Dani, el Negro, el asesino confeso de Morata, ahora se desdice del crimen tras ser asistido por su abogada

El detenido por el triple crimen de los hermanos reconoció los hechos al entregarse ante la Guardia Civil, que investiga si recibió ayuda para trasladarse a Morata y regresar a Arganda del Rey

Fin al triple crimen: la venganza de Dilwar cocinada en la cárcel contra los Gutiérrez Ayuso

El asesino los mató a golpes y quemó los cadáveres

Las tres victimas y el sospechoso (en la imagen circular) abc

Dilawar Hussain Fazal Chouhdary, nacido el 7 de mayo de 1981 en Paquistán pero con DNI español, se sentía acorralado desde que el pasado viernes se descubrieron los cadáveres de Pepe (72 años), Ángeles (70) y Amelia (68) Gutiérrez Ayuso, los tres hermanos que, según su primera confesión, asesinó por una alta deuda que le debían.

Ahora, tras ponerse en manos de su abogada, ha optado por no colaborar, desdecirse y luego mantenerse en silencio. Una estrategia legal muy vieja.

Las mujeres acudían con cierta frecuencia a su locutorio de Arganda del Rey y allí entablaron cierta amistad. De carácter aparentemente amable e incluso bromita, Dani el Negro, como se le conocía en su barrio, no tardó en recibir una propuesta de negocio por parte de Amelia: «Si me prestas dinero para cobrar una herencia, te lo devuelvo con una alta rentabilidad en cuanto acabe el proceso», vino a decirle. Ella y Ángeles se habían metido en un agujero negro económico a raíz de las estafas que sufrieron ambas durante años a manos de falsos exmilitares estadounidenses que las 'enamoraron' hasta sacarles todo lo que tenían y lo que no.

Se apunta a unos 50.000 euros, incluidos esos intereses de vuelta, como la cantidad prometida; así que lo que le habría dejado Dilawar sería una suma bastante inferior. La Guardia Civil sospecha que el trato se produjo avanzado 2022. Según explicó el sospechoso cuando el domingo por la noche se entregó en el cuartel de Arganda del Rey, lo había perdido todo: «Las avisé varias veces. Me había arruinado por su culpa. Me quedé en la calle, sin nada ni para comer, y hasta tuve que vender el locutorio», reconoció.

Esos avisos a los que se refería no se quedaron solo en llamadas telefónicas y demás requerimientos. Tras haber vivido en una habitación de los Gutiérrez Ayuso en Morata durante meses, a cuenta del préstamo, en enero golpeó a Amelia en una discusión por la deuda. Un bofetón del que tuvieron constancia las autoridades pero que no se materializó en una denuncia ante el juez.

A la cárcel

El 24 de febrero de 2023, un mes después, Dilawar esperó a que Amelia y Ángeles regresaran a casa para sorprenderlas dentro y a la primera le dio tres martillazos y, una vez en el suelo, una patada. En aquella ocasión, sí fue detenido y puesto ante el juzgado de Instrucción número 3 de Arganda del Rey, que decretó su ingreso en prisión.

Estuvo entre rejas, en Estremera, y el verano pasado, el 12 de septiembre, fue somertido a juicio en Alcalá de Henares, condenándole a dos años de cárcel por un delito de lesiones sobre Amelia y al pago de 2.900 euros de indemnización.

El fallo, sin embargo, preveía la convalidación de la pena si ambas partes estaban de acuerdo y se comprometía a no volver a delinquir durante el tiempo de condena. Al final, se aceptó el trato y quedó en libertad condicional.

Tres domicilios distintos en Arganda

Así, en diciembre, Dilawar se vio solo, sin un euro y en la calle. El 21 de ese mes, se presentó ante unos compatriotas que residían en un piso patera de la avenida del Ejército, 41, de Arganda, pidiéndoles ayuda. Les dijo que estaba sin nada y que, en cuanto encontrase trabajo, les pagaría.

Sus nuevos amigos le aceptaron, aunque nunca les abonó la renta. Ha dejado a deber en torno a 100 euros, sin contar los gastos de los servicios y la comida, a la que le invitaban. Pasaba el día, eso sí, casi siempre en la calle, en parques y plazas del municipio. Consta que era su tercer domicilio en Arganda del Rey desde que llegó a España, amén de los meses que pasó en Morata acogido por los hermanos Gutiérrez Ayuso.

Fue por esos días, si no antes y ya en libertad, cuando acudió a ajustar cuentas con ellos. Los investigadores creen que en un principio no iba a matarlos, como adelantó ABC este fin de semana. Pero la discusión volvió a subir de intensidad y mató primero a golpes a Amelia y acabó con Ángeles y Pepe para que no quedaran testigos. Apiló los cuerpos cerca de la entrada de la casa e intentó meterles fuego con un trozo de madera de una silla. Y huyó. La Guardia Civil cree que actuó solo, sin ningún coautor de los crímenes, independientemente de si algún conocido le llevó y le trajo de Morata de Tajuña con su coche.

Sin reconstrucción de los hechos

Regresó a la casa de los paquitaníes en Arganda e intentó hacer vida normal. La noticia del hallazgo de los cadáveres saltó cerca de un mes después y comenzó a ponerse nervioso. Cuando supo que Homicidios le buscaba, el fin de semana pasado, abandonó el piso y se tiró a la calle. Sus datos y su retrato habían sido difundidos por las patrullas que circulan habitualmente la zona. Hasta que decidió entregarse.

Sin embargo, tras esa primera confesión, llegó su abogada, que le ha recomendado que no hable, para desdecirse de lo declarado inicialmente. Anoche, se llevó a cabo el registro, con su presencia (como ordena la ley), en la última vivienda donde residió. Los agentes también les han tomado declaración a sus compañeros de casa.

La recontrucción inicialmente prevista en el lugar del suceso se va a retrasar debido a que Dilawar, ahora, no aclara si mató a Pepe, Amelia y Ángeles, que a su vez habían sido víctimas de una doble estafa amorosa que también las dejó en la ruina. Está previsto que mañana pase a disposición judicial, para apurar el máximo tiempo legal y hacerle reconsiderar su actual silencio.

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