La Italia de Meloni presume de reducir una inmigración ilegal que triplicaba la de España
Las llegadas irregulares a ambos países se han igualado este año por encima de las 30.000
Ceuta soporta una presión migratoria «extrema» con 500 intentos de entrada diarios a nado
Italia ha logrado una llamativa caída en el número de llegadas de inmigrantes irregulares a sus costas a pesar de la convulsión que se vive en el norte de África, sobre todo en Libia. Estos son los datos ofrecidos el pasado día 15 por ... el ministerio italiano del Interior: en los primeros siete meses de este año, las llegadas de inmigrantes a las costas italianas cayeron un 62,36% respecto al anterior, frente a un auge de los desembarcos en España y Grecia.
Los flujos migratorios, constata el ministerio italiano, han disminuido drásticamente en el Mediterráneo central (-64%) y en la ruta de los Balcanes (-75%), mientras que se ha producido un aumento de las llegadas en el Mediterráneo occidental y oriental que han afectado, en particular, a España (+153%) y Grecia (+57%). Desde el inicio del año hasta finales de julio, en Italia desembarcaron cerca de 40.000 inmigrantes, frente a los más de 113.000 en el mismo periodo del año anterior, según datos del Gobierno de este país. Hay cierto optimismo en el Ejecutivo italiano por considerar que su política de inmigración ha logrado disuadir a decenas de miles de inmigrantes irregulares a zarpar hacia sus costas. Ahora los traficantes de seres humanos los dirigen a otras rutas, como la de Canarias.
Para reducir drásticamente los desembarcos en Italia, ha sido decisiva la estrategia del Gobierno de Giorgia Meloni en una doble dirección: por una parte, mano dura contra la inmigración irregular y, por otra, una eficaz política exterior, firmando importantes acuerdos con los países norteafricanos, en el contexto de un amplio plan con muchos de ellos para frenar los flujos migratorios.
Este mismo año, el Gobierno Meloni ha restringido con decretos y una serie de restricciones el derecho de asilo, negándolo a la gran mayoría de los inmigrantes que logran llegar a las costas italianas. A este respecto, su Ministerio del Interior ofreció el 15 de agosto los porcentajes de este año en comparación con el mismo período del anterior: un aumento de hasta el 91% en denegaciones de solicitudes de asilo (prácticamente duplicadas), del 104% en revocaciones de protección internacional para personas que ya se encuentran regularmente en Italia y del 952% de terminaciones de protección internacional previamente concedida. La oposición critica esta dura restricción del Ejecutivo de Meloni: «Es un puño de hierro sin precedentes», escribe 'La Repubblica', de izquierda. A ese panorama de restricciones para cerrar la puerta a los inmigrantes irregulares hay que sumar también las dificultades que pone ahora Italia a las naves humanitarias de las ONG.
El efecto Meloni
Para contener los flujos migratorios, muy importante ha sido también la política exterior de Giorgia Meloni en África. La primera ministra viajó varias veces a los países de los que proceden la mayoría de los inmigrantes que llegan a las costas italianas: Libia, Túnez y Egipto. En algunas de las visitas a las capitales de esos países se hizo acompañar por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen -con la que también viajó Sánchez a Mauritania en febrero-, y firmó acuerdos de cooperación y ayuda, implicando así a la UE. Meloni viajó a Túnez cuatro veces en menos de un año. Con el autoritario presidente tunecino, Kais Saied, Italia y la UE firmaron generosas ayudas económicas de 331 millones de euros a cambio de frenar las salidas de inmigrantes de sus costas. Giorgia Meloni ha podido cantar victoria: los flujos migratorios procedentes de Túnez se han reducido un 77% en lo que llevamos de año en comparación con el mismo periodo de 2023.
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La primera ministra italiana cerró también un importante acuerdo energético con Argelia, país con el que estrechó especiales relaciones diplomáticas y comerciales el ex primer ministro, Mario Draghi, que visitó un par de veces Argel, acompañado de una amplia delegación. El resultado de la estrategia de Giorgia Meloni ha sido lograr una mayor seguridad energética con Argelia, detener las salidas de inmigrantes de Túnez y Libia y reconstruir la relación con Egipto, un país clave por el papel que puede desempeñar en la gestión de los flujos migratorios hacia Europa procedentes de África y para garantizar el suministro de energía. A mediados de marzo, Giorgia Meloni y Ursula von der Leyen firmaron en El Cairo con el presidente egipcio, Abdel Fattah Al-Sisi, un paquete de ayuda de 7.400 millones de euros hasta el 2027 para sostener su economía, en grave crisis, y apoyar los esfuerzos de Egipto en la acogida de refugiados.
El problema del Sahel
Las visitas y acuerdos de Giorgia Meloni con los países norteafricanos se encuadran en su gran proyecto para África denominado 'Plan Mattei', entre cuyos objetivos principales está el de frenar los flujos migratorios. Meloni lo presentó en Roma a finales de enero, en la cumbre Italia-África, a la que asistieron 46 jefes de Estado o primeros ministros africanos. El Gobierno Meloni ha dotado al 'Plan Mattei' con 5.500 millones de euros, entre créditos, operaciones de donación y garantías, para proyectos concretos en varios países africanos. Ante la fuerte caída en el número de llegadas de inmigrantes irregulares, el Ejecutivo italiano no puede echar las campanas al vuelo, dada la inestabilidad en algunos países norteafricanos y del Sahel. En particular, el caos de Libia, agravado en los últimos días, es siempre motivo de preocupación para Italia.
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