Luis Boyano: «Encontré aquí el sol. Fue el sol el verdadero descubrimiento de Madrid»
COLONOS
El mago adora Chamberí, pero también la sierra, que la considera mágica, telúrica, como ya la vio Felipe II
Antoñito Molina : «Madrid abre la mente. Tiene muchos lugares bonitos donde llevar una chirigota»
![El mago en plena exhibición de un truco](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/11/15/1488092267-RZPr6Fgh9YIsuEQr95WZENN-1200x840@diario_abc.jpg)
Luis Boyano es mago y psicólogo, y une ambos saberes para el espectáculo, los talleres motivacionales, y todas esas circunstancias que ocurren en la existencia. Siendo premio mundial de magia por la Federación Internacional de Sociedades Mágicas, es humilde, dicharachero, y rememora sus ... inicios como mimo en el Retiro allá por el 84. Se le puede ver en el teatro Victoria, o encontrárselo por Chamberí, uno de sus barrios dilectos.
Más allá, este hombre, nacido en La Cañiza, en Pontevedra en 1961, es mago en gerundio; esto es, no para de estudiar lo que llama «cultura mágica». Ama la sierra de Madrid como ya viera un tal Felipe II, y ve lo telúrico que tienen los suelos serranos. El sol de Madrid le parece un milagro, igual que el verde de la ciudad, de la región. Critica, eso sí, que la ciudad provoca cierta agresividad en la población por eso tan natural de «ganarse la vida».
Cierto es que el componente mágico de Madrid, en su parecer, ha ido desapareciendo en los últimos años. Acusa que puede ser cuestión de las prisas. Del nomadismo del oso y el madroño en la Puerta del Sol, de la propia Puerta del Sol va teniendo una opinión negativa. Con su varita, haría desaparecer el ruido.
—Usted es mago y psicólogo. No un psicomago, pero, oiga, como experto en la mente, hágame una radiografía del madrileño. Un informe psicológico, vaya.
—La gente está muy loca. (Ríe). No, hombre. Lo que diría es que la gente, por la presión de la ciudad, es un poco agresiva porque tiene que ganarse la vida.
—No sé si los ilusionistas hacen informes, pero le pido otro desde su otra condición.
—Madrid es mágico y la gente de Madrid es mágica. En estos últimos ocho o diez años ha cambiado mucho, eso sí que es verdad.
—¿Para bien o para mal?
—Para mí, para mal. Demasiado turista viene con prisas para no empaparse de la ciudad. Viene a un piso turístico, y sin eso, ya digo, de empaparse de la capital.
—¿Cómo se empapa uno de las calles de Madrid?
—Sabiendo que tenemos un Lavapiés maravilloso, tenemos un Chamberí maravilloso, un barrio de los Austrias donde yo he vivido durante muchos años espléndido. Y si quieres hacer ruta de parques tenemos el parque del Retiro y todo lo que es el parque del Oeste. Y ese verde de Madrid...
—¿El verde de Madrid?
—El verde de Madrid no lo tienen muchas ciudades en Europa. Yo tengo la suerte de vivir en una zona, los Peñascales, entre Torrelodones y Las Rozas, y allí hay un verde que en mi propio pueblo pueblo gallego no lo hay. Además gozamos de una sierra fantástica y maravillosa que la gente no ha descubierto todavía. Pero es que te vas por los bulevares, por cualquier calle de Chamberí, y hay árboles por todas partes. Y además está la Casa de Campo, que no la hemos citado.
—¿Qué tiene la sierra de telúrica, de misteriosa? Eso ya lo vio Felipe II...
—Sólo hay que subir por Abantos, sentarse en la Silla de Felipe II, y ver todo el verde. O al Canto del Pico y contemplar siete u ocho pueblos rodeados de verdor.
—Y la ciudad, ¿es mágica?
—Sí. Primero, hay mucho verde como hablábamos. Segundo, la iluminación de ese sol casi siempre brillante está ahí. Si nieva es fantástico. Es que yo, siendo gallego, intente escapar de tanta lluvia y tanta niebla. O escapé de otras cosas, pero quise venir aquí a formarme como artista y encontré aquí lo que es el Sol. Para mí fue el Sol el verdadero descubrimiento de Madrid.
—¿Qué le puede aportar un mago a la capital?
—O mejor dicho, ¿qué le puede dar Madrid a un mago? Un mago a Madrid no sé lo que le puede dar.
—No me conteste a la gallega ni me haga escapismo, se lo ruego.
—Pues no sé. En Madrid hay magos, muchos y muy buenos.
—Se escapó. Pues siguiente. ¿Es un truco que Madrid sea capital sin un gran río, sin un gran puerto que la comunique con el mundo?
—Antes lo fue Valladolid... Y es el centro, y con el Kilómetro 0 parte todo. Parte hasta un nuevo año.
—Por cierto, ¿qué opina de la Puerta del Sol?
—Tenía antes un oso y un madroño, que ahora lo han trasladado no sé cuantas veces de sitio, lo que es una pena y una tristeza, y lo han afeado. Antes tenía unas farolas fantásticas y divinas. Y ahora hay un cristal que parece el Louvre.
—¿Es crédulo el madrileño?
—No depende de Madrid. Depende de la personalidad. Hay algunos que se dejan llevar y otros que tienen una mentalidad más cartesiana. Esos son los que luego se fascinan, porque saben que no pueden llegar a descubrir la magia.
—¿Volverá a Galicia?
—Volveré a Galicia siempre que esté mi familia.
—¿Cómo echa el día un ilusionista en Madrid?
—Hay mucho trabajo de oficina, promoción. Preparar actuaciones y también dedicar una parte al estudio mágico. Por cultura mágica uno siempre está estudiando.
—Con un click, ¿qué haría desaparecer?
—El ruido. Las prisas.
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