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El sospechoso paquistaní confiesa el triple crimen de los hermanos de Morata de Tajuña tras entregarse a la Guardia Civil: «Buenas, soy el asesino»

Dilawar Hussain F. C., de 43 años, ha confesado que cometió los asesinatos en venganza por una supuesta deuda de 50.000 euros

Los tres hermanos asesinados en Morata de Tajuña pidieron dinero al cura y al alcalde del pueblo en plena estafa del amor

Perfiles falsos y promesas de amor: los mensajes con los que engatusaron por Facebook a las hermanas asesinadas de Morata de Tajuña

Los tres hermanos asesinados en Morata de Tajuña REDES SOCIALES

El hombre más buscado desde el hallazgo de los cuerpos de los tres hermanos de Morata de Tajuña, el individuo paquistaní que convivió cuatro o cinco meses entre 2022 y 2023 con los Gutiérrez Ayuso, se ha entregado esta medianoche en la localidad de Arganda del Rey. El Grupo de Homicidios de la Guardia Civil, al frente de las pesquisas, lo ha detenido tras confesar el asesinato y lo ha trasladado al acuartelamiento de Rivas Vaciamadrid, a la espera de registrar esta tarde su vivienda de Arganda con el objetivo de encontrar más pistas. «Buenas, soy el asesino de los tres hermanos de Morata», ha reconocido a los agentes, según ha adelantado Colpisa, antes de revelar el motivo: una venganza por la supuesta deuda de 50.000 euros que él habría prestado previamente.

Los agentes mantienen abierta la reconstrucción del complejo puzle de movimientos y relaciones de Amelia, Ángeles y Pepe, tanto de hace un mes, probable data del crimen, como del último año. Una de las pistas principales versaba alrededor de este hombre, Dilawar Hussain F. C., de 43 años, al que alquilaron una habitación la primavera pasada. Lo hicieron como medida desesperada para poder salir adelante tras el bache económico que atravesaban por las estafas sufridas a manos de timadores del amor.

Primero Amelia, enamorada desde hace siete años de un perfil falso de Facebook que se hacía pasar por un militar estadounidense destinado en Afganistán; y después Ángeles, embaucada por un supuesto 'amigo' del anterior. En total, podrían haber llegado a perder unos 400.000 euros. Y es ahí, en la acuciante necesidad de seguir enviando dinero a sus interlocutores, donde emerge la figura del sospechoso.

Durante la estancia del Negro (así lo apodan sus conocidos) en la vivienda de los tres hermanos, se produjeron dos turbios episodios que lo habían colocado en el centro de la pizarra de los investigadores. Aunque la hermana mayor Amelia ya había llamado a la Policía Local por propinarle unas bofetadas en enero de 2023, el suceso más grave fue el ocurrido el 24 de febrero de ese mismo año, cuando el sospechoso golpeó en la cabeza a la misma mujer con un martillo.

El motivo de aquel ataque no está claro. Algunos allegados apuntan a que el agresor acusaba a su víctima de haberse apoderado de dinero que él tenía guardado en la habitación. Otros, en cambio, señalan que la culpaba de haber dilapidado una importante suma (los 50.000 euros referidos por el propio detenido) que les habría prestado a cambio de una alta rentabilidad en la devolución.

Tal era el grado de engaño, que Amelia y Ángeles iban contando por el pueblo que el novio virtual de la primera estaba a punto de cobrar una herencia de siete millones de dólares por la muerte de un compañero en acto de servicio. Llegaron a recurrir a Don Pascual, el cura del pueblo, y al popular alcalde de Morata, Fernando Villalaín. Sin embargo, ninguno de ellos se avino a satisfacer las solicitudes de dinero de las hermanas, a la que advirtieron de que la estaban estafando. Hasta el banco llegó a llamarlas para alertar de movimientos sospechosos de grandes sumas de dinero desde sus cuentas.

El día del martillazo, la Policía Local se personó en la casa y detuvo al Negro, que fue sometido a un juicio rápido por un delito de lesiones. El Juzgado de Primera Instancia de Instrucción número 3 de Arganda del Rey dictó contra él prisión provisional comunicada y sin fianza, una resolución que confirmó la Audiencia Provincial. Finalmente, fue condenado a dos años de prisión y se le prohibió aproximarse a menos de 500 metros y comunicarse con la víctima durante dos años y seis meses.

La sentencia, no obstante, fue de conformidad, circunstancia que permitió a la defensa solicitar el beneficio de la suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad, sin que ninguna de las partes se opusiera. Comprobado que el acusado reunía los presupuestos legalmente exigidos para la concesión del beneficio (habida cuenta de que de carecía de antecedentes penales y había asumido el compromiso del pago de 2.900 euros de indemnización a la víctima), el juzgado otorgó la suspensión de la ejecución de la pena, condicionada al cumplimiento de no delinquir en dos años y seis meses y satisfacer la citada compensación económica.

Ello explicaría que los primeros días que los vecinos dejaron de ver por el pueblo a los Gutiérrez Ayuso, a mediados del mes de diciembre, el asesino confeso se encontrase en la calle disfrutando de un permiso de fin de semana. El paquistaní regresó entonces a Arganda del Rey, localidad próxima a Morata de Tajuña. Hasta ahora.

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