Cuánto cuesta la casa más barata en el pueblo más bonito de la Comunidad Valenciana

Un pueblo de pescadores, playas y calas de azul cristalino y arena blanca, donde la gastronomía y la cultura mediterránea es el mayor tesoro. Estas son algunas de las razones por las que la prestigiosa revista turística National Geographic eligió a Altea, en Alicante, como la localidad más bonita y recomendable para este verano de toda la Comunidad Valenciana.

Un lugar idílico y paradisiaco que recibe a miles de turistas de todos los países enamorados de su costa, que ofrece también una amplia oferta de pisos a la venta a pocos metros del mar. Huelga decir que el precio de la vivienda ha incrementado de sobremanera en toda España, pero en este caso, en Altea, desde el año ha pasado ha subido casi un diez por ciento situándose el metro cuadrado en 2.976 euros según el portal Idealista.

No obstante, todavía es posible encontrar viviendas a precios más razonables, aunque como es lógico se trata de uno de los municipios más caros de toda la Comunidad Valenciana, donde por ejemplo destaca la zona lujosa de Altea Hills, poblada en su mayoría por visitantes llegados de Europa del Este. De hecho, la localidad alicantina posee el privilegio de haber construido la primera iglesia ortodoxa rusa de España. Incluso se rumorea que el mismo Vladímir Putin ha veraneado allí en varias ocasiones.

En una búsqueda rápida en el portal de Idealista, entre los 1.810 pisos ofertados, se pueden encontrar casas baratas desde 50.900 euros. Eso sí, este inmueble en particular se encuentra ocupado, por lo que el siguiente en la lista para entrar a vivir inmediatamente asciende a 65.000 euros.

Tras él, un bajo a 98.000 euros con garaje incluido, un estudio recién reformado a escasos metros del mar y después, también interesante, un chalet adosado de cien metros cuadrados y tres habitaciones, con patio, barbacoa y terraza con vistas, a un precio de 125.000 euros. En ese rango, se pueden descubrir grandes oportunidades para comprar una casa en Altea.

National Geographic realiza una ruta por Altea con la primera parada en la calle del Sol, «donde todavía huele a pescado y saladura y donde colgaban cortinas negras que indicaban la llegada al barrio marinero». Desde allí enfila el barrio de El Fornet con «callejuelas de piedra y casas blancas engalanadas con la algarabía cromática de geranios, jazmines y buganvillas».

Tras ello, destaca la belleza de la iglesia de piedra negra de Nuestra Señora del Consuelo, así como sus cúpulas y por último ensalza sus magnificas vista desde sus alturas. «En cada balconada hay un mirador en el que detenerse desde donde se alcanzan a ver las sierras de Aitana, de Bèrnia y el Puigcampana a un lado, y la Punta de l'Albir, el Morró de Toix y el Penyal d'Ifac envolviendo la bahía por el otro», describe la revista sobre la localidad costera con más de seis kilómetros de playa.