Galicia decide mañana entre continuidad o soberanismo
Existe la posibilidad real de que los soberanistas se apoyen en el PSOE para hacerse con la Xunta, frente a un PP que parte como claro favorito, pero sin la garantía de los 38 escaños
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Rueda y Feijóo durante el cierre de campaña del PP en La Coruña
Los gallegos deciden este domingo el futuro de su comunidad. Por primera vez en mucho tiempo, con la posibilidad real de que los soberanistas se apoyen en el PSOE para hacerse con la Xunta, frente a un PP que parte como claro favorito, pero ... sin la garantía de los 38 escaños que le permitan mantener la mayoría absoluta.
PP
Feijóo llama a unir el voto de los que rechazan el «disparate» nacionalista
Unir el voto de todos aquellos que no se sienten nacionalistas, que rechazan el «disparate» del independentismo, «aglutinar» las papeletas de los gallegos que no quieren que gobierne el BNG con el PSOE como muleta. Con un Alberto Núñez Feijóo enérgico, el más intenso desde el atril, dando el último impulso al candidato Alfonso Rueda, el Partido Popular centró en ese llamamiento a concentrar el voto del centro-derecha el mensaje en el mitin central del último día de la campaña del 18F. Desde La Coruña, en un Palexco abarrotado, 3.500 personas que obligaron a habilitar espacios anexos. No cabían todos en el auditorio, que quedó pequeño.
«En julio [23J] el 80% de los gallegos no votaron al Bloque (...). No pueden permitir que gobierne el Bloque, sería un disparate (...). ¡No dejéis que el nacionalismo llegue a esta tierra, no hay ninguna tierra a la que le haya ido bien con el nacionalismo!», apeló Feijóo. Para «parar esa Galicia» que aplicaría el catecismo del BNG —derecho a decidir, monolingüismo— con el beneplácito de la izquierda, sumó Rueda. En definitiva, «aglutinar el voto (...) de todos aquellos gallegos que no se sienten independentistas», pidió el número uno por La Coruña, Diego Calvo.
El 18F «no va solo de partidos ya», advirtió Feijóo, sino de «separatismo o estar juntos», «averiar lo que funciona o mantener el motor en marcha», «dejar de ser lo que somos para que una ideología decida» qué decir y pensar. Por eso pidió votar «por la dignidad, por una Galicia que no se arruga», para no ser «telonero del BNG» ni «reírle las gracietas a ERC y Bildu». «Encontrarnos en las urnas» esa «mayoría» que se ve reflejada en el Estatuto de Autonomía y la Constitución. Darle su primera mayoría absoluta a Rueda para seguir «marcando la pauta de la política autonómica»; y hablar «con fuerza de lo que piensa del Gobierno», desde una Comunidad «libre, sin divisiones y sin exclusiones». «¡Entre todos le diremos al conjunto de los españoles que aquí hay un pueblo de pie (...), que queremos seguir viviendo juntos, y que somos gallegos y españoles!», proclamó.
«Que no os engañen: si los gallegos quieren una Galicia unida, que no gobiernen un conjunto de partidos, soberanistas incluidos, solo hay una papeleta: es la papeleta del PP», redondeó. Ni «copiar» ni «importar» lo que ha fracturado Cataluña. «No importa que el BNG crezca; crece porque el PSOE se hunde (…), lo que hagan los demás es secundario, dependemos de nosotros mismos», arengó. «Si vamos unidos (…), ganamos seguro, no probablemente, no posiblemente». Y evitar, así, una versión aún peor del bipartito. Y de puertas adentro, un guiño: volver en las próximas generales a Palexco, donde había más gente, presumió, que los que «ha traído Sánchez en 15 días».
Volcado en su tierra
Feijóo se ha volcado en la primera campaña autonómica en la que no concurre como candidato desde 2009. No se presenta, pero se juega mucho. No le pasa por alto que Sánchez quiere darse el «gusto» de desalojar al PP en su gran bastión; y, de paso, torpedear el liderazgo interno de su rival. Ha peleado los votos en la Galicia no urbana, «a pie de calle», visitando más de 40 concellos. Con alguna turbulencia como el enredo con la amnistía por el procés y el indulto a Carles Puigdemont, que ayer no mencionó en su discurso.
