Raúl de Hoz: «Pedro Sánchez es lo peor que he visto en política en estos 25 años»
El procurador más veterano de Castilla y León se encamina hacia Europa para «seguir haciendo lo mismo: defender a esta tierra y a sus ciudadanos»
Castilla y León, con más presencia en las listas a la UE y dos escaños seguros
![El procurador popular Raúl de la Hoz, en las Cortes de Castilla y León](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/05/12/hoz-ivan-RRm9SgDMvWfnPM2r73EIAKN-1200x840@diario_abc.jpg)
Un cuarto de siglo en la misma 'casa' da para mucho, incluso para desear ya «un cambio» que en el caso de Raúl de la Hoz pasará por convertirse a partir del 9 de junio en eurodiputado. El procurador más veterano de las Cortes ... de Castilla y León se marcha tras 25 años ininterrumpidos en el Parlamento Autonómico añorando «el buen ambiente» de tiempos atrás. Asume «errores» que le han llevado a «pasarlo mal» y confiesa el «dolor» por los «ataques personales ilegítimos» recibidos desde la oposición en estos años. En todo caso, agradece con emoción las palabras de cariño que le han dedicado estos días sus más encarnizados rivales políticos en la Comunidad: «Es la mejor manera de irme que podría haber imaginado».
—¿Planteó usted mismo la posibilidad de entrar en las listas europeas porque era el destino que deseaba?
—Alfonso Fernández Mañueco tenía claro que quería una voz potente de Castilla y León en Europa, donde cada vez nos jugamos más. Tuve la fortuna de que pensara y confiara en mí para ello, al igual que el presidente nacional del PP. Es todo un honor.
—¿Pero usted se dejaría querer?
—Tras 25 años en las Cortes el cuerpo me iba pidiendo un cambio, aunque haciendo lo mismo, que es representar y defender los intereses de esta tierra y de sus ciudadanos pero variando de escenario. Más grande, más complejo y más importante.
—¿No ha formado nunca parte de un gobierno porque no ha querido o no ha podido?
—El dónde estás en política no es tu estricta voluntad. Se ha podido plantear en algún momento y no salió.
—¿Ha cambiado la política tanto como parece en estos 25 años?
—Mucho. Hemos pasado de un modelo bipartidista puro a uno bastante más complejo que enrarece el terreno de juego. La aparición de populismos a derecha e izquierda de los partidos clásicos, de nuevas alternativas, de los personalismos en política que antes no existían... toda esa conjunción de factores metida en una coctelera lleva a una situación poco agradable. Echo de menos el buen ambiente que, por ejemplo, había en las Cortes.
—¿Le vendría bien a Castilla y León y a España que volviera ese bipartidismo del que habla?
—Lo que le vendría mejor es que hubiera entendimiento y sinceridad y que los políticos no pensaran tanto en su interés a corto plazo, sino en el de a quienes representan. Pedro Sánchez es el extremo máximo de cómo utilizar la política en beneficio estrictamente personal sometiendo a España a una serie de inestabilidades exclusivamente para seguir en La Moncloa.
—¿En que posición en el ranking de políticos le colocaría?
—Pensaba que con Zapatero habríamos tocado suelo, pero estamos ya en el subsuelo, en el -5. Es lo peor de verdad que yo he visto en política. Su último capítulo de utilizar a su mujer para desviar la atención.... Es todo tan absurdo y surrealista que en el resto del mundo la gente se echa las manos a la cabeza.
—Es el momento de pedir perdón por los pecados cometidos. ¿A quién concretamente?
—No todo lo que he hecho es para sentirme orgulloso. Errar es humano y en política, también, pero siempre intento extraer que lo que importa es que haya habido buena fe.
—Pero no me ha contestado...
—A quien tenía que pedir perdón, que no han sido a muchos, ya lo he hecho personalmente y me han aceptado las disculpas. En un debate te dejas llevar y en mi caso, que soy muy pasional, a veces no me limito.
—¿Ve necesario y posible rebajar el tono y acercar posturas o lo considera algo irreal a corto y medio plazo?
—Posible es, pero hay a quien no le interesa. Aquí en Castilla y León algunos quieren trasladar una imagen de inestabilidad y culpar a los acuerdos del PP de generarla. Que hagan eso los que defienden los inclasificables pactos del Gobierno con radicales, independentistas y terroristas cuadra bastante poco. Cuando los españoles echemos a Pedro Sánchez, porque este hombre no se va ir, ganaremos todos y también la clase política.
—¿Quizás han ayudado los cinco días de reflexión del presidente para concienciar a los políticos sobre las cosas que dicen y hacen?
—No quiero ni pensar lo que ha hecho durante esos cinco días aparte de reírse de los españoles.
—¿Cuál ha sido su mayor error en su etapa como procurador?
—El que peor llevo y del que ni siquiera me gusta hablar es el fallo en la votación de la Ley de Medidas –que acompaña a los Presupuestos– de hace dos años que provocó que tuviéramos que repetir la tramitación de esa norma –se retrasó varios meses la entrada en vigor de las Cuentas–.
