Inteligencia española: una decena de organismos sin coordinación y duplicados
Los países de nuestro entorno cuentan con un servicio interior y otro exterior gestionados por una jefatura única
El Jemad tiene ya su propio centro, creado hace unos meses, que actúa al margen del de las Fuerzas Armadas
Expertos en Inteligencia: «Los servicios extranjeros saben aprovechar nuestras debilidades»
De la CIA al MI6, así funcionan los servicios de Inteligencia extranjeros
Claves | Por qué es el momento de abordar una gran reforma del sistema

El modelo de la comunidad de Inteligencia de España es una excepción en los países de nuestro entorno. La integran una decena larga de organismos, que actúan sin una coordinación única real y entre ellos hay duplicidades que son difíciles de explicar. Fuentes ... de la máxima solvencia de este sector consultadas por ABC consideran que «ha llegado el momento de hacer una reforma profunda de la estructura de Inteligencia no solo para adaptarla a la de los países más desarrollados, sino para conseguir una mayor eficacia y menor vulnerabilidad», como la que se produjo hace poco tiempo con el espionaje al presidente del Gobierno y varios ministros, al parecer en una operación encubierta de Marruecos. Advierten, eso sí, de que «hay que estudiar muy bien cada paso; precipitarse sería un error aún más grave que el continuar como estamos, pero es un debate inaplazable».
El papel central en este ámbito lo tiene el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que actúa tanto a nivel estatal como internacional, si bien en este último campo tienen también su papel, aunque mucho menor, los agregados de Interior y Defensa en las distintas embajadas. El director del Centro es la Autoridad Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia y de él depende la Oficina Nacional de Seguridad, la Oficina Nacional de Inteligencia y también el Centro Criptológico Nacional (CCN-CERT).
A pesar de ser el servicio que por su propia naturaleza casi monopoliza la actividad de la Inteligencia española en el exterior, a día de hoy aún dedica el 60 por ciento de sus esfuerzos a nuestro país. Y ello pese a que aquí operan otros muchos actores, tanto de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que dependen del Ministerio del Interior, como de los departamentos de Economía y Hacienda.
La adscripción orgánica del CNI es otra de las peculiaridades, pues ha sido encajado de forma alternativa en Presidencia del Gobierno –así sucedía por ejemplo en el Gobierno de Mariano Rajoy– o en el Ministerio de Defensa, como ocurre en la actualidad, a pesar de que éste dispone de un órgano específico para sus misiones tanto en España como fuera de nuestras fronteras: el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Cifas).
Que el CNI esté en la actualidad encuadrado orgánicamente en Defensa ha contribuido, por ejemplo, a que el director del Cifas ya no despache cada semana con la ministra Margarita Robles, al contrario de lo que sucedía, por ejemplo, en la etapa de María Dolores de Cospedal. A cambio, su interlocución directa es con el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), que a su vez informa a la titular del Departamento de las cuestiones que considera conveniente.
Contamos con una docena de organismos que operan sin una coordinación real y entre ellos se producen duplicidades inexplicables
En la inteligencia militar, además del Cifas, operan también las Secciones y Divisiones de Inteligencia del Ejercito, la Armada y la Fuerza Aérea y las Unidades de Inteligencia, encargadas de obtener la información sobre el terreno. Están encuadradas en la Sección J2 del Mando de Operaciones y sus informes los envía también al centro militar, que los utiliza en la confección de sus análisis.
De forma cuando menos sorprendente, en estos últimos meses al Cifas le ha salido un 'competidor' en Defensa. El Jemad ha creado, dentro de la Sección de Conducción de la División de Estrategia de su Estado Mayor Conjunto, un nuevo órgano de Inteligencia, denominado Centro de Fusión de la Información, integrado en un principio por reservistas. Se trata de un organismo al que llega información por distintos canales, incluido el Cifas, donde se fusionan o combinan los datos de diferentes fuentes para obtener productos de inteligencia, por lo general a partir de fuentes abiertas.