«Veo más presidente que nunca a Alfonso Rueda», animó a su sucesor. Fuentes del PP gallego aseguraban ayer a ABC que acababan la campaña con «mucha ilusión» y «satisfacción». Entre las filas populares se palpaba ese «optimismo responsable», al que aludía Rueda a mitad de campaña. «Hoy empiezo el camino más importante de mi vida», dijo Rueda en la pegada de carteles. «¡A ganar y después a trabajar!», cerró ayer. El veredicto, mañana.
BNG
Pontón cierra su «intensa» campaña con una promesa: «No les voy a fallar»
Como el resto de candidatos a presidir la Xunta tras los comicios de mañana, Ana Pontón ofreció ayer su último mensaje electoral. Elección difícil para todos ellos, que depositan en esa consigna final la esperanza de que resuene, como un eco, durante la jornada de reflexión. La aspirante nacionalista centró la suya en pedir que se haga efectivo el «cambio imparable» por el que, proclama, apuesta la sociedad gallega. Se dirigió a quienes «defienden la sanidad publica» y «luchan por un trabajo decente», a los «jóvenes que quieren un país que no les obligue a marchar», a «las personas mayores que quieren una vejez tranquila», a «la gente que defiende nuestro mar, a la que resiste en el rural» y a la quienes «queremos 1,000 primaveras más para nuestra lengua». De cara a todos ellos, la candidata se mostró convencida: «Vamos a estar a la altura de la confianza, vamos a darles motivos para confiar en este país y que las cosas se pueden hacer bien. Vamos a hacer historia».
Ana Pontón, la candidata del BNG a la Xunta de Galicia
Pontón dio su cierre en el Multiusos Fontes do Sar, en Santiago; un recinto que se quedó pequeño para las 2.000 personas previstas. Ante la incesante llegada de público, debieron habilitarse más gradas que acabaron soportando un aforo de más de 3.000 asistentes, confirmaron fuentes del BNG. Un ambiente de calidez inundó el polideportivo y la candidata supo navegarlo. «Me siento tremendamente orgullosa de la campaña que hicimos porque demostramos que se puede hacer una campaña en positivo, con ideas, diciéndole a la ciudadanía qué país queremos construir». Contrapuso su trabajo con el realizado por el PP, que, censuró, basó la suya en «la difamación y la mentira». Por eso, fijo su objetivo de «dar una lección de orgullo y de dignidad» en unas elecciones en las que, recordó, está en juego «mucho más que un gobierno»: un «cambio de ciclo», expuso, que sentará las bases de la Galicia de las próximas décadas. «Es el momento de salir a ganar para conquistar un futuro mejor para todos y todas», alentó Pontón, envalentonada ante el Partido Popular: «Va a ser una victoria heroica. Vamos a ganar a pesar de sus mentiras y su manipulación».
Después, la candidata echó la vista atrás. «Llegamos con más fuerza que nunca, en una campaña que fue sumando desde la ilusión, la alegría, el corazón», que es lo que a sus ojos «necesita» la política. «Pongamos en marcha una nueva manera de gobernar. Llegamos aquí con la convicción de que este país está decidido a abrir un tiempo nuevo y la manera de hacerlo es votando, es la herramienta que nos permite transformar aquello que no nos gusta. A todas las personas inconformistas: no es momento de quedar en casa», repitió.
Repaso con sus candidatos
Ya en el arranque de la jornada, Pontón se había reunido con todos sus candidatos en la compostelana Praza de Feixóo para repasar los quince días de su campaña, que reivindicó como una «de ideas» y «en positivo». «La más intensa, emocionante y esperanzadora» de las que ha vivido, llegó a decir.
Entonces, la candidata nacionalista volvía a pedir a pedir el voto para el BNG situándose como la «presidenta» que «siempre dará la cara por los gallegos». El suyo, dijo, llegado el caso, sería un gobierno que abogaría «por el diálogo, pero desde la firmeza». No les voy a fallar (...) En este país no queremos ser más que nadie, pero tampoco menos», apostilló.
