de Ayuso durante su declaración como testigo en el Tribunal Supremo, donde, como adelantó ABC, los dos abogados del Estado que representan a los imputados —el fiscal general Álvaro García Ortiz y la jefa de la Fiscalía provincial de Madrid, Pilar Rodríguez— trataron de acorralarle poniendo en él el foco de la filtración con una batería de preguntas que ahondaban «una y otra vez en lo mismo».
Aporta en el Supremo una captura de su móvil para demostrar que envió el correo a un grupo de periodistas una hora después de que se conociera
La cuestión no es menor pues, como la propia Abogacía del Estado adelantó en el escrito en el que pidió la declaración como testigo de Miguel Ángel Rodríguez y de otros ocho periodistas, «cuando se revela un secreto y, más aún si el destinatario de lo revelado es un profesional de la información, el secreto o la información reservada ha dejado ya de serlo». De ahí la importancia de los tiempos y de que el testigo aportará en el Supremo, a instancias de Manos Limpias, una copia del pantallazo (la Abogacía del Estado pidió que se hiciera el volcado de su móvil pero el juez lo rechazó por «invasivo») en el que se ve que el mensaje en cuestión fue enviado por él a medio centenar de periodistas a esa hora, a las 22.27 horas. Veintiocho minutos antes, García Ortiz había recibido en su mail los correos de la causa que con tanta insistencia había reclamado a Pilar Rodríguez y ésta al fiscal del caso, Julián Salto, con el fin de «ganar el relato». Se trata de los mismos correos cuyo contenido sería extractado esa misma noche en la Ser y publicado íntegramente por El Plural el día siguiente, después de que el socialista Juan Lobato se negara a mostrar uno de ellos —la autoconfesión de González Amador— en la Asamblea de Madrid sin antes asegurarse de que lo daba algún medio. De eso se encargaría desde Moncloa Pilar Sánchez Acera, mano derecha del entonces jefe de gabinete de Presidencia (y hoy ministro) Óscar López.
Al término de su declaración, en la que sólo preguntaron los dos representantes de la Abogacía del Estado y la teniente fiscal (no así la acusación particular ni las populares), Miguel Ángel Rodríguez agradeció el tono de las partes en su interrogatorio, a pesar de la ofuscación de las defensas de García Ortiz y de Pilar Rodríguez en intentar acorralar al testigo y de que el juez tuviera que llamarles la atención ante la insistencia en sus preguntas o el planteamiento de otras cuestiones que «estaban fuera de lugar», siempre según esas fuentes.
Por su parte, el periodista de El Mundo defendió la información que publicó a las 21.25 horas de ese 13 de marzo negando, a preguntas de la Abogacía del Estado, que se tratara de un bulo. Ha sostenido que él entendió de ese correo del fiscal Salto al abogado de González Amador que ahí había un ofrecimiento para llegar a un acuerdo y que eso le cuadraba con otras informaciones de las que disponía, como el hecho de que se habían depositado 400.000 euros y que había habido un reconocimiento del delito.
En cuanto al tercer testigo, el redactor de La Sexta, también se acogió a su derecho a no revelar sus fuentes, aunque en el texto de aquel día dejó constancia de que se trataban de «fuentes fiscales» y que consiguió la información poco antes de publicarla, sobre las 22.10 horas. Él también tenía en su poder el correo que al día siguiente publicaría El Plural pero no lo difundió.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete