RUIDO BLANCO
La ilusión de Tudanca
Parece que esta vez será Ferraz y no las urnas quien patee la férrea ilusión del empecinado perdedor
Cadena de recuerdos
Isabeles de Castilla
Luis Tudanca
Sin duda alguna Luis Tudanca es un político pertinaz. El secretario general del PSOE de Castilla y León desde 2014 asegura a unos meses de un nuevo congreso autonómico que «hablará cuando toque» de su decisión aunque tiene «la misma fuerza e ilusión que siempre». ... Envidio profundamente a las personas como él de ilusión y fortaleza inagotables aunque la realidad se empeñe en aplastarlas una y otra vez. Este burgalés insistente, con perfil de viejo hidalgo de aquella Castilla de pícaros y caballeros, estuvo a punto de borrar a Castilla y León de la lista de causas perdidas del PSOE con el tremendo viento a favor de las elecciones de 2019. Entonces ganó pero no gobernó y este «a punto de», de canción de Miguel Bosé, cuenta como derrota en los partidos que aspiran a ocupar presidencias. En el siguiente fracaso de 2022 amagó con marcharse, hasta los sacerdotes dudan alguna vez de Dios, pero terminó decidiendo aguantar. No¡ sabemos si pretende volver a intentarlo en las próximas elecciones autonómicas, sean cuando acabe la legislatura o cuando Mañueco decida, aunque los mentideros dicen que en Ferraz ya preparan su relevo.
Tudanca venció las primarias a Julio Villarrubia en octubre de 2014, solo unos meses después de que Pedro Sánchez se hiciera por primera vez con las riendas del PSOE. De hecho se consideró al burgalés el candidato del aparato y representación de ese nuevo socialismo que todavía no se llamaba sanchismo. Desde entonces y hasta hoy Luis Tudanca evidencia a la perfección el camino transitado por muchos ciudadanos y numerosos socialistas. De la fidelidad a la perplejidad, de la lealtad al bochorno, del seguidismo a la crítica. Según Sánchez rebasa límites y pisotea principios para mantenerse en el poder solo ofrece dos opciones. O cerrar los ojos, apretar los dientes y acelerar la marcha como los soldados de primera línea de fuego. Eso eligió Óscar Puente para entrar en el Consejo de Ministros. O empezar a escurrirse del caballo y, aun siendo todavía Saulo de Tarso, denunciar borrones del sanchismo que llegó a llevar tatuado en el pecho. Tudanca ha optado por lo segundo. Ha cuestionado la amnistía, la estrategia en las derrotas autonómicas, al PSOE leonés regionalista y la financiación singular para Cataluña. Esta semana ha propuesto una pinza PP-PSOE contra la reforma del Diálogo Social de Vox. Arrinconar a Vox y pactar con los populares son las únicas líneas rojas en una Moncloa que azuza el frentismo como estrategia de supervivencia electoral. Está a dos declaraciones de ser esquina del PSOE como Javier Lambán o Emiliano García-Page. Parece que está vez será Ferraz y no las urnas quien patee la férrea ilusión del empecinado perdedor Luis Tudanca.