Pontón vuelve a arrancar campaña desde Chorente, su tierra natal, reivindicando el «orgullo por el rural»
Desde su casa familiar en Sarria, y junto a sus padres, ha repasado los valores que adquirió en su infancia y ahora trata de plasmar en sus políticas
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Por segunda vez consecutiva en la campaña de unos comicios autonómicos —y en su segunda incursión en ellos—, la candidata del BNG, Ana Pontón, se ha decidido por una reivindicación de sus orígenes como acto inaugural de campaña. La líder nacionalista ha estrenado este viernes su potestad para pedir el voto desde su casa familiar en Chorente, en el rural del municipio lucense de Sarria, su tierra natal, acompañada por sus padres.
Junto a ambos, Aurita y Luís, que han hecho las veces de 'asesores por un día' de la candidata, Pontón ha rememorado su infancia. Sentada en una mesa repleta de productos autóctonos, como filloas de leche, torta o pastas, la candidata ha asegurado sentir el mismo «orgullo de aldea» que impregna su campaña: «Me siento muy afortunada por haberme criado en una aldea», ha dicho, y por haber adquirido algunos «valores importantes» de su familia: la disposición para el trabajo duro, el esfuerzo por ofrecer «mejores oportunidades» a los hijos o el ánimo de «compartir» desinteresadamente; virtudes que, a su ver, se relacionan directamente con la política.
Ha dedicado palabras también para su abuela, de la que aprendió que el valor del trabajo de las mujeres era «el mismo que el de los hombres», y que le inculcó que a ella «nunca» deberían tratarla «de menos». «Eso es una herencia que tenemos que dejar para el futuro», ha terciado Pontón, reivindicando de nuevo el contorno en el que se crio. Piensa que el rural ofrece «un espacio» en el que crecer «con mucha libertad» e induce a un inevitable «contacto con la naturaleza» que relaciona con la construcción de conciencia sobre políticas de medio ambiente. Un ecosistema para el tránsito hacia la madurez que, ha hilado, comparten «muchas personas» del electorado gallego, con las que ha buscado identificarse.
Después ha tomado la palabra Aurita, que se ha referido a su hija directamente: «Eres una gran persona, una gran política, con un gran corazón y las manos limpias». Apelando, como ella, al apoyo en las urnas de quien aún «no sabe a qué partido votar», ha asegurado que «si Ana fuese presidenta trabajaría con honestidad e intensidad para mejorar las vidas de los gallegos y gallegas». Para Pontón, el escenario de estas elecciones no tiene nada que ver con el de hace cuatro años, cuando el BNG arrancaba «desde punto de partida muy distinto». Tenía, entonces, 6 diputados y era cuarta fuerza. En aquellas elecciones, las de 2020, el Bloque no alcanzó la presidencia, pero sí «algo muy importante» a ojos de la candidata: el ascenso a segunda fuerza y «triplicar» su representación. La líder nacionalista ha recordado que, tras conocerse aquel resultado, había dicho que veía, más que un final, un «comienzo».
De vuelta al presente, Pontón ha hablado de un «escenario »real« en estas elecciones: »Si me lo preguntaseis cuando tenía 18 años, o hace diez, seguramente diría que no me sentía preparada« para presidir la Xunta, ha admitido, pero ha expresado la certeza de que ahora «sí» lo está. Ha vuelto a resumir el enfoque de esta campaña en una puesta en alza del «orgullo propio» por el rural, de la «ausencia de límites» y de una «historia compartida» por muchas personas sobre su origen. En cuanto al acto en sí, ha considerado que «volver aquí», a sus raíces, podría «ser de ayuda» en un escenario en el que impera la «crispación» política.
Impulso al entorno
También ha hablado de medidas concretas para frenar la «despoblación» en el rural gallego, que ha señalado víctima de los efectos de «políticas muy lesivas» que han llevado al «sacrificio de los sectores productivos. »Pero la gente del rural mostró una enorme capacidad de adaptación y resiliencia, un valor del que hablamos muy pocas veces pero del que me siento muy orgullosa«, ha valorado.
Para «darle la vuelta» a «medio plazo» a la problemática, ha vuelto a enumerar algunas medidas que ya había anunciado anteriormente: su 'tique rural' de 15.000 euros anuales para emprendedores asentados en el rural, la expansión de la superficie agraria en 100.000 hectáreas, la implantación de más servicios que vuelvan atractivo el entorno y, en general, la diversificación de las actividades productivas como receta para fijar población. «Tenemos muchísimos recursos y posibilidades» en el rural, pero es preciso «apoyar a quien está aquí para que no marche», ha apostillado.
Finalmente, en alusión a la presencia de líderes nacionales en Galicia el mismo día, ha espetado que «si alguien quiere hacer de esta campaña un premio de consolación» o «una reválida», acabarán «perdiendo los gallegos y gallegas». «Si no somos protagonistas en esta campaña, ¿cuándo lo seremos?», se ha preguntado, advirtiendo que «algunos ven Madrid como escenario para sus batallitas» pero «Galicia no será un escenario así». «Me parece una falta de respeto, quizás en otros lugares del estado no se atreverían a hacerlo», ha apuntalado.
«El 18F empieza la primavera»
La candidata tenía en su agenda de la jornada un segundo acto frente a los medios; su primer mitin de campaña, que ha ofrecido en Pontevedra junto a su cabeza de lista por la provincia, Luís Bará. Allí, ha pedido al electorado gallego que escoja la papeleta de su formación en unas elecciones que ha considerado las «más abiertas de los últimos tiempos» y en las que ha afirmado «palpar» las ganas de cambio: «El 18 de febrero empieza la primavera en Galicia», ha proclamado.
Pero no ha dejado pasar la oportunidad de tirar dardos hacia el candidato popular, Alfonso Rueda. Ha afeado su ausencia en el debate organizado esa mañana por la Cadena Ser -pese a haber arrancado a las 9.00 y tener otro acto programado el popular a las 10.15-, en el que sí ha estado en su lugar el portavoz Alberto Pazos. Pero, a ojos de Pontón, su incomparecencia la explica la «gestión nefasta» que ha atribuido a Rueda, a quien ha acusado de esconderse. «Tampoco tiene un proyecto ilusionante que ofrecerle los gallegos y las gallegas», le ha reprochado.
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