Jóvenes marroquíes en Ceuta: «El presidente dice que aquí hay trabajo»
Recién llegados a la ciudad autónoma, explican que arriesgan sus vidas en el mar animados por las noticias sobre los 250.000 empleos para inmigrantes que el Ejecutivo español lleva meses anunciando
La travesía a Ceuta: ocho horas en el mar, niebla y gritos de los que se ahogan
![El CETI acoge a 800 adultos a pesar de tener 500 plazas](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/08/30/IMG_5286-RedAgnZ0dbRsvTMrfhSOu4L-1200x840@diario_abc.jpg)
Una larga travesía que no todos consiguen hacer en la bahía de Ceuta desde Castillejos a la playa de El Chorrillo. Unos seis kilómetros. Muchos mueren y otros no lo logran hacer en varios intentos. Alil Merghad lleva la camiseta de España con la ... estrella de campeones despegada, pero no habla muy bien el idioma. Sin embargo, usa bien las nuevas tecnologías. Así es como consigue comunicarse. En el móvil tiene un traductor de Google con fiabilidad. Acerca el micro y pide que se le haga una pregunta, lee la traducción y responde con el móvil en árabe, que traduce para que se pueda leer en español.
La conversación a través de este teléfono desvela una tragedia con la foto de su madre de fondo de pantalla. «Ella ha muerto. Mi padre también. No tengo a nadie y por eso lo intenté ocho veces hasta que conseguí llegar. Cuatro de mis amigos han muerto en el mar», señala este joven de 19 años en la puerta del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta.
Pese a los que se quedaron en la travesía, Alil se arriesgó hasta conseguir pasar hace dos meses. «Estuve en la naves del Tarajal como menor, pero me hicieron las pruebas y era mayor de edad. Me echaron y ahora estoy aquí en el centro», explica este migrante, que ha solicitado asilo, después de que las pruebas oseométricas de la muñeca para medir varios parámetros de crecimientos arrojara la certeza de que no era menor. Ahora dice que quiere trabajar de cocinero en España. «Dicen que aquí hay trabajo. Quiero ganar dinero y, si Alá quiere, formar una familia», asevera.
Las noticias interesadas, sesgadas, han corrido como la pólvora entre los que tienen la esperanza de encontrar un mundo mejor. En los móviles se hacen grupos en los que se comparten unas palabras del presidente Pedro Sánchez diciendo que faltaban 250.000 trabajadores. No se habla de inmigración regulada ni de los requisitos a cumplir. Solo de una falta de mano de obra que hay que paliar con inmigrantes. «El presidente dice que aquí hay trabajo, que hacen falta trabajadores», decía como motivo para saltar al agua Riduan Blatet, que fue menor en Ceuta y que dice que tiene a sus hermanos en Santander.
«Quiero trabajar de barbero en Barcelona», señala Ismail, de 20 años. Es uno de los argelinos que ha entrado a nado estos días en Ceuta. Tiene experiencia. Es el oficio de la familia. Lleva ayudando en la barbería de sus padres desde que era una niño. Ahora, cuando trata de buscar un futuro en Europa, su sueño es poder llegar a Cataluña, mientras pierde la esperanza de que los amigos con los que empezó la travesía estén vivos. «Seguro que han muerto», afirma.
![Imagen principal - Menores inmigrantes a las puertas de un centro de acogida de Ceuta](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/08/30/IMG_5279-U10568503118Kno-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Menores inmigrantes a las puertas de un centro de acogida de Ceuta](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/08/30/IMG_5287(1)-U46010524540pht-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Menores inmigrantes a las puertas de un centro de acogida de Ceuta](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/08/30/IMG_5283-U64107848343tfv-278x329@diario_abc.jpg)
Trabajo es lo que también quiere Mohamed Zohar. Tiene la cara con unos apósitos por una heridas. «Me las hice cuando entré nadando», asegura mientras se prueba unas zapatillas en una escaleras del polígono del Tarajal, donde a duras penas escribe en su libreta su nombre y un 17 para decir los años que tiene. Es uno de los menores que están esperando para ser acogidos en las naves donde el Gobierno de la ciudad autónoma ha dispuesto tiendas de campaña para los espacios comunes, comedor, aseos, vestuarios y unos bungalós prefabricados como barracones para dormir. No es aquel hormigón frío de 2021, cuando los niños buscaban una manta en el suelo, una hamaca o una estantería industrial para pasar la noche entre las calles de ese polígono sin vida, en otro tiempo centro del porteo y ahora lugar de acogida y de negocios cerrados.
Mohamed dice que no quiere estudiar. «No, no. Quiero trabajar», añade este menor antes de salir corriendo cuando ve una cámara de televisión. Ceuta tiene 500 adolescentes como Mohamed acogidos en varios centros. El de Piniers está desbordado. Desde el Gobierno de Ceuta se explica que están poniendo unas tiendas para alojar mientras llegan los bungalós como los que hay en las naves. El centro de la Esperanza está lleno y ya hay varios 'recursos' fuera de estos grandes centros.
Quejas de los vecinos
En una de las urbanizaciones a las afueras hay dos chalets convertidos en centros de menores. «La educación es el arma más poderosa», se lee en unas de las paredes mientras uno de los alojados se asoma por una ventana desde un tejado. Ahí ha habido quejas de los vecinos por la actitud de algunos de los 30 alojados. Hay otro chalet más adaptado en Varela, otra parte de la ciudad, y menores en el hotel Dos Mares, casi en el centro de Ceuta.
La noche del jueves se dieron de alta siete menores, pero han salido algunos en acogida. La presión sigue igual. De los 80 que debería acoger Ceuta, tiene 500. «No podemos ser una gran ciudad refugio. Necesitamos que deriven menores a otras comunidades, que el Gobierno nos de lugares donde hacer centros de acogida, más recursos y que nos financie ante esta emergencia», explica el consejero de Presidencia, Alberto Gaitán, que describe la situación de la ciudad de «drama humanitario».
Una tragedia que tiene cifras. En la última semana, la Delegación de Gobierno en Ceuta explicó que había 500 intentos de saltos al día, con picos de hasta 700. El lunes, con la niebla, hasta 1.500 personas intentaron lanzarse al mar. La tragedia tiene a la ciudad desbordada. No solo de menores, sino también de adultos, donde el CETI tiene casi 800 personas, cuando hay plazas para 500. Todos piden asilo político para poder buscar un hueco que los lleve a la península para empezar a cumplir su sueño europeo. Ese mismo por el que muchos han muerto. «En los próximos días seguirán saliendo cuerpos. No tenemos cifras, pero habrá aquí, otros saldrán a la costa de Marruecos y no nos enteraremos y habrá otros que ni siquiera los saque el mar», afirma Gaitán.
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