Mezquitas y sinagogas, objetivos de la célula de Combat 18 en España
Los 12 detenidos por los Mossos en Cataluña han quedado en libertad provisional. De ellos, seis con cautelares
Operación policial contra el grupo nazi y supremacista Combat 18 en varias provincias españolas
Llevaba activa unos 20 meses. Es la primera célula de Combat 18, brazo armado de la organización neonazi Blood and Honour, que se detecta y desarticula en España. Este martes, una operación de los Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional se saldó ... con doce detenidos en Cataluña, y cuatro más en otras comunidades. Trece hombres y tres mujeres, de entre 29 y 49 años, que «habían completado ya su proceso de radicalización». El caso, bautizado Drakaris, ha sido básicamente «preventivo», que es el objetivo fundamental de la Comisaría General de Información (CGI): actuar antes de que se materialice un ataque. Los investigadores detectaron su actividad en redes sociales. La monitorización les llevó a comprobar que se habían constituido ya como grupo en el territorio, donde residían tanto su presidente, como el tesorero y el denominado «sargento de armas». Su objetivo, según ha detallado el intendente David Sánchez, eran mezquitas, sinagogas y locales de la izquierda antifascista.
Sánchez, subjefe de la CGI y experto en procesos de radicalización -instructor de los atentados del 17A-, ha detallado que este grupo supremacista se basa en teorías de la «conspiración en que la raza blanca se ve amenazada por las políticas mundiales». No cuentan con una organización estructurada sino que, de acuerdo con este dogma, «cualquier individuo o grupo puede ejercer violencia en cualquier parte del planeta, sin recibir instrucciones de ningún líder». Entre sus objetivos, también políticos y jueces, como responsables de la supuesta amenaza a la nación blanca. También oenegés que trabajan por los derechos de los inmigrantes, personas con diversidad funcional y el colectivo LGTBI.
Nacieron en 1992, en el Reino Unido, y su actividad se ha ido expandiendo, sobre todo por Europa. Para ello cuentan con un manual, el del soldado político. Documento de referencia sobre sus «enemigos válidos declarados». También consignas, como la de no reivindicar sus acciones. A partir de esa «cosmovisión compartida», la simbología siempre es la misma, pero «teñida con la bandera del país donde está esa sección», ha precisado Sánchez. En este caso, España.
Dos décadas después de su creación, ya en 2022, los Mossos, en el contexto de lucha contra los extremismos violentos, detectaron «diversos perfiles» que promulgaban la ideología de Combat 18 en Cataluña. Mostraban «simpatía», solamente. Es decir, la carga delictiva que se les podía atribuir era mínima. No fue hasta abril de este año cuando la CGI de la Policía catalana pudo comprar que el brazo armado de Blood and Honour había desplegado una «delegación» en España. Algo que no se había detectado hasta la fecha. «No era una vinculación individual con el grupo, sino diferentes personas, por motivo de afinidad», ha apuntando el intendente. Así, bajo la tutela del Juzgado de Instrucción 3 de Manresa (Barcelona), las pesquisas llevaron a los investigadores a constatar el crecimiento exponencial de sus integrantes, que ya mantenían «reuniones de coordinación» -citas en espacios físicos, que concertaban a través de internet-.
«Haberlo detectado en fases iniciales tiene limitaciones a nivel procesal. Pero cuando se detecta una amenaza real a la ciudadanía, es relevante haberlo hecho ahora», ha precisado Sánchez
Contaban ya con una estructura jerarquizada: de los roles de máxima responsabilidad antes citados -todos detenidos-; hasta simpatizantes. También con «disciplina interna»: cualquier acción en nombre del grupo tenía que ser validada antes. También el sargento de armas, que es el encargado de «disciplinar» a los integrantes de Combat 18. Para financiarse demandaban aportaciones periódicas y también buscaban complicidades internacionales en la misma vertiente ideológica. De esa misma manera intentaron conseguir armas. Afortunadamente, sin éxito, y habían emprendido también labores de captación. Sobre todo, entre jóvenes con ideología afín: de extrema derecha. Dispuestos a usar la violencia para alcanzar sus objetivos.
De la misma forma, ya habían definido los objetivos a atacar. No habían desplegado un plan concreto contra un espacio concreto, pero sí habían «priorizado» mezquitas, sinagogas, y locales antagónicos de la izquierda antifascista, ha explicado Sánchez. Todavía buscaban medios para llevarlos a cabo. Y ese ha sido el éxito de la operación: desarticular la célula antes de que hubiesen perpetrado un ataque. La consecuencia de la acción preventiva es que el juzgado ha dejado en libertad a los 12 detenidos en Cataluña. A seis de ellos, con cautelares de comparecencias periódicas ante la autoridad judicial.
Doce detenidos, en libertad
«Haberlo detectado en fases iniciales tiene limitaciones a nivel procesal. Pero cuando se detecta una amenaza real a la ciudadanía, con la constitución y crecimiento del grupo, es relevante haberlo hecho ahora», ha subrayado el subjefe del la CGI, tras ser cuestionado al respecto. Desde 2015, el supremacismo blanco es la segunda amenaza a la seguridad en Cataluña, por detrás del yihadismo. «Es así porque hay una actividad constante, consistente en generar relato y de captación. También unas intenciones claras de cometer ataques en cualquier punto de Europa», ha precisado el intendente, que concluye que la amenaza es elevada.
A pesar de que hace unos días, el mismo mando confirmó que tras la guerra entre Israel y Hamás había aumentado la propaganda terrorista que incitaba a perpetrar atentados, también en suelo europeo, ha desvinculado la reciente explotación de la operación a que la célula de Combat 18 en España tuviese planeado algún ataque inminente. Aunque es una hipótesis que no se puede descartar. Por el momento, la investigación sigue abierta, a la espera de analizar todos los dispositivos electrónicos intervenidos, y por ello no se descartan nuevas detenciones.
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