Qué pasó con las niñas de Alcàsser hasta que fueron halladas en una fosa el 27 de enero de 1993
El crimen que conmocionó a España cumple treinta años mientras la investigación judicial continúa abierta para encontrar al prófugo considerado autor del triple asesinato
Fuga de Antonio Anglés: el día clave de la huida del asesino de las niñas de Alcàsser
Dónde están Antonio Anglés y Miguel Ricart, autores del triple crimen de las niñas de Alcàsser
![Imagen de archivo de la fosa donde fueron hallados los cadáveres de las niñas de Alcàsser hace 30 años](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/01/26/caso-alcasser-fosa-RGm38MlQ4hQtS1acAIiXAfN-1200x840@abc.jpg)
75 días transcurrieron desde que se perdiera el rastro de Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández hasta que se hallaron sus cuerpos sin vida apilados dentro de una fosa. Tres adolescentes de apenas quince años que salieron un viernes 13 por la tarde para disfrutar de una fiesta de instituto y que jamás volvieron a sus casas. Durante aquel angustioso periodo, fueron secuestradas, torturadas, violadas y asesinadas a sangre fría. Su desaparición mutó en el archiconocido caso Alcàsser, el crimen más mediático de la historia negra de España que todavía pesa en el imaginario colectivo y colea por las salas judiciales.
Este viernes se cumplen treinta años del hallazgo de los cadáveres de las niñas de Alcàsser. Aquel 27 de enero de 1993 supone una marca imborrable en la vida de sus familias, allegados y, por extensión ante el seguimiento y tratamiento del caso, del resto de españoles, pegados frente al televisor semana tras semana. Diferentes teorías han surgido en torno a la investigación, pero la realidad judicial sitúa en el centro del tablero a Miguel Ricart, único enjuiciado, condenado y encarcelado, por el triple crimen. Pero, todavía hoy se formula la misma pregunta: ¿Qué pasó realmente en esos dos meses y medio?
Aquel viernes por la tarde, las tres amigas pretendían acudir a la fiesta de instituto organizada en la discoteca Coolor, ubicada en el municipio colindante de Picassent. Eran las ocho de la tarde cuando salieron de casa de su amiga Esther que, al sentirse indispuesta con gripe, decidió no acompañarlas. Tenían prisa, pues a las diez cerraba la sala. Miriam le preguntó a su padre si las podía llevar pero este, recién llegado del trabajo, también les comunicó su malestar.
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Uno de los métodos más empleados por los jóvenes de la zona y pueblos cercanos era hacer autoestop, pese a que el dueño de la discoteca fletaba un autobús durante los fines de semana. La carretera que separa Alcàsser y Picassent recorre una distancia de dos kilómetros, cuyo último tramo era oscuro y sin viviendas a la vista. Unos seis minutos en coche que se convirtieron en una eternidad cuando un Opel Corsa blanco, con cuatro personas en el interior, se paró ante ellas. Justo a la entrada del municipio, cerca de una gasolinera, allí se subieron al vehículo y nunca más se les volvió a ver con vida.
![Imagen de archivo del Opel Corsa de Miguel Ricart](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/01/26/coche-ricart-alcasser-U47553848382rxQ-624x350@abc.jpg)
Las menores se marcharon de casa con lo puesto y prácticamente sin dinero, lo que descartaba una huida voluntaria y pactada y alimentaba la teoría de que pudieron ser raptadas. La búsqueda comenzó ese mismo fin de semana por ambos pueblos y otras localidades cercanas mientras los testimonios de personas que creyeron ver a las niñas se sucedían por toda España. Una locura inverosímil con la que tuvieron que trabajar las fuerzas de seguridad, quienes, entre tanto ruido, sí pudieron concluir que jamás llegaron al local de ocio nocturno. Incluso, se investigaron a reclusos del centro penitenciario de Picassent puestos en libertad y a delincuentes sexuales localizados en la comarca.
Los dispositivos policiales para encontrar a las niñas se llegaron a organizar en otras ciudades de España e incluso de Europa y África. El ministro del Interior por aquel entonces, José Luis Corcuera, se entrevistó con los padres de las menores desaparecidas y formó un equipo combinado de Policía Nacional y Guardia Civil para coordinar la búsqueda. Incluso, el expresidente del Gobierno Felipe González abrió las puertas de la Moncloa a las familias en Nochebuena.
La casa de los Tomases
Entre el pulso mediático, la incesante búsqueda policial y la rumorología diaria, el calendario avanzó hasta el miércoles 27 de enero de 1993. Aquel día, a primera hora, un apicultor y su consuegro se dirigieron a unas colmenas de su propiedad ubicados en el barranco de la Romana en el término municipal de Tous, sin ser conscientes del hallazgo que iban a protagonizar. Allí, descubrieron un brazo con un reloj que emanaba de la tierra en una fosa.
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Era la conocida 'casa de los Tomases', donde existe una gran arbolada de pinos y a la que se accede por un camino forestal de configuración abrupta, según se recoge en el primer informe de diligencia de inspección ocular y levantamiento de cadáver incluido en el sumario del caso Alcàsser. «En la superficie aparece una mano saliente, deshuesada prácticamente en su totalidad, con dos huesos salientes y un reloj blanco. En dicho reloj se observa que está parado y marca las 14:30 horas. Algunos dedos tienen resto de carne y en otros están solo algunos fragmentos óseos», relata el documento oficial. Una vez retirada la tierra, los investigadores se toparon con un primer cuerpo con las manos atadas y la cabeza desprendida del cuerpo. Después, otro cadáver en las mismas condiciones y un tercero con una gran deformación en la cabeza, todos ellos vestidos y envueltos por una moqueta.
