De carnicería ruinosa a piso 100% adaptado a la silla de ruedas de Maite
Un programa regional convierte locales comerciales en viviendas diseñadas para personas con discapacidad
El tamaño más común es de 60 metros cuadrados y dos habitaciones y los primeros 13 bajos ya están reformados
![Maite y su pareja, Alberto, en la nueva casa, esta semana, en el barrio madrileño del Pardo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/04/06/local-adaptado1-RGty6FQiRZn3Xmz5ALURT4L-1200x840@diario_abc.jpg)
Antes de que le entregaran las llaves de su nueva casa, Maite Marcos buscó la dirección en Google Maps. El bajo A había sido, en realidad, una carnicería del Pardo, un local abandonado tras unos postigos metálicos con una cocina destartalada y un baño ... cochambroso. Hoy es una vivienda recién reformada, blanca y luminosa, con cédula de habitabilidad y adaptada a la silla de ruedas de Maite. Es suya de forma indefinida, a través de un contrato de arrendamiento que ha firmado con el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Cuando fue a visitarla por primera vez, el propio consejero de Vivienda, Transportes e Infraestructuras, Jorge Rodrigo, le dio las llaves.
«Siempre he estado buscando una casa adaptada», asegura Maite en el interior de su nuevo salón, todavía desamueblado. Ella, de 64 años, y su pareja, Alberto Soliz, de 58, se mudarán al Pardo a finales de este mes. Maite ha tardado ocho años en encontrar un hogar así, uno de los 112 que planea obtener la Agencia de Vivienda Social (AVS) a partir de la rehabilitación de locales comerciales. Aunque esta madrileña, divorciada y madre de dos hijas ha sido independiente desde que perdió la pierna izquierda. «Por fumar me cortaron la pierna, cuando llevaba dos años sin fumar, lo había dejado», dice. Empezó a tontear con los cigarrillos a los 14 años; antes de dejar el tabaco consumía un paquete diario. «Me afectó a las arterias, las tenía obstruidas por la nicotina», explica. Dos años después de la operación se separó de su marido y alquiló una habitación en Humanes de Madrid. «El tiempo que estuve en una habitación de alquiler quien iba a la compra era yo», afirma.
Maite vivió tres años en la habitación de ese piso compartido. «Tenía un problema de bronquios y ellos fumaban mucho. Cogí una neumonía. Salí de allí porque no podía vivir allí», recuerda. Entonces, con todos los informes médicos en la mano, con su certificado de discapacidad del 79%, Maite solicitó un hogar adaptado a la agencia regional. Su situación -y los documentos que la avalaban- la colocó en el puesto número 1 de la lista de solicitantes. Y el año pasado, en cuanto hubo una vivienda disponible, se la adjudicaron.
Maite cuenta que ahora reside en un bajo del municipio de Parla con problemas de convivencia vecinal y, sobre todo, de accesibilidad. Recibe una ayuda mensual de 900 euros y paga 438 euros de alquiler. «También es social, porque me redujeron el alquiler y tuve que entregar documentación para aburrir», dice. En el nuevo bajo del distrito madrileño de Fuencarral-El Pardo pagará 53 euros durante los tres primeros meses; después será una cuota fija de 217 euros al mes. Aunque es probable que la cifra se rebaje aún más, informa una portavoz de la Consejería de Vivienda, por el decreto de reducción de la renta que analiza los ingresos del hogar y minimiza esa cantidad, que además se revisa cada dos años.
La reforma del bajo A del Pardo ha costado 80.000 euros. Tiene baldosas y paredes blancas. La cocina, nada más entrar a la izquierda, está equipada con horno, vitrocerámica, extractor, lavabo y caldera. Todo el mobiliario está a la altura de Maite, sentada, que se desplaza mediante golpecitos en el mando de su silla de ruedas. Las manillas de las ventanas también, ubicadas en el tercio inferior de los cristales. Y los interruptores y enchufes, al alcance de su mano. El salón, según ella, es un «salón de baile». «A mí me gusta muchísimo», afirma. Aunque Maite destaca sobre todo el baño.
