Cuesta de Moyano, entre el susto y el alivio

Me da alegría que haya agua, y haya luz, en la primera feria del libro de Madrid , alcalde, y fíjese qué precario panorama vienen soportando los sagrados libreros que la luz y el agua, dos derechos primarios, nos traen el alborozo. Se arregló la avería que tenía a Moyano sin agua, y esto es noticia, o notición, incluso, por el tiempo de desamparo transcurrido, pero ahora me entero de que el precio de la reparación pudiera recaer en los propios libreros. La novedad, así, es un susto. La reparación es la reparación de una fuga en una caseta cerrada , y vacía, durante muchos años, y presenta una factura de más de cinco mil euros . Naturalmente, este es un dinero abultadísimo, para la economía de quien vive del libro de segunda mano , y además es un dinero injusto, porque eso corresponde a los seguros pactados.

Hay que echar siempre una mano a estas gentes que venden a Rubén Darío, o a Quevedo, porque la cultura es la prosperidad mayor, pero cojea de tesorerías. La reclamación al consistorio, y al Canal de Isabel II, y a algún otro sitio preceptivo, a propósito de la falta de agua y la avería de causa, se vino reiterando mucho, en el tiempo, hasta que al fin se le ha dado remedio a la rotura . Tarde, pero algo es algo. Aunque la demora inexplicable lleva a una factura intratable, y de eso debiera hacerse cargo una aseguradora, y nunca un particular, que vive de la fina lluvia de la oferta de añejas artesanías. Cuesta tragar que quienes denunciaron estar sin agua tengan que pagar el agua que nunca tuvieron. Ojalá haya arreglo, alcalde. Ahí en septiembre, según la atareadísima Asociación Soy de la Cuesta, habrá informe para declarar Moyano Bien de Interés Patrimonial , o Patrimonio Inmaterial. Es de justicia. Como la luz y el agua.