—¿Ha llegado a llorar o a tener pesadillas por algún asunto político?
—Tanto como llorar, no. Pero me ha apenado y dolido mucho cuando se me ha intentado atacar personalmente implicándome en asuntos turbios para hacerme daño político de forma ilegítima. En mi caso no se ha llegado a los extremos de compañeros a los que han machacado y después nadie les ha pedido perdón.
—¿Y cuál ha sido su día más feliz o satisfactorio entre estas paredes?
—Cuando Alfonso Fernández Mañueco fue proclamado presidente tras las elecciones de 2019. Viví antes con Juan José Lucas y Juan Vicente Herrera como presidentes y les tengo a ambos un cariño extraordinario y me ayudaron mucho, pero a Mañueco le conozco desde hace muchos años y fue el que me dio la oportunidad de ser portavoz. Me une con él una relación muy estrecha. Aquella imagen de verle mirando a su familia y a todos nosotros fue, sí, el momento más feliz que he vivido en política.
—¿Quizás también porque pensaron que igual no gobernaban?
—Hubo que negociar tras un resultado electoral que no fue el que hubiéramos querido –ganó el PSOE– y hubo momentos que sí temimos por el Gobierno. Conseguirlo fue ciertamente bonito.
—¿Fue más complicada esa negociación con CS que la que también protagonizó usted con Vox en 2022?
—Distintas. En la de Ciudadanos estábamos negociando con un partido que quería pactar con nosotros pero que tenía un líder en la Comunidad –Francisco Igea– que no quería. Eso dificultaba y embarraba extraordinariamente el camino a recorrer. Sin embargo, con Vox eso no sucedió. Las complicaciones con ellos fueron más de concertar posicionamientos ideológicos y de ajustarlos en el acuerdo.
—Ha conocido en mayor o menor medida a cientos de políticos. ¿A quién es el que más ha admirado sin ser de los suyos?
—A Jesús Quijano –secretario general del PSOE de Castilla y León entre 1990 y 2000–. Además de una extraordinaria persona, me parece que reúne esa esencia de lo que debe ser la política. Elegancia, caballerosidad, inteligencia y voluntad de servicio público. Creo que es una figura importantísima para la historia democrática de nuestra Comunidad y a la cual quizás habría que reconocer más.
—¿Y el mejor parlamentario?
—Juan Vicente Herrera –fue portavoz del Grupo Parlamentario antes de ocupar la presidencia de la Junta–. Recurso, oratoria, entonación, argumentación, capacidad de réplica,... No he visto a nadie que le supere en Castilla y León ni tampoco a otros niveles, incluido el Congreso de los Diputados.
—¿Usted cree que ha sido uno de los mejores? Ahora sí puede decirlo.
—Ni mucho menos. Esa valoración no la tiene que hacer uno mismo. Sí que le puedo decir que siempre he preparado mis intervenciones, las he interpretado a mi manera sobre la base de lo que yo pensaba e intentando dejar mi sello personal en todas ellas.
—¿Esta aventura en Europa es un adiós definitivo a la política en Castilla y León?
—Las metas las fijo por legislatura. Ahora vienen cinco año de intentar hacerlo lo mejor posible. ¿Después? El partido dirá.
—Ha recibido estos días los parabienes de rivales como Luis Tudanca o Pablo Fernández o de su socio de Vox Juan García-Gallardo. ¿Sorprendido?
—Muy agradecido. Muchas veces he pensado en el día en que yo me fuera. Pues está sucediendo de la mejor manera que podría haber imaginado.
—¿Hay tiempo para una reconciliación entre usted e Igea?
—No comment.
—¿Qué espera que se haya conseguido para esta Comunidad cuando acabe su mandato como eurodiputado?
—En genérico, le diría que nadie nos vea como ciudadanos de segunda y que ningún partido sacrifique nuestros intereses en beneficio de sus pactos o acuerdos. Más en concreto, me gustaría conseguir una política agraria que fuera íntegramente aceptada por los agricultores y ganaderos de nuestra Comunidad, lograr que la planificación de algunos para acabar con la industria de la automoción no se lleve a efecto e intentar convencer de la importancia de la lucha contra la despoblación para pasar ya de las musas al teatro con políticas concretas con las que seguir luchando por el mantenimiento de la vida en los pueblos que son, en definitiva, nuestra riqueza.
—¿Si le hiciera un examen ahora sobre el funcionamiento del Parlamento Europeo cree que lo aprobaría?
—Depende del nivel. Estoy hablando con mucha gente con experiencia para hacer un curso acelerado y ciertamente es complejo. No tiene nada que ver con lo de aquí. Las intervenciones, por ejemplo, son de dos minutos. Aunque lo importante es el trabajo previo.
—¿Dos minutos se le va a hacer corto acostumbrado a sus intervenciones en las Cortes?
—Soy tendente a extenderme y no sé si seré capaz de concretar posiciones políticas, aunque a todo se adapta uno.
—¿Qué es para usted Castilla y León?
Personal y políticamente, todo. Cuando llevas tantos años trabajando por algo en lo que crees indica bien lo que uno piensa.
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