Antes
Después
![Imagen después - El bajo que ha recibido Maite era una carnicería de titularidad pública abandonada. El baño es un buen ejemplo del cambio](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/04/06/bano-despues-U41622388410aVK-624x350@diario_abc.jpg)
![Imagen antes - El bajo que ha recibido Maite era una carnicería de titularidad pública abandonada. El baño es un buen ejemplo del cambio](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/04/06/bano-antes-U00401116003nPS-624x350@diario_abc.jpg)
Es de baldosas grises, lavabo e inodoro y, lo más importante, una silla de plástico y metal anclada a la pared, dos agarraderas y, en mitad del suelo, el sumidero. «Ahora me puedo sentar en la silla y me puedo duchar. En Parla tengo una alfombra de goma y una silla de plástico, más de una vez me he resbalado y no me he caído de milagro», comparte mientras enseña su baño reluciente. En Humanes reconoce que era más sencillo porque tenía bañera: «Me apoyaba en el borde». En las próximas semanas será aún más fácil: «La diferencia es abismal, el baño está adaptado perfectamente. Mira la silla, los agarres; es una maravilla».
Durante la mayor parte de su vida, Maite ha trabajado como administrativa en la empresa pública Aena. Después de una baja, continuó su vida laboral como limpiadora. «He limpiado mucho y no se me han caído los anillos», comenta. Desde la operación recibe 900 euros mensuales por la discapacidad reconocida del 79%. Antes de divorciarse, lo completaba con una ayuda de la Comunidad de 200 euros que cubría los cuidados de su exmarido. «Cuando estemos casados (mira a su pareja, Alberto), lo vuelvo a pedir», asegura. En el futuro, además, podrá optar a comprar el bajo.
![Imagen principal - Además de la rampa del portal y el baño, la casa está diseñada a medida de su inquilina, con interruptores, enchufes, ventanas y puertas a su alcance.](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/04/06/1479595938-U13568676081rxH-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Además de la rampa del portal y el baño, la casa está diseñada a medida de su inquilina, con interruptores, enchufes, ventanas y puertas a su alcance.](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/04/06/bano-local1-U02838302064dJt-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Además de la rampa del portal y el baño, la casa está diseñada a medida de su inquilina, con interruptores, enchufes, ventanas y puertas a su alcance.](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/04/06/enchufe1-U02547625303Mpn-278x329@diario_abc.jpg)
«Estas viviendas sociales solo pueden comprarlas los inquilinos, nunca terceras personas», confirma una portavoz regional. En total, este programa de la Agencia de Vivienda Social reformará 112 locales de titularidad pública en distintos municipios de la región. Ya están listas 13 viviendas adaptadas, varias en la capital, en los distritos de San Blas-Canillejas y Villaverde, y hay otras 40 en distintas fases de desarrollo. El objetivo es destinar 9 millones de euros a las reformas, de los que 2,6 millones se habrán ejecutado a finales de 2024.
Todos los bajos renovados cumplen con las superficies de vivienda de protección pública fijadas por la Comunidad. Algunos tienen hasta cuatro dormitorios, aunque el tamaño más común es de unos 60 metros cuadrados y dos o tres habitaciones. Como el de Maite, con dos habitaciones y ventanas que se abren en todas las estancias. El salón y uno de los dormitorios miran a la calle, una estrecha que parte de la céntrica plaza del Pardo, a los pies de la iglesia, donde se despliegan varias terrazas entre los árboles.
La cocina, el baño y la segunda habitación del bajo A dan a un patio interior repleto de maleza, altos hierbajos que rodean una bonita fuente en desuso. Si dobla la esquina de su calle, Maite se encuentra con la ribera del río Manzanares, una lengua verde en la que cantan los pajarillos. Es la segunda vez que la pareja visita la casa, todavía vacía, aunque han hecho algunas excursiones más al Pardo para pasear por su nuevo barrio. Maite está convencida: «Me gusta El Pardo. Es tranquilo, y yo lo que quiero es tranquilidad».
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