Las 'vidas' de El Freillo, un castro vetón «único»
A la espera de evaluar los daños provocados por el fuego de Candeleda en el yacimiento, los arqueólogos creen que la maleza calcinada en el entorno podría desvelar «estructuras antes imposibles de ver»
Junta, Ayuntamiento de Candeleda y Diputación de Ávila se comprometen a recuperar el castro afectado por el incendio
![Efectivos del operativo antiincendios trabajando el pasado jueves en el castro de El Freillo, en El Raso](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/09/01/castro4-RID2wVT1BBX6o3DKucUsBlO-1200x840@diario_abc.jpg)
El pasado viernes el operativo antiincendios daba por extinguido el fuego originado tres días antes en el término municipal de Candeleda y que alcanzó al castro de El Freillo, en la localidad abulense de El Raso. Con el suelo aún caliente, los arqueólogos que ... han trabajado en los últimos años en este enclave único, «uno de los poblados de la segunda Edad del Hierro más grandes y representativos de la cultura de los vetones», no han podido comprobar a fondo en el terreno el alcance del deterioro. Se ha visto que el fuego calcinó por completo las dos casas musealizadas a partir de los cimientos hallados, allá por los años 70 y 80, en la primera excavación dirigida por Fernando Fernández Gómez, actual director del Museo Arqueológico de Sevilla, pero aún se desconoce si la temperatura alcanzada puede haber hecho «que estallaran los bloques de piedra de algunas construcciones» y en consecuencia «otras estructuras» hayan resultado dañadas.
Conocer el estado actual del yacimiento será una de las tareas que tenga en adelante Victorino Mayoral Herrera, experto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha trabajado en los últimos años en este enclave en el marco de un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y apoyado por el Ayuntamiento de Candeleda. Lamenta el daño, pero a la vez apunta que el hecho de que se haya calcinado el entorno podría tener a la larga el «efecto indirecto» de llegar a «nuevos conocimientos», ya que el matorral y jaras calcinadas pueden desvelar «estructuras, muros y restos que antes eran imposibles de ver por la maleza». «Tenemos que aprovechar esa oportunidad. El propio alcalde se dio cuenta inmediatamente».
Las prospecciones y estudios que ha coordinado hasta la fecha este experto han permitido conocer con «bastante detalle» el urbanismo del castro y el trazado de sus calles. Aún así, los trabajos realizados sólo llegan a un pequeño porcentaje de un poblado que estiman que ocupó más de 20 hectáreas. «Es un yacimiento que por su escala traspasará generaciones de arqueólogos», sostiene Mayoral Herrera.
![Restos del castro antes del incendio](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/09/01/restos-castro-U80554018577jGV-624x385@diario_abc.jpg)
Recuerda que este enclave se fundó a finales del siglo III a. C., «un periodo de crisis» en la península Ibérica, ya que es el momento en el que los cartagineses empiezan a penetrar en el interior de la misma y a continuación se suceden las guerras púnicas que acaban con la conquista del territorio por los romanos. «La ubicación del castro era estratégica para la defensa». La orografía del terreno y su ubicación, «en un gran promontorio», hacían de él «un lugar inexpugnable». Las murallas y fosos que se han hallado «indican que hubo un interés muy grande por protegerlo de posibles ataques», detalla.
Se sabe, además, que no fue el primer asentamiento que hubo en la zona, detalla José Luis Díez, arqueólogo del Servicio Territorial de Cultura, Turismo y Deportes de Ávila. Del inicial se ha podido comprobar que estuvo ubicado más al sur y que fue habitado entre el siglo V y el III a. C, hasta que acabó con él «un incendio», probablemente relacionado con el clima bélico del momento: «Aníbal hizo una expedición hacia el interior de la meseta para conseguir tributos y víveres para sus tropas», sostiene también este experto. Su destrucción obligó a la población vetona allí asentada a «refugiarse en un sitio más defendible y seguro», motivo por el que se desplazó a El Raso.
La orografía del terreno, así como su ubicación han sido también dos factores determinantes para que su conservación haya sido «excelente» desde que el poblado se abandonó de manera pacífica en torno al año 50 a. C., explica Mayoral, ya que las prospecciones realizadas han permitido conocer que desde entonces no se desarrolló en él ninguna actividad agrícola, con lo que «el microrrelieve del sitio preserva los indicios de todo lo que hay debajo». «Nos ha sorprendido cómo se puede reconocer prácticamente casa por casa».
Del 'tesoro' que allí albergan son plenamente conscientes los vecinos de Candeleda, como demuestra el «movimiento vecinal» de estos días atrás para evitar que los bulldozer que trabajaban en la extinción del fuego entraran en la zona y dañasen un patrimonio arqueológico «único» que recibe cada año la visita de más de 20.000 personas. Junta, Ayuntamiento de Candeleda y Diputación de Ávila se han comprometido a recuperar la zona afectada. «Hace 2.300 años, Aníbal destruyó nuestro antiguo castro. Nuestros ancestros lo levantaron de nuevo, donde hoy se alza. Ahora nos toca a nosotros reconstruirlo», señalaba hace unos días Carlos Montesino, alcalde de Candeleda. No en vano, recuerda Victorino Mayoral, El Freillo es uno de los yacimientos de este periodo «más destacables de Castilla y León».
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