«¿Yo presidente honorífico? Ni de coña»: Junqueras no renuncia
El exlíder de ERC se siente avalado por el grueso del partido y descarta apearse para evitar el choque interno
Sus críticos lamentan el empecinamiento personal y consideran inevitable un congreso de confrontación
La dirección de ERC acusa a Junqueras de llevar a cabo 'guerra sucia' para recuperar el poder
![Rovira y Junqueras, el 12 de julio, en la llegada de la primera a Cataluña tras su estancia en Suiza](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/09/16/quiro-RqMpSWMYUNaZ4qwbHYO1mlK-1200x840@diario_abc.jpg)
«¿Yo presidente honorífico? Ni de coña». Con esta frase dirigida a otro dirigente del partido respondía Oriol Junqueras a la sugerencia de que, ante la crisis interna por la que atraviesa Esquerra Republicana, una candidatura de unidad, con una salida honrosa para ... él, es lo único que podría evitar que el congreso previsto para el 30 de noviembre acabe en «boda roja», al modo de Juego de Tronos. Todas las fuentes consultadas ven la posibilidad de un acuerdo entre las distintas candidaturas que se disputan el control de ERC como imposible. Van al choque.
«No se dan las condiciones en ningún caso para una candidatura de consenso ahora. El empecinamiento de Junqueras lo hace imposible», reconoce a ABC una fuente de la dirección del partido que, con pesar por la situación, admite que el clima de confrontación interna, las acusaciones cruzadas y las prácticas de guerra sucia «lo han envenenado todo". "Vamos a un congreso de confrontación. Junqueras ha convertido esto en una cuestión personal, y si él no da un paso al lado, el choque es inevitable», añaden.
La réplica desde el entorno de Junqueras consiste en darle la vuelta a esta reflexión, y se preguntan: «¿Quiénes son los que han convertido esto en una cuestión personal? La candidatura dicha de renovación solo se articula para evitar que Junqueras repita», apuntan, convencido el expresidente y su equipo de contar con el apoyo mayoritario del partido. La sugerencia de una renuncia en aras de evitar un congreso de cuchillos largos se la trasladan a sus detractores: «Si en el congreso Junqueras cuenta con un apoyo mayoritario: ¿quién rompe qué?». La posibilidad de una confluencia, con Junqueras en un cargo honorífico, se descarta: «Que se lo quiten de la cabeza: Junqueras no renunciará».
Así están ahora mismo las cosas en el seno de ERC, partido que tras haber acordado apoyar la investidura de Salvador Illa (PSC) encara ahora dos meses y medio decisivos hasta su congreso de noviembre.
Para tranquilidad del propio Illa, o del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo que está en entredicho no es la estrategia de acercamiento y colaboración con el socialismo, que todos con más o menos entusiasmo acatan tras el dividido voto de la militancia, sino los nombres, y aquí todas las miradas convergen en Oriol Junqueras. El dirigente, que tras otro proceso de renovación convulso tras la etapa de los dos tripartitos cogió las riendas de ERC en 2011 y la llevó a sus cotas de poder más altas desde la República, quiere volver a presidir la formación, pasando por encima de la ola de renovación que muchos reclaman tras el batacazo electoral del pasado 12 de mayo y la pérdida de la presidencia de la Generalitat.
«La lista de Sabrià»
El hasta hace pocas semanas presidente de la formación lidera Militància Decidim, una de las candidaturas que aspiran a hacerse con el control del partido. Considera que, tras su paso por prisión y la imposibilidad de haber ejercido con normalidad la dirección, se ha ganado el derecho a repetir. «Se siente con el derecho moral, cuando no se da cuenta de que en ERC, al igual que en Junts, tenemos que ir a una nueva etapa», lamentan en el partido sus críticos.
Enfrente de su candidatura ha surgido otra plataforma, Nova Esquerra Nacional, de carácter coral y aún sin líder definido, que enarbola la bandera de la renovación y que, aunque rechaza la definición de «rovirista», cuenta con el aval de la secretaria general, Marta Rovira, quien, como otros dirigentes, anunció que no optaría a la reelección en el congreso de noviembre. La vicepresidenta primera del Parlament, Raquel Sans, es, según apuntan fuentes del partido a este diario, quien cuenta ahora con más números para liderar la candidatura alternativa. Desde el sector de Junqueras se tilda la candidatura como «la lista de Sabrià», en alusión al exviceconsejero del Govern que dimitió tras la polémica por la campaña de denigración, surgida desde las filas de ERC, contra los hermanos Maragall.
Junto a estas dos candidaturas han emergido otras dos, aunque con escasas posibilidades. Por un lado, la liderada por el exconsejero de la Generalitat Alfred Bosch –Foc nou (fuego nuevo)–, esta sí con un discurso que es una enmienda a la política de pactos actual, «una candidatura realmente regeneradora para dar un golpe de timón» y no pactar «sistemáticamente con el españolismo». En la misma línea, incluso de manera más nítida, se presenta la candidatura Recuperem ERC, impulsada por el colectivo Primer d'Octubre, favorable al entendimiento con Junts. Fuentes de la formación ven muy difícil que estos últimos, un grupo de opinión más que una corriente, logren los 400 avales necesarios para poder presentarse, mientras que consideran que, con probabilidad, la candidatura de Bosch buscará confluir con la de los renovadores.
La situación se ha envenenado por completo, con acusaciones cruzadas de juego sucio y un quebranto interno que ya va más allá de lo político y alcanza lo personal. El último episodio, la filtración, atribuida a la candidatura de Junqueras, de unos mensajes de Marta Rovira que demostrarían que habría tenido conocimiento de la campaña contra los Maragall. Las aguas bajan muy turbias en ERC.
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