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Valladolid, al timón de la Iglesia

Con Luis Argüello, la Diócesis vallisoletana sitúa a su arzobispo al frente de la Conferencia Episcopal Española por segunda vez en la última década

Las consecuencias del nuevo cargo

Luis Argüello y Ricardo Blázquez en el Arzobispado de Valladolid ICAL
Montse Serrador

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La semana que concluye ha dejado la elección del arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, como presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Aunque se estrena en este cargo, es buen conocedor de la casa que reúne a todos los obispos españoles. Cuando su antecesor en la diócesis vallisoletana, el cardenal Ricardo Blázquez, estuvo al frente, Argüello fue secretario general (2018-2022), entonces como obispo auxiliar. Aquellos años le permitieron conocer bien los entresijos de la CEE y fraguarse en la labor, nada fácil, de ser la voz de la Iglesia española, una tarea a la que renunció cuando fue nombrado arzobispo. Fueron dos años en los que los dos puestos más importantes de la institución se encontraban en la Archidiócesis de Valladolid, un hecho que sólo se había producido hasta entonces con la de Madrid.

Ahora, vuelve a coger el timón un prelado pucelano. De los diez obispos o cardenales que han presidido la Conferencia Episcopal Española desde su constitución en 1966, dos ejercen su apostolado en Valladolid: Ricardo Blázquez, de 2014 a 2020 (entre 2005 y 2008 también lo fue como obispo de Bilbao) y, desde el pasado martes, Luis Argüello. Sólo Madrid está por delante, con cuatro, mientras que Santiago, Oviedo, Zaragoza y Barcelona han tenido uno. 'Algo tiene el agua cuando la bendicen', cabría pensar, si una provincia eclesiástica como la vallisoletana –que no es ni con mucho de las más importantes, ni en fieles ni en parroquias,– cuando sus mitrados son elegidos para presidir la Iglesia española. Sólo por comparar, Madrid cuenta con 469 parroquias y 1.348 sacerdotes diocesanos, frente a las 305 parroquias y 183 curas de Valladolid.

Así que la elección tiene más que ver, al menos en este caso, con los perfiles de quienes están llamados a ser presidentes de los obispos que con el peso de la diócesis, aunque también juega a favor de la vallisoletana la cercanía a Madrid. Es, sin embargo, el talante moderado y, sobre todo, el hecho de que en torno a una misma persona se consiga reunir a todas las supuestas sensibilidades existentes en la Conferencia Episcopal lo que finalmente inclina la balanza. Ocurrió con Blázquez, con el que se buscó un hombre de consenso tras el mandato de Antonio María Rouco Varela, y ahora ha vuelto a suceder.

En el caso de Luis Argüello –que salió elegido con 48 de los 78 votos posibles–, su cargo como secretario general ya fue un primer paso hacia la presidencia que asumió el martes. La primera labor implicaba una mayor dedicación, por lo que decidió dejarla en cuanto tomó las riendas del arzobispado. Ahora, como presidente, su función es más institucional pues sobre él pesarán las relaciones políticas y, por lo tanto, la interlocución con el Gobierno de España. Arduo trabajo, en cualquier caso, por lo que en su provincia se confía en el nombramiento de un obispo auxiliar.

Mucho se ha escrito y hablado estos días sobre la figura de Luis Argüello (Meneses de Campos 1953), al que se ha situado en el bloque 'conservador' de la CEE por oposición al cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, para el que se ha dejado el adjetivo de 'progresista'. Una 'etiqueta' que, en el caso del prelado vallisoletano, tiene más que ver con su fidelidad al dogma católico y con su batalla cultural que con posicionamientos sociales y políticos.

Al margen de su tantas veces recordada activa juventud socialista e, incluso, comunista, que él nunca ha negado, Argüello, que se desenvuelve dentro de la llamada doctrina social de la iglesia, en la que se supone que está todo el clero, ha puesto el acento en una visión antropológica de la existencia. Todo ello, sobre la base de la defensa de la persona, la familia y, especialmente, la vida, en contraposición a las ideologías de género y el aborto. Ha sido, además, de los pocos obispos, si no el único, que se ha posicionado claramente contra la amnistía, de la que dijo «amenaza a la convivencia a la que dice servir».

En cuanto a los abusos en la Iglesia, sus críticos le han achacado no haber querido abordar con suficiente intensidad esta cuestión pero la realidad es que, además de reconocer su existencia y la necesidad de compensar el daño causado, su único 'delito' fue argumentar que se trata de una lacra que se ha dado y se da en otros muchos ámbitos sociales y, sin embargo, sólo se ha puesto el foco en la Iglesia.

Si José Cobo, elegido vicepresidente de la CEE, se ofreció como «facilitador» del diálogo, se entiende que con los llamados sectores de izquierdas, Argüello ha dado sobradas muestras de sus habilidades políticas para dialogar y buscar consensos. Con el propio ministro de Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, negoció en su momento el informe de las inmatriculaciones y con el que fuera alcalde de Valladolid y hoy ministro de Transportes, Óscar Puente, mantenía una fluida interlocución, relación que también se ha producido con el resto de partidos en las instituciones de Castilla y León.

Así que el arzobispo de Valladolid impondrá su estilo 'argüellista' en su nueva labor como presidente de la Conferencia Episcopal para la que volverá a emplear muchas horas de AVE entre la capital pucelana y Madrid, que ocupará en conversaciones con los viajeros e, incluso, en espontáneas confesiones, como él mismo ha contado en alguna ocasión.

Cumbre de vicarios de toda España

Un centenar de vicarios de todas las diócesis españolas se van a reunir desde el próximo martes hasta el jueves en la capital vallisoletana en el marco de las jornadas 'Comunión diocesana y evangelización. Por una pastoral misionera'. 

El encuentro, que se realizará en el Centro Diocesano de Espiritualidad, contará con la participación de José Rico Pavés, obispo de Jerez de la Frontera y presidente de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, y Agustín Cortés Soriano, prelado de Sant Feliu de Llobregat y responsable del Área de Vicarios.

También está prevista la presencia de los obispos de Alcalá de Henares y Zamora, Antonio Prieto Lucena y Fernando Valera Sánchez, respectivamente. El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, además de ejercer de anfitrión, pronunciará dos ponencias sobre la pastoral misionera.

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