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El Juan Sebastián de Elcano atraca en Londres antes de su regreso a España tras un viaje de seis meses

El buque escuela ha llegado esta semana al Reino Unido, tras once años desde la última vez que atracó en la capital británica.

Los próximos pasos de Leonor en su formación tras dejar la Academia de Zaragoza

El buque escuela Juan Sebastián de Elcano en el rio Támesis, Londres Ivannia salazar
Ivannia Salazar

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A tres años de cumplir un siglo de servicio, ya que fue botado el 17 de febrero de 1927 en Cádiz, el Juan Sebastián de Elcano ha llegado esta semana al Reino Unido. Entre el paisaje urbano de Isle of Dogs, una península al este de Londres rodeada por el Támesis por tres lados, destacan los cuatro mástiles y los 113 metros de eslora de un barco en el que durante los últimos meses han viajado 244 personas, entre la tripulación y los guardiamarinas que realizan este crucero como parte de su formación. Este lunes, recibieron a la prensa española en una visita por el que es sin duda el buque español más emblemático y presentaron los honores el embajador de España en Reino Unido, José Pascual Marco, antes de su partida hacia Galicia el próximo viernes.

Detrás de las vallas de seguridad, varias personas con banderas españolas saludaban. Entre ellas estaban José Luis Alcaide y Ana Isabel Samper, padres del joven marinero Luis Alcaide, de 22 años, que forma parte de la tripulación. «Venimos de Murcia a Londres expresamente para verlo porque llevamos cinco meses hablando con él solo por teléfono», explicaron en conversación con ABC. La vocación le viene de familia: «Vivimos donde está la Academia General del Aire, mi marido es parte del Ejército del Aire y él desde pequeñito quería seguir los pasos de su abuelo y de su padre», explicó Ana Isabel, que añadió que «la vida militar la llevamos en la sangre».

«Siempre le hemos inculcado estos valores, y la bandera nacional es nuestra patria y damos nuestra vida por ella», agregó su padre, quien dijo que «nos sentimos muy orgullosos de él» y esta experiencia «le ha cambiado hasta la voz. Cada vez que hablamos con él, es una alegría la que tiene en el cuerpo por estar viviendo esta experiencia en una embajada flotante de España». Henchidos de orgullo, recuerdan que en el próximo crucero su hijo será parte de quienes compartan su tiempo con doña Leonor, quien participará el próximo año como parte de su enseñanza militar. «Que nuestro hijo esté con la Princesa de Asturias es algo que no se puede explicar, nos da muchísimo orgullo, es un premio más a todo lo que él está viviendo».

También esperan fuera para poder abrazar a su hijo, que viene también de una familia de carrera militar, Sol Cuquerella, y Gonzalo Rizo, padres de un guardiamarina de 21 años que lleva el mismo nombre que su padre y que está en tercer curso de la Escuela Naval. Sus progenitores están «muy emocionados y orgullosos» de que esté haciendo este «crucero precioso, que es una oportunidad maravillosa para él… y nosotros desbordamos de alegría». No hace falta que lo digan. En su mirada hay un brillo indescriptible y ABC fue testigo del abrazo a tres bandas en el que se fundieron minutos después.

Sus casos no son únicos. Según explicó el Capitán Luis Carreras-Presas do Campo, comandante del buque, una de las características de quienes eligen este camino es la vocación, y el barco tiene una función muy importante en su carrera. «Este es el buque escuela de la Armada Española, que en 1928 hizo su primer crucero de instrucción y ya estamos terminando el número 96». En este barco, «los guardiamarinas, que son los alumnos de la Escuela Naval Militar, en el tercer año de carrera, pasan seis meses a bordo», como parte de «una carrera de cinco años en los que además de una ingeniería mecánica en el Centro Universitario de la Defensa, estudian las materias necesarias para terminar los cinco años de carrera como oficial de la Armada».

El Juan Sebastián de Elcano en Londres ivannia salazar

El comandante detalló que «la primera misión del barco es contribuir a la formación militar, naval, humana y social en valores militares, en convivencia, en contacto con la mar y en navegación tradicional», mientras que «la segunda, muy consolidada a lo largo de los años, es apoyar la acción exterior del estado mediante la diplomacia naval que hacen todos los barcos de la armada». «Participamos con la dotación y los guardiamarinas en apoyar a las actividades del Embajador o Embajadora de España en los países que visitamos y en él se organizan actividades sociales, militares, académicas o culturales».

Carreras-Presas do Campo detalló que en este viaje, que empezó el 13 de enero en Cádiz, «llevamos 83 guardiamarinas a bordo», de los que ocho son mujeres, y «a los que el 12 de julio desembarcaremos en el puerto de Marín, Pontevedra», sede de la Escuela Naval Militar. «Hemos visitado Brasil, Santo Domingo, hemos cruzado el canal de Panamá para ir al Pacífico, hemos hecho escala en Manzanillo, México; San Diego en los Estados Unidos, hemos vuelto a cruzar el canal de Panamá hacia el Caribe, hemos subido a Nueva Orleans, hemos ido a Boston y ahora estamos aquí en Londres». En su opinión, «ha sido muy bonito porque hemos navegado por aguas muy evocadoras para nosotros, porque han sido marinos españoles los que han prácticamente descubierto la ciencia de la navegación» y «los mares que cruzamos, incluso los ríos que remontamos, son lugares donde los marinos españoles que nos precedieron a lo largo de la historia han navegado, y eso es muy inspirador para nosotros».

Así lo confirma Sara Grelo, de 21 años, que es de Pontevedra y explicó que lleva «toda la vida viendo a los guardiamarinas» en la ciudad y «siempre me llamó la atención y quería entrar». «En el crucero tenemos mucho apoyo, aprendemos todos los días con los oficiales que nos van guiando en todo», asegura, y dice que lo más impactante de estos meses ha sido «estar en tantos países en un período tan corto, porque nunca en mi vida había estado tan lejos de casa».

Españoles en Londres admirando el buque escuela Juan Sebastián de Elcano en el rio Támesis ivannia salazar

El también guardiamarina de primero, Jaime Artímez, madrileño, dice que desde pequeño nunca se planteó otra cosa que no fuera entrar al Ejército «y cuando llegó el momento me decanté por la Armada y estoy muy contento con la decisión». Con respecto a estos seis meses, asegura que «es una experiencia inolvidable, un gusto y un placer viajar en este buque que, navegando a vela, nos da la sensación de sentirnos uno con el mar» y afirma que «es increíble estar en medio del Atlántico escuchando nada más que el viento y el movimiento de las velas» y aprender a la vez de la experiencia «más humana» del «compañerismo» que hay en su interior.

El embajador José Pascual Marco se mostró «encantado de recibir al Elcano antes de su vuelta a España» y declaró que al buque, que «llega aquí tras un viaje que le ha llevado a recorrer dos grandes océanos y remontar dos grandes ríos como son el Mississippi y el Támesis, le esperan encantados los 400.000 españoles en el Reino Unido y los 300.000 que viven en el área del Gran Londres», muchos de los cuales van a tener la oportunidad de visitar esta semana este barco «que representa magníficamente a nuestro país, a España».

Para el capitán, máxima autoridad en la embarcación, «todo el que ha pasado por aquí tiene un sello indeleble en el alma» y al buque se le tiene cariño en toda España porque además de ser «muy bonito, es un gran velero de cuatro palos con esta preciosa silueta, pertenece a la Armada y la Armada creo que lleva siglos ganándose el respeto, el cariño, e incluso diría la admiración de mucha gente». Y además, «el barco irradia el optimismo y la jovialidad propia de la formación de jóvenes militares».

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