El CNI, encargado casi en exclusiva de la Inteligencia exterior, dedica un 60 por ciento de sus capacidades a las amenzas en el interior
No deja de llamar la atención que se cree un nuevo centro para misiones que son propias del Cifas con la justificación de que es necesario incorporar perfiles que no son exactamente de militares. De hecho, la irrupción de este Centro de Fusión de la Información es vista con recelos desde distintos sectores de la milicia que no alcanzan a entender la utilidad del mismo cuando se dispone de un centro de inteligencia específico de las Fuerzas Armadas, del que se da a entender que no tiene las capacidades de este nuevo organismo o que no hace análisis de la profundidad que requiere el mando. Todo ello sin contar con la duplicidad en las misiones de ambos organismos y el mayor gasto que eso supone en tiempos, además, en los que se aboga por la concentración de toda la información disponible.
En el ámbito de la Inteligencia interior operan, además del CNI, la Comisaría General de Información de la Policía, con su Unidad Central de Inteligencia reforzada de forma reciente según ha sabido ABC, y la Jefatura de Información de la Guardia Civil, que también dispone de una estructura similar.

Tanto los servicios de Información de la Policía como los del Instituto Armado cuentan con servicios centrales y su propia estructura territorial, están bien dotadas de personal y cuentan con avanzados sistemas tecnológicos que los sitúan a la vanguardia de Europa. Las dos dependen del Ministerio del Interior, que cuenta además con el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco), en el que además están representados el CNI, los Mossos d'Esquadra y la Ertzaintza, que también tienen sus propias unidades de Inteligencia. El Cifas, Instituciones Penitenciarias y Vigilancia Aduanera tienen allí el estatus de observadores.
También la Comisaría General de Policía Judicial cuenta con la Unidad Central de Inteligencia Criminal (UCIC) y la Guardia Civil con la Jefatura Técnica dentro de Policía Judicial, ambas especializadas en el análisis de la delincuencia organizada, también al más alto nivel. Además, la Comisaría General de Extranjería y Fronteras dispone también de sus propio equipo de analistas.
Fuera de Interior, el Ministerio de Economía cuenta con un órgano de Inteligencia financiera, el Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (Sepblac) y el de Hacienda con el Servicio de Vigilancia Aduanera que también trabaja en este campo.
Quién está al frente
Esperanza Casteleiro

Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y Centro Criptológico Nacional (CCN)
Eugenio Pereiro

Comisaría General de Información de la Policía
Alfonso Malo

Unidad Técnica de Policía Judicial de la Guardia Civil
Rafael Pérez

Comisaría General de Policía Judicial
Valentín Díaz

Jefatura de Información de la Guardia Civil
Manuel Navarrete

Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco)
Ángel Delgado Bernaldo de Quirós

Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA)
Fernando García González-Valerio

Centro de Fusión de la Información del jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad)
Antonio Romero

Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Cifas)
Pedro Manuel Comín

Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (Sepblac)
«Si todos estos actores hacen Inteligencia dentro de nuestras fronteras, ¿por qué es necesario que el CNI también lo haga, cuando prodría dedicar muchos más esfuerzos al trabajo en el exterior?, se preguntan las fuentes del sector consultadas por ABC. «Nuestros aliados tienen un departamento de Seguridad Interior y otro Exterior, que rinden cuentas ante un director de Seguridad Nacional encuadrado en la Presidencia del Gobierno, en unos casos, o en la Presidencia de la República en otros. Pero no hay duplicidades».
«Hay que integrar los servicios que actúan dentro de España, no coordinarlos; por tanto esa nueva agencia interior debería actuar al margen de la Policía y la Guardia Civil, que perderían sus servicios de Información», propone otro experto, que añade: «Esa nueva agencia debería trabajar con el modelo básico de captación de datos, análisis de los mismos y desarrollo operativo y a partir de ahí relacionarse con los Cuerpos de seguridad».
Por supuesto, la elección de ese director de Seguridad Nacional, o como se le quiera denominar, tendría que quedar fuera del debate político y lo ideal es que fuera una figura de consenso entre, al menos, los dos principales partidos. Su perfil, y el de los jefes de la Seguridad Exterior e Interior, tendrían que ser estrictamente profesionales, al contrario de lo que sucede ahora con Esperanza Casteleiro, del CNI, que aunque con larga experiencia en el Centro lo pasó a dirigir directamente desde el Gobierno.
«La solución no pasa por coordinar todos los organismos, sino integrarlos en uno único», sostiene un experto
Cualquier objetivo importante para la seguridad del Estado suele tener una dimensión exterior e interior, así que es clave esa figura de director de Seguridad Nacional que esté por encima de las dos servicios. «Solo puede coordinar quien dirige», explica una fuente con muchos años de experiencia.
Es cierto que hay múltiples órganos de coordinación –la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia, la Oficina Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia o la Secretaría de Estado de Seguridad, entre ellos–, pero no lo es menos que no son del todo eficaces y se producen pérdidas de información.
Por supuesto, no todos, en especial en el CNI, consideran necesario acometer esa reforma de la comunidad de Inteligencia. «Nosotros no necesitamos coordinarnos, ya salimos coordinados de casa», solía responder un director del Centro cuando se le planteaba los problemas derivados de la situación actual y las disfunciones que supone que varios organismos, con cultura de trabajo y métodos diferentes, trabajen en un mismo ámbito. Mucho más favorables a esa reestructuración se muestran altos responsables de estos servicios, en ejercicio o que han ocupado esos cargos, consultados por ABC.
Hablan los expertos
«Los servicios extranjeros saben aprovechar nuestras disfunciones»
La estructura de la comunidad de Inteligencia interior española, más allá de los nombres y organismos de coordinación creados con buenas intenciones pero con una utilidad manifiestamente mejorable, «apenas ha evolucionado desde la dictadura». La reflexión la hacen responsables pasados y actuales de este sector que además advierten de que esta situación «provoca debilidades que son aprovechadas por los servicios extranjeros en su propio beneficio».
Una de estas fuentes consultadas por ABC lo tiene claro: «El modelo de seguridad interior tiene disfunciones que deben ser corregidas para que no se conviertan en debilidades y eso exige una reforma». En opinión de este experto, con decenas de años de trabajo en este sector, «el hecho de que varios servicios de Inteligencia e información, incluidos los correspondientes a las policías autonómicas, trabajen sobre los mismos fenómenos presenta dos problemas preocupantes: una competencia innecesaria entre ellos, lo que supone duplicidad de esfuerzos, de recursos humanos, técnicos y presupuestarios, además de la no compartición de información e inteligencia de interés; y el aprovechamiento de la situación por los servicios y agencias internacionales, que conocen bien nuestras disfunciones y las aprovechan en su beneficio».
Perplejidad
«Lo cierto –añade esta fuente– es que todo esto genera perplejidad en los servicios extranjeros, pero también deriva en una falta de credibilidad y profesionalidad que afecta al buen funcionamiento de nuestro sistema de seguridad. ¿Es admisible?».
«Cuando hablamos con servicios extranjeros –detalla otra fuente, también con mucho años de servicio–, no comprenden bien por qué se mantiene este modelo. Pero lo peor es que lo que para ellos en principio es un problema, porque tienen que hablar con varios organismos a veces por un mismo tema, lo convierten en una fortaleza, pues comparten una mínima información con cada uno de ellos y a cambio la reciben de todos, que además se esmeran porque quieren tener mejores relaciones con su interlocutor que su 'competencia' interna. En resumen; reciben mucho más de lo que dan, y esa es una debilidad evidente para España que ellos aprovechan».
La decena de fuentes consultadas coinciden: «Tiene que haber una única agencia interior, en la que participen los distintos servicios, y otra exterior, que debería ser el actual CNI, coordinados por una sola autoridad nacional de Inteligencia, que en España no existe de facto, aunque sí sobre el papel. Por eficacia y también para aprovechar mejor los recursos».
«Si supiesen los distintos servicios, incluido el CNI, los objetivos genéricos y concretos que se les puede encomendar, y por tanto pedir cuentas, nadie se quejaría de una posible limitación de competencias. Ahora todo es de todos, se 'picotea' por razones de oportunidad en objetivos en los que suelen coincidir y del resto nadie quiere saber nada», explica otro experto con muchos años de experiencia y que ha estudiado a fondo este tema.
«En España por desgracia continuamos con la misma estructura de hace décadas que, si bien, ha sido muy eficaz contra el terrorismo, necesita de forma urgente una reestructuración que la adecue a las necesidades actuales», sostiene otra fuente, que propone: «El CNI debe dedicar todas sus capacidades a la Inteligencia exterior para potenciarla. En cuanto a la Inteligencia interior, debe estar a cargo de un único servicio en el que estén integrados la Policía, la Guardia Civil, la Ertzaintza y los Mossos D'Esquadra y así consiguir una mayor eficiencia en el desarrollo de sus funciones»
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