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Un solo embalse del Ebro sube de nivel en un año el triple del recorte al Tajo-Segura mientras Page exige «trasvases cero»

El presidente castellanomanchego reclama más uso de las desaladoras con excedentes hídricos en su región y en Aragón al tiempo que siguen las restricciones al riego en el sureste por sequía extraordinaria

El plan del Gobierno para enviar agua desalada de Valencia a Cataluña fracasa con el Ebro en máximos históricos

Las lluvias avivan la «guerra del agua» entre la cuenca del Tajo con reservas históricas de agua y la del Segura en emergencia por sequía

Una carretera inundada por la crecida del río Gállego, que desemboca en el Ebro, en una zona de Zaragoza. EFE
José Luis Fernández

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El reparto y uso del agua vuelve a tener una visión diametralmente opuesta, según el dirigente político que opine, aunque los datos de los recursos hídricos muestran ciertas evidencias: en un año, un solo embalse del Ebro (Mequinenza) ha subido de nivel en cerca de 300 hectómetros cúbicos, aproximadamente el triple del recorte previsto a las transferencias del Tajo al Segura. No obstante, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha vuelto exigir «trasvases cero».

Este pantano de Mequinenza se encuentra desde hace semanas por encima del 90% de su capacidad total y desaguando en algunos momentos, con 1.271 hectómetros según los últimos datos oficiales del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO), del 1 de abril. En la misma semana de 2023, contaba con 986 hectómetros, y también acumula más reservas que la media de la última década (1.254 hm3).

Igualmente, los dos embalses que abastecen el Tajo-Segura, los de Entrepeñas y Buendía, en Guadalajara, superan de largo los mil hectómetros con un registro como no había en catorce años. Es más, en la última semana han sumado 88 hm3, volumen que también se acerca al que se van a mermar por año las transferencias entre ambas cuencas a partir de 2027.

Sin embargo, estos excedentes hídricos en el centro y norte peninsular no apartan ni un ápice de su discurso al jefe del Ejecutivo castellanomanchego, quien ha vuelto a pronunciarse con contundencia este jueves: «Si todas las desaladoras que hemos pagado todos los españoles, millonariamente, estuvieran al cien por cien de funcionamiento, ¿cuánta agua sería necesaria para satisfacer la demanda actual?: cero».

Con este posicionamiento, Page reclamará en la reunión del Consejo Nacional del Agua que se utilicen las plantas desalinizadoras de la zona levantina con todo su potencial de producción, para así relajar el estrés hídrico en zonas de su región, aunque las reservas globales en la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) se sitúa en el 76,62%, casi cinco puntos más en una semana y quince por encima de la media de la década.

El argumento de peso que esgrime el presidente castellonamanchego es que el agua es más «barata» con los trasvases, único aspecto en el que coincide con los agricultores de Alicante, Murcia y Almería, pero no la única razón para no aprovechar más la desalada, ya que debe mezclarse por su composición química con otros caudales y las subvenciones a sus tarifas serán desautorizadas por la UE previsiblemente.

Mientras sigue el debate y aunque se ha descartado el envío de barcos con este tipo de agua desde Sagunto a Barcelona a partir de junio, tras las elecciones autonómicas catalanas, los regantes del Tajo-Segura continúan con restricciones para sus campos al haberse declarado la situación de «sequía extraordinaria» en varias zonas, también en la vecina demarcación del Júcar.

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