![Interior de la caseta abandonada donde fueron violadas las niñas de Alcàsser](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/01/26/casoo-alcasser-interior-casa-U87501042614gMu-624x350@abc.jpg)
Además de los cadáveres, se encontraron diferentes objetos en la fosa de la Romana: un calcetín, una cazadora vaquera, unos prismáticos, tres cinturones, un bote de la laca, una cinta de casete de Antonio Machín, medicamentos y hasta un videojuego. No obstante, lo que más llamó la atención de los agentes fueron unos trozos de papel que contenían el nombre que dio pie al siguiente nivel de la investigación. Los cadáveres, una vez completamente desenterrados, fueron trasladados primero a Llombay y después al Instituto Anatómico Forense de Valencia, donde se les practicó la primera autopsia. Tres días después, se organizó un multitudinario funeral y entierro en el cementerio municipal de Alcàsser, al que acudieron más de 30.000 personas, incluido el expresidente de la Generalitat Valenciana Joan Lerma y la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá.
Un volante médico, pista clave
La pista de los trozos de papeles llevaron a la Guardia Civil hasta la familia Anglés. En concreto, tras su reconstrucción, se constató que se trataban de un volante médico del Hospital La Fe de Valencia a nombre de Enrique Anglés, atendido por sífilis meses atrás. Siguiendo este indicativo, la Benemérita se personó el mismo día del levantamiento de los cuerpos en el domicilio familiar del sospechoso, ubicado en Catarroja. Tanto él como su hermana, el novio de esta y la madre fueron enviados al cuartel de Patraix y, durante el registro, llegaron otros dos hermanos, Mauricio y Ricardo, acompañados de 'El Rubio', mote al que respondía Miguel Ricart.
Este último, reconocido por uno de los agentes por ser el compañero inseparable del conocido delincuente Antonio Anglés, declaró en calidad de testigo pero, dadas las incongruencias y contradicciones de su relato, fue detenido hasta que finalmente confesó su participación en el asesinato de Miriam, Toñi y Desirée. Narración que corroboró en dos declaraciones posteriores, en la que reconocía que él y Anglés recogieron a las jóvenes haciendo autoestop y las llevaron a una caseta abandonada en la Romana, donde las ataron a un poste, las golpearon y violaron y finalmente les obligaron a caminar a punta de pistola hasta que les dispararon por la espalda y a sangre fría. Después, enterraron los cuerpos a unos cuatrocientos metros de la casa.
![Imagen de archivo de las tumbas de Miriam, Toñí y Desirée, las niñas de Alcàsser](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/01/26/tumbas-alcasser-U71172724381ITy-624x350@abc.jpg)
El 29 de marzo de 1993, Ricart cambió la versión negando su implicación y asegurando que fue torturado por la Guardia Civil para forzar su autoinculpación. Argumento que, treinta años después pese a ser examinado por un médico forense que negó dichas lesiones, mantiene.
El juicio por el crimen de Alcàsser comenzó en mayo de 1997 y se prolongó durante 49 sesiones en la Audiencia Provincial de Valencia. Miguel Ricart, tras intentar sin éxito implicar a otras personas, fue el único sentenciado. En concreto, fue condenado a 170 años de prisión por triple rapto, violación y asesinato con los agravantes de despoblado y ensañamiento. No obstante, solo ha cumplido 21 de ellos gracias a la derogación de la doctrina Parot, situación que permitió su liberación de la cárcel de Herrera de la Mancha en 2013.
Ricart y Anglés, treinta años después
Lo que pudiera parecer un caso cerrado tras la condena a Ricart se convirtió en uno de los mayores misterios y crímenes sin resolver de la historia negra de España gracias a la huida de película de Antonio Anglés. Algunos errores policiales, relatos cruzados y una persecución por toda España y parte de Portugal hasta Dublín trazaron un relato que, hoy en día, muchos siguen sin creer.
La realidad es que en treinta años no se ha conocido ni una sola pista del paradero del criminal hispano-brasileño, considerado por las autoridades policiales uno de los prófugos más peligrosos del mundo. Pese al fracaso que supone no haberle encontrado en tres décadas, la Policía se resiste a darle por muerto; de hecho, su búsqueda continúa activa y su ficha se actualiza cada año. Incluso, recientemente se ha incluido un retrato robot con el que sería su actual rostro.
![Reconstrucción facial realizada por el Instituto de Formación Profesional en Ciencias Forenses](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/01/26/antonio-angles-U13208380811Ttd-624x350@abc.jpg)
Mientras tanto, el Juzgado de Instrucción Número 6 de Alzira mantiene abierta una pieza separada del caso Alcàsser centrada en encontrar evidencias genéticas de la participación de Antonio Anglés en el triple crimen antes de que en 2029 pase a ser inimputable y se extinga su responsabilidad penal. Para ello, ha aprobado la realización de nuevos análisis para hallar pruebas de ADN en diferentes objetos y en los vehículos utilizados.
En cuanto a Ricart, el pasado mes de diciembre fue detenido en un narcopiso del Raval (Barcelona) donde ejercía de regente a cambio de estupefacientes para autoconsumo. Desde su salida en 2013 de la cárcel, ha vivido de la caridad en España y Francia hasta llegar a la Ciudad Condal, donde ha concedido su primera entrevista autorizada en treinta años. En ella, insiste en su inocencia y sostiene que «no siente arrepentimiento», al mismo tiempo que califica a Anglés de «basura carente de humanidad».
Así, entre la nula reinserción del único condenado y la búsqueda de pruebas de ADN del otro autor material, huido desde hace treinta años, prosigue lentamente el caso Alcàsser, del que se conocen los hechos, pero continúa envuelto por una espesa niebla respecto a las personas que estuvieron implicadas en el crimen.
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