El joven ahogado en el pantano de San Juan se perdió en una zona de 20 metros de profundidad
El bañista de 18 años acudió con amigos y desapareció la mañana del pasado miércoles
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Luto en el pantano de San Juan. La desdicha vuelve a deambular por el embalse tras el hallazgo este jueves del cuerpo sin vida del joven de 18 años desaparecido el pasado miércoles en las aguas de la presa, concretamente en el término municipal madrileño de San Martín de Valdeiglesias, en la conocida playa de El Muro, una de las zonas vigiladas de baño, junto a la playa de la Virgen Nueva.
Todo ocurrió la mañana del pasado 26 de junio. Un grupo de cuatro jóvenes disfrutaban de la popular zona cuando uno de ellos se introdujo en el pantano con el infortunio de no emerger.
Sus amigos, al observar que el bañista no salía de la gran masa de agua, intentaron socorrerlo sin logro alguno. Le perdieron completamente de vista.
A las 15.10 horas avisaron al 112. De inmediato, se estableció un dispositivo de búsqueda en el que participaron efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de la Comunidad de Madrid, así como agentes de la Policía Local de San Martín de Valdeiglesias y de Pelayos de la Presa, además de bomberos y un equipo del Summa 112 y Cruz Roja.
Según la Comandancia de la Guardia Civil, alrededor de las ocho de la tarde de ese mismo día, los buzos realizaron inmersiones de 40 minutos, alcanzando hasta los 20 metros de profundidad —con muy poca visibilidad— y habiendo rastreado unos mil metros cuadrados, siendo la temperatura del agua de 13 grados centígrados. A las nueve de la mañana del pasado jueves, se reanudó la búsqueda del joven, y dos horas después consiguieron localizar su cuerpo sin vida.
No se trata del primer joven que es víctima del pantano en época estival. El verano pasado, un hombre de 34 perdía la vida al sumergirse en el embalse de Picadas, una zona no vigilada conectada con el pantano de San Juan, a tan sólo unos kilómetros de este. Desde 2007, siete personas han muerto ahogadas en el mencionado espacio. Ocho si contamos esta última muerte.
Sólo el pasado verano, según dio a conocer un equipo del Summa 112 —el dispositivo de vigilancia, salvamento y atención sanitaria del embalse de San Juan que controla a los bañistas por tierra, mar y aire— a ABC durante un patrullaje por el pantano, se observaron 1.100 incidencias. Según informa el mismo equipo, cada verano se realizan más de 50 actuaciones de media por casos de ahogamiento. La información fue obtenida a mediados de agosto. Aún no había finalizado el estío. Entonces, el coordinador del operativo aseguró a este periódico que se había observado «una escalada en cuanto al riesgo de las imprudencias de los jóvenes, que buscan nuevos lugares para saltar».
Cabe recordar que los embalses y pantanos no se encuentran exentos de peligro. Los fondos suelen encontrarse muy embarrados, con fangos, piedras, raíces u otros restos enterrados, lo que eleva el riesgo de que los bañistas puedan quedar atrapados. Por ello lo recomendable es bañarse siempre en aguas que estén señalizadas y preparadas. En la región de Madrid, el de San Juan es el único en el que el baño sí está permitido.
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Los servicios de emergencias aconsejan «prestar mucha atención a los remolinos que se originan muy frecuentemente en embalses y ríos. Además, recomiendan utilizar sandalias plásticas para «evitar resbalones».
En cuanto al uso de flotadores, expresan que no hay que «dejarse llevar por las corrientes», ya que es un artículo para «protegerse y no para dejarse llevar por el agua». Y es que según el Informe Nacional de Ahogamientos (INA) que elabora la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, 2024 tiene el segundo peor primer trimestre en ahogamientos desde 2015, al haber fallecido 79 personas entre enero y marzo.
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