ERC afronta ahora su guerra fratricida tras investir a Illa
El sector de Marta Rovira tiene cuadros, pero no líder; el de Junqueras, justo lo contrario
Illa toma posesión del cargo en una ceremonia sin la bandera de España
![Marta Rovira y Oriol Junqueras, tras el archivo del caso Tsunami](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/08/11/rovira-junqueras-R0bJl9h8bDcxiEK1xziKjvM-1200x840@diario_abc.jpg)
El pacto para investir a Salvador Illa y la traición de Puigdemont a lo acordado con el gobierno de Esquerra, y su posterior fuga, no son elementos de confrontación entre Oriol Junqueras y Marta Rovira. Aunque Junqueras ha defendido con distancia y frialdad ... el voto favorable a la investidura de Illa, promovido por Rovira, su predisposición a entenderse con los socialistas es tan natural como antiguo y profundo es su malestar por los continuos desprecios de Junts y de su líder. Además, y pese a su frialdad interesada, para no distanciarse de los militantes contrarios al pacto, el 'junquerismo' han salido en tromba a defender la decisión del partido.
«Si no haces nada ni dices nada, ganarás seguro 60-40, y con un poco de suerte, 70-30». Es lo que le ha dicho el presidente del Puerto de Barcelona, Lluís Salvadó, exsecretario de Hacienda de la Generalitat, secretario general adjunto de Esquerra entre 2011 y 2019 y uno de los pocos 'artistócratas' del partido que todavía apoya a Oriol Junqueras. Se refiere de esta forma al congreso que los republicanos celebrarán el 30 de noviembre y que ha de renovar la dirección, el mensaje y la estrategia de Esquerra Republicana de Catalunya.
Salvadó conoce el partido y a sus militantes, tiene buena relación con todos los sectores, y su diagnóstico es claro: aunque Marta Rovira no va a presentarse para ningún cargo, tiene la intención de presentar en su nombre a un candidato, pero con el problema de que no tiene un nombre claro, ni popular entre las bases, ni es probable que lo encuentre.
Por lo tanto, y por pura decantación simpática, Junqueras puede ganar el congreso manteniendo un perfil discreto, al modo de Salvador Illa, que desde que ganó las elecciones el pasado 12 de mayo se ha guardado de caer en provocaciones o entrar en debates que nada podían aportarle en su camino a la presidencia de la Generalitat, que finalmente culminó el jueves, al final de una esperpéntica jornada.
Los dos líderes acuden de un modo muy distinto a esta confrontación. De un lado, Marta Rovira tiene el único objetivo de apartar a Oriol Junqueras de la dirección del partido y en general de la política, porque entiende que los líderes del proceso independentista no pueden liderar el tiempo nuevo que se abre tras la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat y que pone fin a la aventura que empezó en 2017. Rovira ha priorizado este objetivo político y lo ha hecho pasar por encima de la estrecha relación que mantenía con el que hasta hace poco fue el presidente de su partido.
Oriol Junqueras no ha definido, en cambio, ninguna estrategia política para la futura Esquerra, y simplemente quiere recuperar la presidencia para dar sentido a sus años en la cárcel. Sus motivaciones no son políticas, son emocionales, como emocional es la dependencia que tiene de Marta Rovira. No es una relación de enamoramiento clásica, pero sí de una vinculación especial que va más allá de lo estrictamente profesional y político. Para que se entienda, Junqueras está más triste que enfadado por los ataques de la que hasta hace poco había sido su principal aliada.
Otra diferencia fundamental es que en su estrategia, Marta Rovira, que ha dedicado su vida a labores orgánicas, cuenta con cuadros intermedios pero no con un líder; y en cambio Junqueras, que siempre ha hecho gala de una total pereza y hasta desprecio por la vida interna de los partidos, tiene en su favor su nombre y su carisma, pero en caso de ganar el congreso tendría que formar un equipo completamente nuevo porque el que actualmente existe es, en su casi totalidad, de obediencia 'rovirista'.
Pero aunque muy de fondo y a estas alturas ya poco importante, tal vez la mayor diferencia entre ambos es que Junqueras fue el primer presidente de Esquerra que llegaba al cargo sin una guerra fratricida con su antecesor y nunca habría querido esta batalla campal con Rovira; pero Rovira entronca con la vieja tradición republicana de ir a degüello los unos contra los otros cada tantos años.
La recogida de avales todavía no ha empezado porque el congreso no ha sido formalmente convocado. Las cifras que de momento se conocen es que el manifiesto contra Junqueras, promovido por Marta Rovira, tuvo 1.000 firmantes y que al día siguiente Junqueras filtró a Europa Press que había recibido 2.000 apoyos, sin llegar a concretar en qué formato.
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