Un año del adelanto electoral que dinamitó el Gobierno PP-Cs e inició la ‘era Ayuso’
La presidenta se arriesgó con la jugada, y logró borrar a Pablo Iglesias, jibarizar a PSOE y MM y sacar de la ecuación a Ciudadanos
Nueve de la mañana: los medios anuncian una moción de censura en Murcia, por la que PSOE y Cs pretenden descabalgar al PP del Gobierno regional. Diez de la mañana:comienza el consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, con los 13 consejeros –entre ... ellos el vicepresidente Ignacio Aguado – y bajo la presidencia de Isabel Díaz Ayuso . Los asuntos de rutina se van desgranando:prórrogas de contratos, la aprobación de la modificación puntual del plan de urbanismo de Getafe, la aprobación de unos gastos de emergencia en Políticas Sociales...–. Pasadas las doce, la reunión toca a su fin. Los consejeros comienzan a recoger sus papeles, cuando la presidenta toma la palabra y les deja pegados a sus sillas: «Voy a adelantar las elecciones».
Había activado el botón nuclear, y la detonación se llevó por delante el primer gobierno de coalición en la Comunidad de Madrid. A partir de ese momento, comenzó una reacción en cadena que dio lugar a un intento desesperado por parte de la oposición en la Asamblea de frenar el adelanto electoral, interponiendo a la carrera una moción de censura; y que terminó, tres horas después, con el cese de todos los consejeros de Ciudadanos.
Díaz Ayuso asumió un enorme riesgo con esta jugada: si le hubiera salido mal el adelanto electoral, podría haber perdido el Gobierno o haberse encontrado en una situación tan incómoda como la precedente, o aún peor. Y eso que, según su entorno, era difícil empeorar: la desconfianza hacia su socio de la formación naranja había ido a más con la cohabitación.
Avalmadrid, el primer choque
Desplantes, intentos de pisarse el protagonismo en la presentación de iniciativas, malas palabras, malestar poco o nada disimulado... el matrimonio político Ayuso-Aguado se iba disolviendo a la vista, como un azucarillo. En el PP siempre acusaron a sus socios de «deslealtad», desde que, a apenas dos meses de formarse gobierno, Cs decidió apoyar la creación de una comisión que investigara las presuntas irregularidades en Avalmadrid , relacionadas con la empresa de la que fue socio el padre de Díaz Ayuso. Un golpe en la línea de flotación del Gobierno que marcó un antes y un después en las relaciones entre los socios. Y era sólo septiembre de 2019.
Cs y PP gobernaban juntos, pero estaban compitiendo en una carrera de obstáculos, y su relación se agriaba por momentos. El tope llegó el 4 de marzo del año pasado, cuando los naranjas presentaron un proyecto de Ley de Igualdad en la Asamblea sin avisar a Díaz Ayuso y complicándole de paso la relación con el tercero en discordia, Vox, cuyos votos eran imprescindibles para aprobar el preuspuesto regional.
Esta ley fue la puntilla. Y, seis días después, el anuncio de la moción en Murcia se convirtió en la gota que colmó el vaso de la paciencia de Díaz Ayuso: dio el paso aún a riesgo de equivocarse, y logró cosechar un gran triunfo ; tanto que, doce meses después, ha conseguido borrar del mapa a Ciudadanos, retirar a Pablo Iglesias –que dejó la vicepresidencia del Gobierno de la nación para competir con ella como cabeza de lista de Unidas Podemos–, debilitar a PSOE y Más Madrid –ni sumando los votos de ambos alcanzan los que ella logró el 4-M–, y neutralizar a Vox.
Relevos
Ninguno de los protagonistas políticos que entonces tenían cargo en plaza en la Comunidad siguen allí, salvo la propia Díaz Ayuso y la líder de Vox, Rocío Monasterio : ni José Manuel Franco , que era secretario general del PSOE de Madrid; ni Ángel Gabilondo , que era el portavoz de este partido en la Asamblea; ni Pablo Gómez-Perpinyá , que encabezaba Más Madrid (ahora diputado regional y senador); ni Isa Serra , cabeza visible de Unidas Podemos por entonces.
Quienes acompañan a diario a la presidenta aseguran que el 4-M se quitó un enorme peso de encima, y desde entonces ha podido «gobernar en solitario, y no como antes, que muchas cosas se paralizaban o entorpecían ». Su gestión resulta ahora, insisten, «mucho más ejecutiva y operativa», y apuntan como prueba las leyes y planes que ha podido tramitar desde que formó gobierno, en julio de 2021: «La ley de rebaja del IRPF, los presupuestos, la Ley de Mercado Abierto, la Ley Maestra, la ley de eliminación de impuestos propios». Otras, como la de blindaje de rebajas fiscales, están en el camino, atascadas por un desencuentro con Vox. Pero también se ha podido poner en marcha el plan de Natalidad», un ejemplo de actuación que afecta a varias consejerías y que «en el Gobierno de coalición, era mucho más complicado; lo transversal era difícil de sacar adelante».
La primera actuación del PP en la nueva legislatura de Díaz Ayuso fue la modificación de la Ley de Telemadrid : el cambio en la dirección que permitió a la presidenta prescindir de los gestores del ente público de la época del Gobierno de coalición. La dirección había sido nombrada por amplio consenso de las fuerzas políticas en la Asamblea para seis años, pero el cambio de ley propiciado por el PP acortó este periodo y puso al frente del ente a un administrador provisional, José Antonio Sánchez, apoyado por PP y Vox.
El triunfo y el miedo
Aupada por los datos del 4-M y por una pasmosa popularidad, Díaz Ayuso ha disfrutado de estos doce meses de gobierno «en libertad». Pero esa misma ascensión pudo despertar alguna inquietud en el seno de su propio partido, y desatar miedos o inseguridades que, no obstante, en su equipo no ven como única causa de la hecatombe que ha borrado a la anterior cúpula del PP. La denuncia de espionaje a Díaz Ayuso desde su partido, que éste negó, y las acusaciones sobre presuntas irregularidades en un contrato vinculado a su hermano , terminó en el enfrentamiento directo de ésta con el presidente nacional. Pero más allá de Madrid, la reacción prácticamente unánime de los líderes populares en todas las regiones ha sido invitar a Casado a marcharse.
Queda un año y poco más para el nuevo ciclo electoral en Madrid. A Díaz Ayuso le toca, dicen los suyos, «volcarse en la gestión, recuperar la normalidad». Y prepararse para volver a ser, en 2023, cabeza de lista por la Comunidad de Madrid.
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