Todas las diásporas vascas

Además de la económica a finales del XIX, la republicana tras la Guerra Civil y la del euro en los últimos años, hay una cuarta causada por ETA y olvidada por las instituciones

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Íñigo de la Fuente

El 8 de septiembre de cada año se celebra el Día de la Diáspora Vasca. En este 2024, el Gobierno vasco ha escogido el municipio guipuzcoano de Oñati para el acto institucional. Se conoce a la diáspora vasca como toda persona de origen vasco ... que vive fuera del País Vasco. Así, el concepto de diáspora es más amplio que el de emigrante, ya que recoge segundas e incluso terceras generaciones. Al hilo de lo anterior, cabe mencionar que cada cuatro años el Gobierno vasco organiza el Congreso Mundial de Colectividades Vascas en el Exterior. El último se organizó el pasado mes de diciembre en Donosti, y asistieron representantes de 18 países.

Por sintetizar, las instituciones vascas reconocen tres grupos de diásporas diferentes. La primera es la económica de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Como muestra, se calcula que en el año 1900, sobre un censo de 650.000 habitantes, cerca del 10% de la población vasca abandonó su tierra de origen.

La segunda sería la republicana de refugiados políticos tras la Guerra Civil española. En 1939, el Gobierno vasco en el exilio calculó que 200.000 personas abandonaron el territorio, si bien la mayoría se exilió provisionalmente al País Vasco francés.

La tercera es la acaecida a lo largo de los últimos 25 años, migración económica, bien diferente de la primera diáspora económica, y a la que me doy la licencia de nombrar 'Diáspora Euro'. Erasmus, trabajadores expatriados, representantes de empresas vascas, estudiantes con postgrado y una gran cantidad de jóvenes que buscan oportunidades laborales en el exterior.

Son estas diásporas a las que las instituciones vascas homenajean cada 8 de septiembre. Sin embargo, hay una cuarta siempre olvidada por las instituciones. Es una diáspora también de refugiados políticos, que comenzó 40 años después de la franquista y se produjo tras el nacimiento de ETA.

En 2007, la fundación BBVA presentó el estudio 'Evolución de la población española en el siglo XX', en el que concluyó que 200.000 personas abandonaron el País Vasco desde la irrupción del terrorismo. El estudio no precisa cuantas de esas personas lo hicieron por motivos del terrorismo de ETA o por cambios en su situación laboral. No obstante, un informe posterior del Centro de Estudios, Formación y Análisis Social del CEU fijó en 180.000 aquellos que emigraron por causas del terrorismo, es decir, el 9% de la población y esta vez no de manera provisional.

Sabemos que este pasado no interesa por incómodo y por negarnos a aprender de él, sabemos que el futuro es incierto, pero ¿cuál es el presente de los protagonistas de esta cuarta diáspora? ¿Cuál sería nuestra realidad con estos 180.000 votos y el de sus descendientes?

Una de las grandes diferencias entre las otras tres diásporas y esta última es la falta de reconocimiento e interés institucional por conocer el presente de esa gente. No hay congresos para esas víctimas, ni cada cuatro años, ni cada dos más dos, ni cada dos por dos. A pesar de ello, estos vascos también comparten el espíritu que hace años se fijó como sigue: Berdin dio non bizi zaren, Euskadi bizi baduzu, Euskadi zugan bizi da, diasporizatu!» (No importa dónde vivas, no importa dónde estés. Si vives Euskadi, Euskadi vive en ti, ¡diasporizate!) El lema del congreso del pasado diciembre fue 'Eraldakoa'. esto es, tiempo de transformación. Ojala se aspire en dicha «transformación» a que en el siguiente congreso se reconozca por primera vez a los vascos de la cuarta diáspora.

Como ideas y a la espera del reconocimiento institucional de ese siguiente congreso, propongo que en alguno de los episodios del programa 'Vascos por el Mundo' (ETB) lo dediquen a conocer el día a día y la realidad de gente como Luisa y su marido José Luis, que se cansaron de tener que colgar, después del lavado, el traje de guardia civil dentro de casa y de engañar a sus hijos con la profesión del padre, decidiendo irse de su tierra para vivir sin miedo.

También se debería dejar de normalizar lo que sucede en las fiestas de los pueblos, donde se homenajea sistemáticamente al causante de la cuarta diáspora, para que, si alguno de esos 180.000 o sus descendientes quieren volver, aunque sea de vacaciones, no sientan nauseas de lo poco que hemos avanzado.

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Íñigo de la Fuente es miembro y fundador de Ego Non, plataforma civil de jóvenes contra el blanqueamiento de ETA

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