PSOE
Sánchez apela al cambio «contra la gran mentira» de Feijóo
No fue el cierre de campaña más multitudinario —ese honor se lo quedó el PP— y tampoco el más lucido, pero sí que el acto final del PSdeG fue el que concentró mayor emotividad. Empezando por José Ramón Gómez Besteiro, su candidato, al que se vio visiblemente emocionado. A punto de asomarle las lágrimas después de unos días plenos de intensidad. Hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tuvo que recordarle que el trabajo ya estaba hecho. Que ayer tocaba disfrutar y buscar la alegría el domingo, cuando «Galicia debe concentrar el voto en el PSOE, que es el cambio, pero el cambio seguro».
Pedro Sánchez junto al candidato del PSOE en las elecciones gallegas, José Ramón Gómez Besteiro
No ha sido una campaña de grandes mítines en el PSOE, que ayer solo concentró a 1.500 personas en Fontiñas. Y eso que Besteiro contaba con la presencia del presidente del Gobierno para su último mitin antes del examen del domingo. Un acto que apenas duró una hora y cuya atención la concentró Pedro Sánchez desde el primer momento. Por los aplausos de la gente y por los elogios de los oradores. Todos rendidos al líder, al que no le quedó más remedio que ponerse en pie para recibir el cariño de los presentes.
Parecía el candidato él y no Besteiro, desplazado a un segundo plano. Después de que Carmela Silva, senadora socialista, calentara el ambiente —«¡qué orgullo es ser socialista en estos tiempos»—, fue el lucense el que tomó la palabra. Lo hizo, sobre todo, para criticar el SMS enviado por la Xunta a los sanitarios para anunciarles una futura subida de sueldo. «Es una vergüenza y denota un PP desnortado, desfondado, ausente y desesperado. Pero la democracia no se compra y el voto de los gallegos no está en venta», apuntó. Lo hizo pidiendo el voto para «dejar atrás la casa de los líos del PP» y aseguró que si llega a la presidencia habrá «más encargos públicos para Navantia», como el que hizo el presidente solo unos días antes de la campaña. Besteiro apeló al voto útil señalando que la «abstención y la dispersión del voto» son las mejores armas de la derecha. «Somos el voto del cambio seguro», cambio «que van a liderar los jóvenes y las mujeres», apuntó en un último intento por acercar a esos dos colectivos a su papeleta.
Los vaivenes del PP
Por su parte, Sánchez pidió concentrar el voto en el PSOE, el «partido del cambio que sabe gobernar el cambio». Lo hizo atacando a Feijóo y su papel durante la campaña. «Solo tenía un discurso y resultó una gran mentira. ¿Con qué Feijóo hay que quedarse? El que negociaba los indultos y la amnistía con los independentistas o el que quería ilegalizarlos. Ninguno, porque la única verdad de Feijóo es que todo en él es mentira», dijo.
El presidente recordó que para cambiar Galicia solo hace falta que ocurra lo mismo que el 23J. «Si ese medio millón de personas que votaron al PSOE en verano eligen ahora a Besteiro habrá un gobierno aquí como en el resto de España, centrado en las conquistas sociales y en la convivencia». Palabras que sirvieron para repetir una idea troncal de la campaña, que es la idoneidad de tener a un socialista al frente de la Xunta para que el Gobierno colabore.
Sánchez atacó también a Rueda, del que dijo que «se le está haciendo larga la campaña. Tan larga como a Feijóo la legislatura» y recordó el pasado del PP como «partido de la corrupción», con un «presidente (por Rajoy) acusado de cobrar sobresueldos en B en cajas de puros. Mientras congelaban el SMI, ellos cobraban en A y en B», señaló ante el regocijo general.
El presidente reivindicó al PSOE como «el partido de las mujeres, de las pensiones y las conquistas sociales», además de señalar de nuevo a Feijóo, al que acusó de incoherencia. «Si quiere ser coherente, la próxima manifestación no la tiene que convocar en Ferraz. Que la haga en la puerta de Génova (la sede del PP) y que se manifiesten contra sí mismos», apuntó. Un discurso muy aplaudido con el que el PSOE bajó el telón de la campaña a la espera de los resultados del domingo, que determinarán su Besteiro es el presidente del cambio o si se queda en la oposición.