Cartas al alcade
La extremaunción del artesano
Creo que ya se ha perdido, alcalde, un linaje de gentes de vocación, una genealogía de devotos del objeto, sea libro el objeto, o cosa distinta, donde la mercancía, en fin, es siempre un material sagrado
Donde latinear (25/07/2023)
Vamos viendo, no sin nostalgia, alcalde, que prosperan últimamente ciertos oficios de auge digital, casi todos bajo nombre en inglés, desde community manager hacia arriba, o hacia abajo, lo que avala lo sospechado: están viviendo olvido, o ruina, los oficios de artesanía, que son ... no ya de época analógica, sino anterior.
No nos referimos sólo a los empleos manuales. Nos referimos a aquellas dedicaciones íntimas de esmero y minucia, donde el artesano es un cruce de artista y amigo. Ya no existen sitios donde igual reencuadernan un ejemplar alicaído que aconsejan a los estudiantes sobre unos títulos, o bien sobre otros.
Creo que ya se ha perdido, alcalde, un linaje de gentes de vocación, una genealogía de devotos del objeto, sea libro el objeto, o cosa distinta, donde la mercancía, en fin, es siempre un material sagrado, y los clientes son siempre un vecino de sensibilidades, venga el vecino de donde se venga.
Hemos tenido, en Madrid, poetas de su propio empleo, desde el libro al juguete, o al disco. No sustentaban un negocio sino un mostrador de afectos. Les ha pasado lo que a la Gran Vía, que ya es otra Gran Vía. Donde hubo un cine, hoy venden calzoncillos para futbolistas. Donde hubo una tienda de muñecas, que también era un sanatorio de muñecas, hoy venden móviles japoneses. Donde hubo un local de librero, y me cuido de decir librería, hoy venden televisiones del tamaño de un telón de los que también hubo por la zona, porque hasta teatros tuvo la Gran Vía.
Es faena rara, difícil, casi imposible, el encontrar, hoy, una zurcidora en Madrid, un ebanista, un encuadernador, o un deshollinador, alguien que no sólo te arregla una levita de los ochenta o las obras completas de Lorca, edición en cuero, sino que te da tertulia de tarde memorable.
Todavía nos quedan cosas que llevarles a todas estas gentes medio desaparecidas, o en extremaunción. O sea que las cosas no las llevamos a ningún sitio. Se acabaron aquellos tiempos de maravilla, cuando el negocio no era negocio sino poesía.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete