POR MI VEREDA
Una sociedad pastueña
Ahora la inmadurez se considera un mérito frente a la sabiduría de los de mayor edad, que suelen poseer un estado superior de inteligencia
![El expresidente del Senado, Juan José Laborda, durante el homenaje que se le ha rendido este jueves en Madrid](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/09/16/homenajelaborda--R56kFckSrGXZKMxbTTJX4mM-1200x840@abc.jpg)
Justo el mismo día en el que el PSOE da puerta a Nicolás Redondo Terreros, otro histórico del partido, el burgalés Juan José Laborda, recibió un cálido homenaje en Madrid por dejar sus responsabilidades en el Consejo de Estado al cumplir 75 años. ... Mera coincidencia, bendita casualidad. El caso es que decenas de personas quisieron acompañar al ex presidente del Senado como hombre de consenso en tan señalado acto que, como es natural, estuvo caracterizado por ser una reivindicación firme del «denostado» régimen del 78, como apuntó allí mismo uno de los padres de la Constitución, el incombustible Miguel Roca -el único que sigue vivo junto a su tocayo Herrero y Rodríguez de Miñón-, que arrancó una sonora ovación de los asistentes.
Entre docentes universitarios, intelectuales y periodistas que narraron crónicas de aquellos tiempos de pacto e ilusionante proyecto común, se dejaron ver nombres del PSOE, como Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Javier Rojo, Enrique Barón, Juan Manuel Eguiagaray, Virgilio Zapatero, Matilde Fernández o Gustavo Suárez Pertierra. Por el PP estuvieron Esperanza Aguirre, Juan José Lucas, Soraya Sáenz de Santamaría e Ignacio Astarloa. Y de la época de UCD, Rodolfo Martín Villa o Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona. Este último mostró su sorpresa por la expulsión de Redondo cuando luego Sánchez muestra una sumisión bochornosa ante los independentistas golpistas. Faltó Alfonso Guerra, quien considera que cualquier apaño tipo amnistía es una infamia, y remitió una carta leída por Javier Fernández, el anterior presidente de Asturias, de la que cabe destacar una idea: ahora la inmadurez se considera un mérito frente a la sabiduría de los de mayor edad, que suelen poseer un estado superior de inteligencia.
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«Vivimos en un mundo, el de la política, en el que se relega a los capitanes con destreza y experiencia a permanecer en la orilla, mientras se entrega el gobierno a los grumetes», expuso el político sevillano en su misiva, al tiempo que elogiaba el compromiso de Laborda con la España constitucional. En efecto, uno puede compartir o no las críticas de Nicolás Redondo, pero su sola presencia ya merece un respeto por sus años al frente del partido en el País Vasco. Luego, al escucharle, con aplomo, parsimonia y una argumentación sólida, se percibe la diferencia entre un señor y un vendeburras, entre un tío serio y un niñato imberbe aunque tenga barba, una creación de marketing político, un subproducto de las juventudes de su partido. Ocurre, por desgracia, en todas las formaciones y representa uno de los males de nuestra democracia. Un sistema que tiene fallos y disfunciones, que no es perfecto, pero que nos ha proporcionado el más largo periodo de convivencia en armonía, libertad y prosperidad de los dos últimos siglos. Toca salir en su defensa. Una sociedad, por más pastueña que sea, no puede seguir impasible ante el atropello legal que se avecina. Otro más del sanchismo, pero extremadamente grave.
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