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Entrevista

El jefe de Greco Galicia: «Los narcotraficantes mejicanos, más violentos que los colombianos, ya están aquí»

Emilio Rodríguez, responsable, de una de las unidades policiales de Europa que más cocaína interviene, describe cómo se globalizan las redes que trafican a gran escala

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El jefe de Greco Galicia, Emilio Rodríguez, habla con ABC en su despacho de la comisaría de Pontevedra Miguel Muñiz
Jesús Hierro

Jesús Hierro

Pontevedra

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Las grandes organizaciones dedicadas al narcotráfico son más discretas, sofisticadas, y, sobre todo, trabajan de un modo más globalizado que nunca. Casi todas las operaciones policiales de envergadura se saldan con detenidos de más de una nacionalidad. Y en la ecuación aparecen, con cada vez más frecuencia, las mafias del Este. «En casi todas las grandes operaciones hay albaneses», explica en una entrevista con ABC Emilio Rodríguez, el jefe en Galicia de los Grupos de Respuesta Especial para el Crimen Organizado de la Policía Nacional (Greco).

La globalización de esas grandes estructuras criminales es uno de los grandes desafíos para jueces, fiscales y policías. Y, por supuesto, también para los agentes de Greco Galicia, una de las unidades policiales de toda Europa que más cocaína ha intervenido durante las dos últimas décadas.

El grupo de investigadores que dirige Rodríguez, un vallisoletano afincado desde hace años en Galicia, lo componen dos docenas de efectivos. Con base en Pontevedra, es la unidad contra el crimen organizado de la Policía Nacional responsable de lo que sucede en Galicia. Pero eso no deja de ser una convención, porque «las organizaciones se mueven, y al narco es muy difícil controlarlo regionalmente», explica este jefe antidroga. Por eso, la colaboración entre policías de distintos países ya no es que ayude, sino que es indispensable. La relación es «muy estrecha», por ejemplo, con los británicos, porque «son los que entienden el problema del narcotráfico como un problema global». «Eso, para nosotros, es fundamental», dice Rodríguez.

Capítulo aparte, desde la perspectiva española, y sobre todo gallega, merece Portugal. «Mantenemos una estrechísima relación, diaria, constante» con la policía lusa, explica este jefe antidroga. Concretamente, con la Policía Judiciária, que es la que tiene competencias en el país vecino en la lucha contra el tráfico de estupefacientes. Si en el contexto europeo de Schengen no hay fronteras para los ciudadanos entre España y Portugal, tampoco las hay para las organizaciones criminales: «La frontera no existe, solo a nivel policial, pero a nivel de criminalidad no existe» entre España y Portugal.

En este contexto de narcotráfico globalizado, las organizaciones gallegas siguen siendo esencialmente de transportistas. En esta región puede haber «tres o cuatro organizaciones» con músculo para importar por sí mismas, de origen a destino –desde Sudamérica hasta Europa– los cargamentos de cocaína. El resto colaboran con organizaciones internacionales. En resumen, los traficantes gallegos son de los mayores «especialistas en logística». «Si una organización potente necesita buenos profesionales para las lanchas, barcos pesqueros o para el almacenamiento y transporte hacia Madrid, tiene que contar con gallegos», afirma Rodríguez a ABC.

Imagen - «Mantenemos una estrechísima relación, diaria, casi constante, con la policía portuguesa»

«Mantenemos una estrechísima relación, diaria, casi constante, con la policía portuguesa»

El entendimiento entre la policía lusa y la española es ágil, pero hay realidades legislativas que complican la lucha contra los narcos. Desde 2018, las embarcaciones neumáticas y semirrígidas que habitualmente se usan como 'narcolanchas' están consideradas género prohibido en España. La ley prohíbe su mera posesión. No así en Portugal, país al que muchas organizaciones gallegas han trasladado parte de la fabricación de las lanchas. Por contra, la ley portuguesa es más dura que la española frente al tráfico de hachís y marihuana, «porque no establece una diferenciación entre droga dura y droga blanda», recuerda Rodríguez en la entrevista con ABC.

Récord de incautaciones

El 2023 fue un año récord de incautaciones de cocaína en Galicia y en el resto de España, una tendencia al alza en la línea del conjunto del resto de la Unión Europea –otra vez, la globalización–. Se produce lo que Rodríguez define como «la tormenta perfecta». «Por una parte, en Sudamérica hay circunstancias políticas y sociales que hacen que las plantaciones de coca se estén extendiendo. Por otra, en Europa no deja de aumentar la demanda».

Eso provoca una caída del precio de la cocaína en origen, aunque «al consumidor le llega al mismo precio que siempre». Quienes se benefician, «son los intermediarios». En todo caso, en el precio hay altibajos: «Puede oscilar mucho simplemente si entra una gran partida por Algeciras o Rotterdam, todo está muy interconectado. Un contenedor que entra por Holanda o Bélgica, en 24 horas lo tienes aquí», pone de ejemplo Rodríguez. Otra consecuencia de la globalización de los narcos.

Pero además de haber aumentado el trasiego de cocaína desde Sudamérica hacia Europa, se han registrado cambios cualitativos en el 'modus operandi' de las organizaciones. El equipo que dirige Rodríguez, por ejemplo, desmanteló el año pasado el mayor laboratorio de cocaína de Europa. Fue en el municipio pontevedrés de Cerdedo-Cotobade.Lo controlaban colombianos y mejicanos, sin participación de traficantes gallegos: «Es tal la cantidad de pasta base de cocaína que se está produciendo en los laboratorios de Sudamérica, que colapsan. ¿Cómo lo solucionan? Enviándola para acabar de procesarla en Europa».

Imagen - «Organizaciones albanesas y serbias están controlando los procesos de producción en Sudamérica»

«Organizaciones albanesas y serbias están controlando los procesos de producción en Sudamérica»

A esto se le añade un nuevo problema. «Las organizaciones mejicanas ya están aquí controlando los procesos de fabricación. Y son más violentas que las colombianas», explica el jefe de Greco Galicia a este diario. Los máximos responsables del laboratorio de Pontevedra eran narcos colombianos asentados en Madrid –en la capital española están las grandes organizaciones criminales del país sudamericano–, pero «quienes controlaban los procesos de fabricación eran mejicanos, que habían viajado a Galicia expresamente». «Es la primera vez que aparece una organización mejicana en Galicia. Primera y única, por ahora. Posiblemente eran ellos los propietarios de la pasta base», dice Rodríguez.

Colombianos, mejicanos, y, como se decía al comienzo del texto, también mafias del Este. «Se han detectado que las grandes organizaciones albanesas y serbias están controlando los procesos de producción en Sudamérica, incluso son propietarios de laboratorios», explica este jefe antidroga. Eso es un problema: «Son más violentas, más estrictas en los cumplimientos, más profesionales. Son muy cerradas, con un régimen interno casi militar. Nos dificulta mucho el trabajo», dice Rodríguez. «En todas las grandes operaciones que hacemos, intervenimos armas», añade.

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