Los tres hermanos asesinados en Morata de Tajuña pidieron dinero al cura y al alcalde del pueblo en plena estafa del amor
Las fallecidas llegaron a enviar hasta 400.000 euros a dos novios virtuales tras los que se escondía un engaño
Perfiles falsos y promesas de amor: los mensajes con los que engatusaron por Facebook a las hermanas asesinadas
La extraña muerte de los tres hermanos Gutiérrez Ayuso: un ajuste de cuentas tras perder 400.000 euros por la estafa del amor
![Ángeles, Amelia y Pepe, los tres hermanos asesinados](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/01/19/Hermanos-kcxC-U601155657124t4B-1200x840@abc.jpg)
Hasta 400.000 euros transfirió Amelia Gutiérrez Ayuso, una de los tres hermanos asesinados en el pueblo madrileño de Morata de Tajuña, a un supuesto novio cibernético al que nunca llegó a conocer. Se había enamorado en Facebook de un hombre inexistente tras el que se escondía una estafa que la llevó a pedir dinero al cura y al alcalde del municipio y que acabó arruinando a la familia.
A sus 68 años, Amelia había conocido a través de internet de Edward, un militar estadounidense destinado en Afganistán con el que se comunicaba a través de mensajes. Todo mentira. Desde el inicio de esta 'relación', este 'pretendiente' -un perfil falso de la red social- comenzó a pedirle grandes sumas de dinero.
La mujer no lo pensó. Conforme entraba en la cuenta bancaria la pensión -la suya y la de sus dos hermanos-, salía. Las transferencias empezaron de 3.000 en 3.000 euros, pero llegaron a ser de hasta 30.000 en un solo movimiento. Al menos eso era lo que demandaba Amelia a buena parte de sus conocidos en el pueblo para satisfacer las pretendidas necesidades de Edward.
Para empeorar la situación, también la hermana, Francisca Angelines, acabó falsamente ennoviada con el asistente de Edward y, obviamente, mandándole dinero. Sobre ella y sobre el hermano, José, ejercía Amelia un poder casi absoluto, que le permitió gestionar la situación y las finanzas a su antojo. Incapaz de ver lo que realmente ocurría, vendió un piso en el distrito madrileño de Ciudad Lineal y las tierras del pueblo Torre de Juan Abad para recaudar el dinero que su amante, cada vez más exigente, le reclamaba.
Ya sumidos en la ruina y obligiados a arrendar una de las habitaciones de su casa, la anciana pidió decenas de miles de euros a cada uno de sus vecinos para su 'novio' y sus propios gastos a cambio de una cierta rentabilidad. Incluso recurrió a Don Pascual, el cura del pueblo, según ha podido saber ABC de fuentes del caso. Tampoco escapó a sus requerimientos el alcalde de Morata de Tajuña, el popular Fernando Villalaín. Sin embargo, ninguno de ellos se avino a satisfacer las solicitudes de dinero de la mujer, a la que advirtieron de que la estaban estafando.
No obstante, no solo sus conocidos les advirtieron. El banco llegó a llamarlas para alertarlas de movimientos sospechosos de grandes sumas de dinero desde sus cuentas, según ha explicado a este diario un allegado de los fallecidos, que ya ha declarado ante la Guardia Civil. Amelia, sin embargo, se negó a dar explicaciones a la entidad acerca de las transferencias que realizaba.
Ahora, la Guardia Civil investiga como posible autor de los hechos a un ciudadano paquistaní que ya agredió a Amelia en verano. Este hombre, que residió con los tres hermanos durante unos meses en la habitación que alquilaban, le propinó en un primer momento una bofetada y, en una segunda ocasión, la golpeó con un martillo en la cabeza al creer que le había robado dinero. Otras fuentes apuntan a que les reclamaba una deuda de 60.000 euros.
Las autoridades deberán esclarecer ahora cuál ha sido exactamente la dinámica de los acontecimientos: si existe alguna relación entre las estafas y las muertes y quién es el autor.
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