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Los taxistas de Santiago piden cautela para afrontar el aforo estival

Demandan «cambios» para gestar «mejoras»: «Se nos echa el tiempo encima», advierten

A finales del año pasado, superada la temporada alta, continuaba la escasez de taxis

Parada de taxis de la rúa Anxo Casal, en Santiago, en una imagen de archivo MIGUEL MUÑIZ
Pablo Baamonde

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A menos de dos meses de que el verano se inicie formalmente, en Santiago surge la duda de a qué escenario deberá hacer frente la ciudad. La experiencia que dejó el pasado año en la urbe, reflejo de la reactivación de un sector turístico que llevaba dos años sin aflorar en ella fruto de la pandemia, la marcó el impacto meteórico que soportó su tejido y dejó a la práctica totalidad del sector con el agua al cuello. La ocupación hotelera recogió cifras fuera de órbita desde el primer mes, se alcanzó un nuevo récord de afluencia de peregrinos y las largas filas de gente a la espera de que llegase un taxi a su parada se tornaron una estampa habitual. Un año más tarde, existe preocupación por que el sector no se vea igualmente anegado.

«Esperamos que este verano no haya el mismo problema, pero todo hace pensar que sí se va a repetir» en buena medida, expresan desde la Asociación Hostelería Compostela en conversación ABC, a la luz del 88,73% de ocupación prevista según la encuesta que llevó a cabo. Señalan hacia el último mes de noviembre, cuando «había una gran cantidad de congresos y cenas de empresa» y «conseguir taxis era complicadísimo» a pesar de que ya «no estábamos en temporada alta». Aunque el número de licencias habilitadas para ejercer de chófer en la capital gallega supera el ratio que le correspondería por su población –que sería de una por cada mil habitantes–, dado el alto grado de estacionalidad de Compostela, su servicio no da abasto con la demanda en las épocas de mayor impacto turístico. En este sentido, consideran, «el censo de Santiago no refleja la realidad de nuestra ciudad» cuando la cifra de gente que alberga fluctúa tan drásticamente a lo largo del año.

Propuestas «sobre la mesa»

Jesús García, presidente de la Asociación Radiotaxi de Compostela, recuerda que en 2022, cuando las temporadas altas impactaron todavía más por ser un Año Santo, «los compañeros dieron mucho de sí para que el caos no fuese a mayores (...). Todo el mundo trabajó muchas horas». Con todo, indica que «también hicimos los deberes después de ese año [tan dramático] que tuvimos. Nos reunimos con el Concello y con la Xunta» y les expusieron «opciones que ya están sobre la mesa». Pero «se nos echa el tiempo encima», advierte, para cosechar el fruto de aquellas discusiones.

De entre las propuestas presentadas, García destaca la modalidad de licencias temporales que, señala, ya ponen en práctica «zonas muy turísticas, que pasan de no tener nada [de ocupación] a ser una locura en verano». Es, a sus ojos, «una medida que precisamente refuerza» al sector «cuando más falta hace» a la vez que «no empeora la situación en invierno», temporada de baja ocupación hotelera y, por ende, escasa demanda taxista, época en la que «hay muchas veces que sobramos los que estamos y nos vemos obligados a [hacer] como el año pasado y el anterior», recuerda, cuando llegaron a interrumpir su jornada hasta «dos días a la semana» por darse excesos de personal.

El presidente de la asociación también habla de introducir ajustes de afectación en los recorridos de los taxis. «Cosas que en la ciudad nos facilitarían muchísimo el trabajo» y harían el servicio «más rápido, más eficiente y más barato para el cliente», asegura. Como ejemplo pone «calles que están muertas» o que presentan giros que inmovilizan al taxista, causando esperas de «casi media hora» en lugares en los que la circulación es delicada, como el colegio de La Salle durante la salida escolar. «Algo tiene que cambiar para poder mejorar nosotros y», en última instancia, «el lugar donde ponemos todo nuestro empeño en que así sea», sostiene. Reitera que «hay calles totalmente muertas, como está Pexigo de Arriba (...) desde que se cambió el sentido de la circulación». Una de sus peticiones es que «ese último tramo, que está en dirección prohibida y es cuesta abajo», pueda ser empleado por el servicio público en dirección de subida. Un sistema que, incide, resultaba hace años muy útil como ruta alternativa a la Plaza de Galicia durante la hora punta de la mañana.

Licencias sin utilizar

El último examen que convocó el Concello habilitó a una decena de nuevos profesionales. «Pero no son suficientes», considera García, para paliar la problemática, más aún cuando «eran 26» los participantes inscritos y la cifra real termina siendo menor al no corresponderse con la cantidad de taxistas que ejerce en cuanto obtiene su permiso. «No puedes obligar a la gente a venir a trabajar por el hecho de apuntarse a un examen. Hay quien aprovecha que hay una prueba al año», expone, simplemente para disponer de la licencia en caso de necesitarla. Pero, al final, «no se cubren los puestos que que realmente hacen falta».

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