Junqueras y Puigdemont, en Bruselas ep

La consigna ayer en Esquerra era no hacer sangre. «ERC se congratula de los avances que los independentistas han logrado en el marco de las negociaciones y da la bienvenida a Junts en la vía estratégica de la negociación». Apenas una pequeña puya en un comunicado para decir a los de Puigdemont que son bien recibidos al campo de la transacción y el diálogo tras años de ser acusados de traidores. Si bien fuentes de ERC reconocían este jueves a ABC que el partido había ordenado no ensañarse con el pacto entre el PSOE y ERC, por debajo los chats internos echaban humo, y dirigentes de la formación apuntaba que, en realidad, lo obtenido por el fugado era «equivalente« a la mesa de diálogo lograda por ERC en 2019, con la diferencia sustancial, eso sí, del mediador internacional.

«En realidad, lo que han pactado es el desacuerdo, y como no tenía nada más que vender, se ha dedicado a echar mierda sobre ERC», valoraba ayer a este diario un dirigente republicano sobre la comparecencia en Bruselas de Puigdemont, en la que, como ya hiciera Junts días antes, ridiculizó el acuerdo de ERC con el PSOE por autonomista. Por ejemplo, calificando de «traspaso a medias» la cesión integral de Cercanías o presumiendo de haber pactado con el PSOE sin tener que «pedir perdón», como sí hizo ERC, apuntó. «Para llegar hasta aquí no hemos tenido que pasar página, ni asumir que hayamos cometido ningún delito», insistió por si no quedaba claro.

En realidad, todo lo sucedido ayer, y en las últimas semanas, debe leerse como un capítulo más en la pugna entre Esquerra y Junts, que competirán en las europeas de esta primavera y, sobre todo, en las autonómicas previstas para febrero de 2025. La aritmética electoral en Cataluña hace muy difícil el relevo en la Generalitat, con lo que es más que probable que el partido independentista que gane en su campo sea el que se haga con la Presidencia, aunque el PSC quede primero en los comicios como en 2021,

La pugna es, como se dice, por el «relato», cómo vender al electorado independentista que el sometimiento del PSOE es atribuible a uno u otro partido. Y Puigdemont, ayer se vio, tuvo que hacer grandes esfuerzos para explicar a los suyos que el acuerdo no era una claudicación, un retorno al campo de la negociación. «Para llegar hasta aquí no hemos tenido que pasar página, ni asumir que hayamos cometido ningún delito«, insistía en lo que por momentos casi parecía una disculpa ante los suyos. Por contra, en ERC se ponía en valor las cesiones tangibles conseguidas (amnistía, Cercanías, quita de la deuda...) frente a lo que por ahora son solo futuribles de Puigdemont. »Vosotros sí que sabéis, y no como los 'botiflers' de ERC«, ironizaba en un tuit el exdiputado republicano Joan Tardà, mensaje que al poco tiempo borraba para no alimentar precisamente la polémica.

La realidad es que el acuerdo PSOE- Junts implica un cambio de plano para los hasta ahora guardianes de las esencias. A modo de termómetro, en redes sociales los usuarios más exaltados arremetían con dureza contra Junts y el expresidente fugado. «Basta de parloteo. Explica por qué has claudicado«. La posición de estos coincide, por ejemplo, con la de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), ahora mismo el 'búnquer' secesionista, y que ya horas antes de conocerse los detalles del pacto, y en alusión a los nueve años de la consulta de 2014, apuntaba: »Hace 9 años el independentismo catalán se empoderaba para emprender el camino hacia la libertad, no para investir presidentes unionistas«. El clásico mensaje de la ANC dirigido a ERC, y ahora ya, es novedad, también a Junts.

Para la ANC asistimos a la «españolización» de Cataluña y los pactos van contra la unilateralidad y la idea de que la independencia es posible. Por ello, la entidad registró ayer una petición en el Parlament en la que reclama que la Cámara «apruebe de forma inmediata una resolución que impulse un pacto por la independencia para conseguir levantar la suspensión de la DUI», en referencia a la declaración unilateral de 2017. La petición de la ANC no irá a ningún lado, como la demanda de referéndum de la CUP rechazada ayer, sí en cambio levanta más inquietud la posibilidad de que el enojo de los más ultras conduzca a la presentación de una «lista cívica» secesionista al margen de los partidos.

La competición entre Junts y ERC se traslada ahora a Madrid. El sometimiento del PSOE no acabó ayer, justo empieza ahora.

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