Inés Arrimadas y Edmundo Bal desvelarán sus cartas la semana que viene

El paso de Arrimadas supone un matiz importante respecto a su primera comparecencia pública tras el anuncio de Bal de su intención de liderar Cs. El 5 de diciembre, en la sede nacional del partido, la actual presidenta de los liberales se abrió por primera vez a no abanderar la formación siempre que su «amigo, compañero y mano derecha» rectificase su voluntad de hacerse con el bastón de mando. «Solo en el caso de que Edmundo no recapacite y no retire su candidatura presentaré mi lista a la Asamblea del 15 de enero», dijo.

Este viernes, no obstante, pareció descartar esa opción y adoptó un discurso parecido al de la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. Arrimadas evitó hablar de una lista 'suya' y aseguró que lleva «semanas» trabajando en conformar un equipo «de consenso» con varios dirigentes. Esa candidatura, que se dará a conocer la semana que viene, no contará con ella como líder.

Cs completará su refundación en enero, en la VI Asamblea General del partido, en un cónclave en el que se pretende eliminar la figura de presidente –cargo que actualmente ostenta Arrimadas– para impulsar una bicefalia con un portavoz político y un secretario general. Desde el entorno de Arrimadas subrayan que el movimiento de este viernes no es otro que la propuesta inicial que ya le hizo a Bal en privado, cuando le ofreció compartir candidatura concediendo nuevos galones a dirigentes procedentes del plano autonómico y municipal, donde Cs se juega su supervivencia en mayo.

Bal, en una entrevista publicada en ABC este martes, rechazó de plano esa opción porque entiende que les serviría tanto a Arrimadas como a él de parapeto ante las críticas que arreciarán si la formación no se recupera en mayo. «Si me ponen delante el escrito de acusación del 'procés', que dice que el 1-O no hubo violencia, digo que no lo firmo; y si me ponen delante un modelo de partido donde dicen que nos quedamos en el Congreso mandando sin que nadie nos elija y siendo otros los que se van a comer los marrones, también digo que no», atizó Bal.

El principal escollo para que el vicesecretario general y portavoz de Cs renuncie a su propia candidatura, como adelantó ABC, es la figura de Arrimadas como portavoz en el Congreso. Bal cree que la actual presidenta pretende renunciar a las responsabilidades orgánicas para no quemarse en mayo y, a la vez, protagonizar grandes discursos en la Cámara Baja con la idea de presentarse a las primarias para ser candidata a las elecciones generales.

Si sigue de portavoz en el Congreso, algo irrenunciable para Arrimadas y que respalda Villacís, implicada en la conocida como tercera vía, Bal dará la batalla. Y el abogado del Estado también tiene la idea, según fuentes de su entorno, de desvelar antes del 22 de diciembre una decena de puestos de su candidatura, entre ellos el secretario general. Él será el portavoz político, al contrario que Arrimadas, que 'cerrará' esa opción «de unidad». Según ha podido saber este diario, Bal ofrecerá a la diputada María Muñoz un puesto «muy relevante».

El domingo, por teléfono, Bal propuso a Arrimadas que Muñoz sea la nueva portavoz en el Congreso para integrarse en esa lista de unidad, pero la actual presidenta, según dijo el abogado del Estado en ABC, respondió con «una sonora carcajada». En el entorno de Arrimadas creen que Bal quiere el puesto para él. «Nadie puede entender que un compañero se dedique a atacarme», cargó este viernes la líder de Cs.

Arrimadas dijo que ella se ha dedicado a «levantar teléfonos» para hablar con los miembros de Cs, pero fuentes parlamentarias aseguran que de los nueve diputados, solo ha contactado con Guillermo Díaz, su único afín en el grupo, y con Sara Giménez, quien se ha convertido en una suerte de interlocutora entre críticos y oficialistas.