La propietaria de Touro destaca su labor de tratamiento del agua ácida de la mina
La solicitud de permiso de vertidos a un cauce natural se encuentra en actualmente tramitación
España empieza a jugar sus bazas en el pulso global por el estratégico recurso del cobre
![Operarios comenzando las obras de restauración de las aguas en 2022](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/07/sanrafael-RgmhJxc2kqLiN0grm3d5PiJ-1200x840@diario_abc.jpg)
La productora de cobre Atalaya Mining ha presentado este viernes su Informe de Sostenibilidad de 2023, en el que hace balance, entre otras cuestiones, de las labores llevadas a cabo para la rehabilitación de los pasivos ambientales heredados de la explotación de la mina de Touro (La Coruña) el siglo pasado, inactiva desde 1987. La empresa, que posee un 10% de Cobre San Rafael S.L. –propietaria de la explotación y encargada del desarrollo del proyecto– con un acuerdo de adquisición de hasta el 80% a medida que se vayan cumpliendo determinados hitos, destaca así las labores en el tratamiento de las aguas ácidas de la zona, evitando su vertido a los cauces naturales, y el programa TERRAS, con iniciativas sociales y medioambientales en colaboración con entidades locales. Es, indican, parte de su compromiso por llevar a cabo una minería responsable que impacte positivamente en el entorno y en todas sus partes interesadas en un proyecto que, indican, cuenta con una Política de Gestión Minera Sostenible y que en 2022 recibió la certificación UNE 22480:2019, norma española para un sistema de gestión minero-metalúrgico sostenible.
«Evitar cualquier impacto adverso en el entorno, abarcando aspectos medioambientales, sociales y culturales» es el «objetivo primordial» de Cobre San Rafael, indican, «firmemente decidida» a llevar a cabo proyectos mineros de forma sostenible. Como parte de su compromiso con la regeneración ambiental, el informe refleja que en 2022 se invirtieron 2 millones de euros en la construcción de una nueva estación depuradora de aguas residuales (EDAR), con el objetivo de corregir la calidad de las aguas de la zona, acidificadas como resultado de la explotación de la mina entre las décadas de 1970 y 1980. Desde su puesta en marcha, destacan que ya se han tratado 1,6 millones de metros cúbicos, evitando así su vertido a cauces naturales de la comarca –concretamente, a los arroyos Portapego, Felisa y Barral-Angumil). Esta rehabilitación de los pasivos ambientales heredados ha permitido, aseguran desde la empresa en su Informe de Sostenibilidad de 2023, «mejorar considerablemente» la calidad de los ríos Brandelos y Lañas, que «desembocan en el río Ulla en condiciones óptimas, como corroboran numerosos informes con análisis acreditados«.
La EDAR, explican, estaba contemplada en la propuesta original del proyecto, pero «Atalaya se ofreció comenzar la obra antes de la nueva Evaluación de Impacto Ambiental para demostrar su filosofía de funcionamiento y las ventajas de los sistemas de explotación modernos«. Actualmente funciona en un circuito cerrado en el interior de la mina.
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Además, «en el plano de compromiso social», Cobre San Rafael ha mantenido abierta una línea de diálogo con los grupos de interés del proyecto para seguir impulsando su programa TERRAS –acrónimo de Transparencia, Ética y Autentica Responsabilidad Ambiental y Social–, en tres ámbitos principales: medio ambiente, sociedad y progreso. Entre las iniciativas llevadas a cabo en el marco de este programa, hubo acciones formativas, de promoción de la salud a través del deporte, de colaboración con entidades locales centradas en la biodiversidad, y de investigación medioambiental con entidades científicas, indican, como el CSIC o la Red de Estaciones Biológicas de la Universidade de Santiago de Compostela, entre otras. Su objetivo, aseguran, no es otro que «reconocer, patrocinar y colaborar con diversos proyectos que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del territorio».
En proceso de obtención de permisos
El proyecto de la mina de Touro-O Pino, que Atalaya prevé que será su segundo activo clave, se encuentra actualmente en el proceso de obtención de permisos. A día de hoy, explican que ya se han cumplido con éxito los parámetros exigidos por Augas de Galicia, y en marzo e 2023 se presentó a la administración el proyecto definitivo para tramitar la solicitud de vertidos a un cauce natural –el arroyo Rego Pucheiras–, que actualmente está en fase final de tramitación. Su producción anual, según el estudio de viabilidad llevado a cabo en 2028, rondaría las 30.000 toneladas métricas de cobre, con unas reservas contenidas de aproximadamente 390.000 toneladas y una vida inicial de más de 12 años.
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