Narcos, bandas latinas y 'hackers' usan a menores como mulas del blanqueo de capitales delictivos
La Policía alerta del auge de esta práctica, más allá del transporte de droga, para estafas y compra de armas
Las mafias usan las redes sociales para captar a gente cada vez más joven, vulnerable y recién llegados a España
Marginal, 19 años y vecino de Aluche: así es el 'hacker' que robó 600.000 euros al Ayuntamiento de Palma y a otro de Gerona

Cuando se habla de mulas en términos policiales, lo primero que se viene a la cabeza son las personas que, por una cantidad de dinero o una parte del alijo, se prestan a viajar con droga en su organismo, en el equipaje o hasta dentro de la ropa, en un vuelo o durante cualquier control policial. Sin embargo, aunque son las más conocidas, se ha detectado un incremento muy importante de estos correos delictivos en el ámbito económico.
Las redes sociales son el caldo de cultivo perfecto para la captación de gente cada vez más joven y en situación de vulnerabilidad para estos menesteres, como demuestran recientes operaciones.
Como ejemplo introductorio: hace tres meses, el Ministerio del Interior informó de que en 18 actuaciones en las que han participado nuestros agentes se ha identificado a 8.755 mulas de dinero; 222 reclutadores; 4.089 transacciones fraudulentas, y se han evitado pérdidas de 17,5 millones de euros.
La Policía Nacional advierte de que el principal objetivo de estas organizaciones criminales, sobre todo aquellas dedicadas al blanqueo de capitales (que provienen de actividades ilícitas) son «personas menores de 35 años, especialmente menores de edad; recién llegados de su país; desempleados, estudiantes y personas en situación económica precaria».
Campaña de Europol
Tanto Europol como los principales bancos de nuestro país han comenzado campañas informativas para que quienes puedan caer en esta tentación se lo piensen dos veces, habida cuenta del gran problema en que se pueden meter.

Es lo que ha ocurrido recientemente con cinco jóvenes residentes en Madrid que fueron embaucados por un chaval de 19 años de Aluche, 'hacker', que sacó 600.000 euros del Ayuntamiento de Palma de Mallorca y de un municipio de la provincia de Gerona haciéndose pasar por la empresa concesionaria de limpieza. Se trataba de una chica de 19 años y cuatro varones de 23, 21, venezolanos, españoles y peruanos, en el momento de los hechos. El cabecilla les reclutó por Instagram, con anuncios que había insertado ofreciéndoles 50 euros por abrirse cuentas corrientes a sus nombres, a las que iban después las cantidades abonadas por los consistorios y cuyas claves de acceso cedieron al pirata informático, pese a que estaban a sus nombres. Fueron detenidos y se les investiga por blanqueo de capitales y estafa. Es el fraude del CEO.
Las redes sociales (Facebook, Instagram, Snapchat), los anuncios emergentes por internet ('pop-ups'), el contacto directo por correo electrónico o incluso en persona, y las aplicaciones de mensajería instantánea (WhatsApp, Telegram, Viber) son los métodos más habituales de captación, según las Fuerzas de Seguridad. Advierten, además, de que estas bandas, «para dar veracidad a la estafa» (porque las mulas al final pueden ser también víctimas de engaño), llegan a «copiar un sitio web auténtico con una URL similar».

«La cuestión es conseguir que crean que pueden ganar dinero fácil, poniendo ejemplos falsos de otros que ya lo han hecho, ofreciéndote una comisión a cambio de utilizar sus cuentas para las transferencias», explican fuentes policiales. Es una manera de convertirse, sabiéndolo o no, en una especie de testaferro u hombre de paja. Hasta éstos pueden pasar luego al escalafón superior, y convertirse en captadores.
Criptomonedas de los DDP
La campaña #NoSeasMula lanza un listado de advertencias para no caer en estas redes, pero también de advertencias sobre las consecuencias de participar en estos circuitos criminales: «Podrías ser físicamente atacado o amenazado si dejas de cooperar con los delincuentes»; perder beneficios sociales en el futuro; enfrentarte a una pena de cárcel, multas o servicios comunitarios; o que te cierren tu cuenta bancaria sin posibilidad de abrir una nueva«.

