La travesía a Ceuta: ocho horas en el mar, niebla y gritos de los que se ahogan
Miles de personas han intento entrar desde Marruecos bordeando la frontera desde el pasado domingo
Un recuento a la puerta del Centro Temporal de Inmigrantes arroja casi 60 fallecidos o desaparecidos
Ceuta soporta una presión migratoria «extrema» con 500 intentos de entrada diarios a nado
Hicham El Habanette es una víctima de las circunstancias. Natural de Agadir, perdió a parte de su familia en el terremoto del año pasado que asoló el Atlas. El 9 de septiembre se cumple un año de la tragedia. Luego murió su padre, el ... cabeza de familia. Sin futuro y siendo uno de los responsables de sacar al resto de esa familia adelante, este verano decidió buscar fortuna en Europa. Hace unos días se subió a un autocar en su ciudad para hacer una travesía de casi diez horas por carretera hasta el norte de Marruecos. Una vez allí, esperó a que hubiera niebla y que la visibilidad de las autoridades fuera nula. Entró en una avalancha y se lanzó al mar el lunes a las 23.00 en Castillejos. «Estuve ocho horas en el agua con la niebla. No tenía miedo. Solo pensaba en que al llegar iba a tener otra vida», explicaba Hicham ayer a ABC en la puerta del Centro de Internamiento Temporal de Extranjeros (CETI).
Ante la valla, hablando con los guardias de seguridad, hay un grupo de una veintena de personas. Son todos mayores de edad, quieren ser acogidos en este centro, pero está colapsado. Según fuentes de la Delegación de Gobierno en Ceuta, hay 790 inmigrantes acogidos, cuando la capacidad es para 512. Se están multiplicando las plazas habilitando zonas para residencia que estaban destinadas a otros usos. Es uno de los puntos críticos de esta crisis migratoria, que tiene a la ciudad autónoma desbordada, mientras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está de gira por África con un ojo en Canarias.
En la playa del Tarajal, la vida discurre por la tarde con normalidad. No hay entrada ni despliegue. La visibilidad deja ver con facilidad las costas de Marruecos. «Si la niebla entra con el levante, puede que intenten entrar», dice un trabajador de la zona. Riduan Blalet entró el lunes con niebla y de noche. Es de Tetuán. Recuerda los gritos de los que se ahogaban. «Los que gritan son los niños. Son los que se ahogan. Mientras nadaba le dábamos a uno un flotador, a otro aletas. No queremos que mueran. Aquí, entre todos, este mes sabemos que hay 60 ahogados o desaparecidos», señala este marroquí de 39 años.
Su historia es peculiar. Riduan fue un menor no acompañado. Un 'mena'. Hace años entró en Ceuta de forma ilegal. Fue acogido. Lo llevaron a Madrid y hasta estudió en el instituto Rosalía de Castro de Leganés. Vivió diez años en Madrid, pero en 2012 se quedó sin trabajo por la crisis. Decidió irse otra vez a Marruecos. Doce años después, el hambre aprieta y no tiene nada que lo sujete en su país: «Te arriesgas porque necesitas comer. Tienes que hace algo para sobrevivir. No puedes vivir con 300 euros al mes, como en Tetuán». Por eso se lanzó al agua y cruzó, pero no se quita de la cabeza a los muertos.
«Demasiados muertos»
«Se les oía gritar. Se les oye gritar antes de ahogarse desde la playa. Llegan y se meten si hay niebla, pero no saben cómo va la marea. Muchas veces entran cuando el mar los lleva hacia adentro. Hay que entrar cuando viene del sur, que te saca a Ceuta. Muchos llegan de otras partes de Marruecos, ven la niebla, se meten en el agua y mueren. Son demasiados muertos este mes», añade Riduan.
![Imagen principal - Jóvenes llegados a Ceuta en los últimos días](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/08/29/ceuta1-kIRC--758x470@diario_abc.jpg)
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El esfuerzo es titánico. «He nadado unos seis kilómetros. Estuve nueve horas en el agua. Tengo familia en Murcia y espero encontrar trabajo de soldador», añade Kamal Zakrati, que llegó desde una pequeña localidad cercana a Casablanca, también con un trayecto de casi medio día en autobús. Entró en una de las avalanchas para sobrepasar a las autoridades marroquíes. «Somos cientos, los militares en Marruecos paran a unos 200, luego la Guardia Civil pilla a otros 150, pero los 20 ó 30 que estamos aquí somos los que hemos tenidos suerte. Nos hemos colado y hemos sobrevivido», añade Riduan.
Muchos de estos son menores. Ceuta tiene ya en sus centros más de 500. Su capacidad de acogida es de 80. Cuando se sobrepasan los 150, ya tienen que empezar las derivaciones. No llegan a tiempo. Los tres centros están viendo formas de ampliar. El de la Esperanza está por encima de su capacidad. Piniers en una gran ciudad de acogida. Las naves del Tarajal han vuelto a ser un punto de estancia temporal para los niños. No hay sitio donde meterlos, hasta se está barajando pedir al Ministerio de Defensa que ceda cuarteles en desuso para habilitarlos. Se buscan soluciones de urgencia mientras el Gobierno de Sánchez mueve ficha y las comunidades autónomas se ponen de acuerdo para ampliar los cupos.
Mientras tanto, Canarias y Ceuta planean una cumbre entre ambas para ver cómo dan respuesta a esta crisis. Además, en la propia ciudad autónoma, el presidente Juan Jesús Vivas (PP) trata de sellar una acuerdo con el PSOE para hacer un foro de la inmigración en el que poner de acuerdo demandas comunes y hacer presión para lograr ayuda. La petición de auxilio de Ceuta es desesperada. Si en las noches de nieblas siguen entrando inmigrantes por las playas, se teme que acaben en las calles por no tener un lugar digno donde alojarlos.
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