El fiscal desmonta la versión de Buch y apuntala su acusación: «Escolà fue destinado a proteger a Puigdemont mientras ejercía de asesor»
El exconsejero de Interior asegura que no le gusta leer para justificar que el mosso, en vez de informes, le transmitiese «notas breves». Además, acusa a los investigadores de «mala fe»
Un mando de los Mossos certifica que Buch fichó a un asesor para que ejerciese como escolta de Puigdemont
Puigdemont admite que el mosso Escolà lo «acompañó y ayudó» en su huida a Bélgica
![El sargento Escolà y el exconsejero Buch durante la última sesión del juicio, este jueves](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/07/13/buch-escola-RYIUNMmLhm66SaAm79fH80O-1200x840@abc.jpg)
El exconsejero catalán de Interior Miquel Buch se enfrenta a seis años de prisión por haber designado como asesor de su departamento a un mosso, Lluis Escolà, para que en realidad ejerciese como escolta de Carles Puigdemont en Bélgica. Es la acusación de la Fiscalía que, este jueves, durante la última sesión del juicio, ha desmontando la versión del acusado, que aseguró no saber nada de la vida privada del agente y, por ende, no tener conocimiento de las tareas que éste ejercía en la casa de Waterloo, adonde viajaba con asiduidad.
Ante dicha afirmación, el fiscal Pedro Ariche ha recordado que decenas de imágenes muestran a Escolà junto a Puigdemont y que, incluso, habiéndolo nombrando ya asesor, su actividad fue objeto de preguntas parlamentarias a Buch en 2018, pero el exconsejero ha salido por la tangente. «¿Ni eso le encendió las alarmas?», ha inquirido el representante del Ministerio público. «No, Interior era el departamento al que remitían más preguntas. Veníamos del 1-O y del 155», ha contestado el interpelado.
Escolà es el mismo agente que, tal y como reconoció el propio expresidente -en su declaración como testigo en el mismo juicio-, lo ayudó a abandonar Cataluña. Lo «acompañó en su viaje», según Puigdemont, como «amigo y patriota». Lo hizo encadenando permisos y vacaciones. Una vez el cuerpo de Mossos tuvo conocimiento de lo ocurrido, le abrieron un expediente, que ordenó su traslado a la comisaría de Martorell (Barcelona). Espacio que nunca llegó a pisar ya que, por sus dolencias de espalda, le dieron la baja.
Obtuvo el alta una vez Buch lo designó como asesor. A pesar del cargo, siguió desplazándose con frecuencia junto a Puigdemont. Las defensas, tanto del sargento Escolà, como del exconsejero, han presentado 14 informes para justificar que el trabajo para el que fue contratado se realizó. Además, el antiguo titular de Interior ha asegurado que, en muchas ocasiones, el asesoramiento se efectuó vía telefónica, sin tener conocimiento de dónde se encontraba su subordinado. Primero, porque él no se mete en «la vida privada de los demás», y también porque no le gusta leer, ha afirmado, y prefería que le pasase notas breves para luego articular sus discursos.
«No me gusta leer»
«Lo que algunos llaman informes yo lo llamo notas. No me gusta leer. Para elaborar los discursos yo tomaba notas de algún informe de la Policía, de Bomberos, de Protección civil, de los asesores. A partir de ahí, yo componía y hacía el discurso. Salía mejor o peor, pero así se hacía«, ha asegurado. La designación de Escolà, tal y como sostenido el fiscal, se hizo conforme a derecho, pero lo que se juzga, es si »con cargo a una Administración que forma parte del Estado, se han destinado fondos para dar protección a una persona que en ese momento, y todavía hoy, está pendiente de orden de busca y captura e ingreso en prisión, que ha sido emitida por el Poder Judicial de ese mismo Estado«, ha indicado Ariche.
Además de seis años de prisión y otros 27 de inhabilitación para Buch, por prevaricación y malversación, la Fiscalía también pide cuatro años de cárcel para el mosso, como cooperador necesario. Sus defensas piden su absolución. «Desconozco si Puigdemont está protegido o no, pero lo que no se pueden traer aquí son declaraciones políticas o públicas que no tienen nada que ver con mi representado«, ha apuntando la defensa de Escolà.
Por su parte, la abogada de Buch ha remarcado que, en caso de que el sargento hubiese ejercido funciones de protección de Puigdemont, «para las que no fue contratado», no se destinó ninguna partida de dinero público para ello. «[La contratación como asesor] fue un solo acto, en un momento determinado, que tiene cobertura presupuestaria, que se hace de manera legal y que, en todo caso, entraría dentro de lo que podría considerarse administración desleal, pero no ha quedado acreditado que Escolà no ejerciese como asesor de Buch y mucho menos que éste lo nombrase para algo diferente de lo que era: un asesor de confianza», ha esgrimido.
Investigación
En su derecho a la última palabra, el extitular de Interior ha subrayado: «Nunca he dictado ninguna orden ni he gastado dinero público que pusiese en riesgo a mis colaboradores o a las instituciones en las que he ejercido mis responsabilidades políticas». Además, ha reprochado que la investigación contra él -de los Mossos- «está cargada de prejuicios, errores y mala fe. No han hecho lo que tiene que hacer un policía, que es servir con profesionalidad y más, tratándose de un encargo judicial por el que se me piden seis años de cárcel».
Buch ha indicado que está «convencido y tranquilo» por lo que ha hecho, aunque el juicio le ha «hecho sufrir mucho». «Yo no he malversado nunca dinero público, tampoco en el caso de Escolà. Lo nombré para asesorarme como cargo de confianza. Ejerció su responsabilidad con rigor, plena disponibilidad, compromiso y lealtad. Tenía derecho a nombrar a nueve asesores y fue lo que hice. Ni más, ni menos. Por eso pido una sentencia absolutoria», ha culminado. Tras la declaración de ambos acusados esta mañana y los informes de las partes, el juicio ha quedado visto para sentencia.
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