Hay elementos que son señales para potenciales mulas: por ejemplo, «ofertas de empleo de empresas extranjeras que buscan agentes locales o nacionales para actuar en su nombre». Suelen contener «frases mal estructuradas, con errores gramaticales, y los correos remitentes son de servicios gratuitos, como Gmail, Yahoo o Hotmail, y no corporativos».
Las propias bandas latinas han visto un nicho de mercado para financiarse «al por mayor». El caso mas paradigmático es el de los Dominican Don't Play (DDP), una de las dos organizaciones más fuertes en Madrid de esta índole. Una investigación que ha durado un año ha desvelado que habían contratado a nueve 'hackers' de Brasil, para ganar dinero y comprar armas blancas, de fuego y droga. El medio millón de euros defraudado iba, en un 70%, para estos expertos en cibercrimen, mientras que el resto acabó en manos de los DDP.
Los 66 detenidos se asentaban en Pozuelo de Alarcón, Getafe o Soria, que es donde se realizaron los 19 registros; pero financiaban a los 'coros' de Embajadores y Alcobendas (probablemente, los más poderosos en la actualidad), Ciudad Lineal, Arganzuela y Leganés.
Para lograrlo, ayudados por los 'hackers', se dedican a realizar estafas virtuales, lo que se llama ciberdelincuencia, mediante métodos como el 'smishing' (mensajes de texto falsos para que piquen en sus redes), 'vishing' (robo de datos bancarios) o el más conocido, el 'phishing', que consiste en correos electrónicos simulando ser alguna empresa o banco. Para canalizar todo ese dinero, que invertían en criptomonedas, usaban a mulas de la propia banda latina que abriesen cuentas a su nombre y donde luego acababa lo defraudado en euros. Hubo 59 víctimas estafadas que se conozcan.
A cambio de una papelina
De cualquier modo, el mundo de la droga, del tráfico más callejero, sigue siendo el principal exponente de las 'mulas' o 'correos'. De muy diferentes maneras: no solo alojando bellotas de cocaína, por ejemplo, dentro de las vaginas o en el estómago a cambio de apenas 6.000 euros y jugarse la vida, literalmente, para que luego la mafia deje su cadáver abandonado en una cuneta; a veces, informa un experto, «les pagan una semana de vacaciones en la República Dominicana, en un hotel, donde acuden para recoger la droga y luego meterla por Barajas en esas condiciones». Las prisiones están llenas de gente que cumple 5 o 7 años de condena, muchas mujeres sin recursos o víctimas de trata, por haberse prestado a este tipo de actividades.

También, y eso ocurre cada día, haciendo de 'taxistas de la droga', las denominadas 'cundas', que salen de Embajadores o Sierra de Guadalupe camino de la Cañada Real. Al conductor, los clanes que venden el estupefaciente en el poblado les paga con micras (una décima parte de un gramo, generalmente) por conducir a los clientes hasta sus búnkeres. Éstos pagan 5 o 6 euros por cabeza y viaje.
Un caso muy reciente, del que ha tenido conocimiento ABC, es de lo más singular. La tarde del 14 de marzo, entre las 18.05 y las 18.36 horas, una patrulla de paisano de la Policía Municipal, en un coche camuflado, se encontraba vigilando la zona de Sinesio Delgado con la avenida de Asturias. Observaron un Fiat Fiesta blanco que conducía de manera errática y con su piloto mirando a un lado y otro. Lo siguieron, hasta que paró junto al centro comercial La Vaguada, en Fuencarral-El Pardo. Entonces, apareció un sujeto, con gorra y un bolso marrón, que se acercó al turismo y se subió en él. El vehículo avanzó hasta la altura de Monforte de Lemos, 10. Conductor y copiloto se apearon, momento en que los agentes les dieron el alto. Les pidieron que se identificaran, y los sospechosos comenzaron a ponerse nerviosos.
El piloto presentó un carné de conducir de la República de Guinea Ecuatorial y su acompañante, español, el DNI. Se da la circunstancia de que uno de los policías municipales del binomio tiene conocimientos de dactiloscopia y, observando el permiso de conducción, se dio cuenta de que carecía de medidas de seguridad propias, como microescritura y tinta ópticamente variable y cuyos fondos de seguridad no se correspondían con los reales.
El Corleone de Antioquia
Cuando cachearon al español, encontraron en uno de sus bolsillos del pantalón una sustancia que el propio interpelado reconoció que era cocaína. En cuanto al africano, la sorpresa llegó cuando observaron que llevaba encima una tarjeta y dos soportes para las SIM; un alta de línea telefónica; dos móviles, y un lápiz de memoria. Ante eso, realizaron una requisa en el coche. En el bolso marrón hallaron un DNI que nada tenía que ver con los sospechosos. También llevaban un recibo de nómina con el sello húmedo, por lo que intuyeron que era también falsificado, pues también tenía el logo borroso. Hallaron otra tarjeta SIM, un resguardo de otro contrato telefónico y otro de alquiler del coche a nombre de un conductor con un número de carné de conducir también falso, pues el titular no tiene permiso.
La mula había sido contratada a cambio de menos de un gramo de cocaína para acudir a dar de alta, con papeles falsos o robados, distintas líneas de móvil. El propio encargado de la tienda de telefonía de La Vaguada reconoció que no se había fijado bien al comparar la cara del cliente sospechoso con la del carné que le había presentado.
Durante la pandemia, surgieron los 'riders' de la droga, repartidores y conductores de VTC, que al tener permitido el tránsito en el estado de alarma, eran utilizados como mulas. Pero esa práctica llegó para quedarse. La operación Río Grande ha marcado un antes y un después: hasta 200 mensajeros fueron 'contratados' para el mayor 'telecoca: recibían la llamada de un lugarteniente y les entregaban los 200 gramos. Debían estar disponibles desde las 10 de la mañana a las 11 de la noche. Cuando no había toque de queda, ellos mismos lo entregaban, incluso a las 4 o 5 de la madrugada, cualquier día.
MÁS INFORMACIÓN
El líder, un colombiano conocido como el Corleone de Don Matías (Antioquia), también utilizan a estas personas para que enviaran remesas desde Madrid de un máximo de 1.500 euros. Pagaba entre 5 y 10 euros a cada 'correo'. La organización criminal obtuvo 50 millones de euros en apenas dos años de funcionamiento.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete