Por mi vereda
Una absoluta desfachatez
El transfigurado Sánchez explica que va a seguir trabajando «por la regeneración pendiente de nuestra democracia», aunque a la vez enseña la patita sobre sus aviesas intenciones
Otra mentalidad rural
Sin firmar manifiestos
«Quédate junto a nosotros que la tarde está cayendo, pues sin Ti a nuestro lado nada hay justo, nada hay bueno». En el tiempo litúrgico de Pascua, viene de perlas esta canción que se entona en misa, compuesta por Emilio Vicente Mateu, para ilustrar ... el sentimiento de desamparo que asolaba a las huestes socialistas el pasado sábado en la sede de Ferraz y alrededores. Semblantes de preocupación ante la espantá del líder, recluido en su estricta clausura de Moncloa, aislado de cuestiones mundanas y solo contestando mediante emoticonos a los wasaps de los palmeros más cercanos. Entre otros ministros, a la calle salió a saludar efusivamente María Jesús Montero, que ya se veía de presidenta si corría el escalafón, con un estado de euforia/histeria visible en todo tipo de aspavientos, pero una mujer se mareó entre el barullo y tuvo que correr a atenderla. Que Marisú es médico de profesión. Que no diga.
Molaba también el repertorio musical escogido para alentar al presidente del Gobierno en horas bajas de introspección. Porque creíamos que estas dudas eran más bien propias de dirigentes del PP manseando en tablas, y no del autor del 'Manual de resistencia'. Allí tan pronto sonaba el 'Pedro Pe', de Rafaella Carrá, como 'Perra', de Rigoberta Bandini, pasando por 'Para la libertad', de Serrat, o 'Libertad sin ira', de Jarcha. Esta última, por su referencia a la rabia y fechada en plena Transición, no encaja muy bien con el grito de 'No pasarán' que profirieron algunos de los manifestantes, como ya hicieran en la noche electoral de julio. Chirría un poquito por ser una llamada al frentismo en una sociedad ya de por sí muy polarizada. Más todavía cuando el lunes, en su impostado discurso, el transfigurado Sánchez explica que va a seguir trabajando «por la regeneración pendiente de nuestra democracia», aunque a la vez enseña la patita sobre sus aviesas intenciones.
Esta semana, la muerte de Victoria Prego, privilegiada cronista del cambio político vivido desde la muerte de Franco, ha rescatado una confesión de la periodista: la emoción de aquel día de julio de 1977 cuando se abren las Cortes Constituyentes con presencia de Santiago Carrillo, La Pasionaria o Rafael Alberti. Quedaban atrás las diferencias para mirar al futuro con ilusión en un proyecto común de la mano de los franquistas que dejaban de serlo. Una reconciliación sellada un año después al aprobar la Constitución. Una monarquía parlamentaria, una apuesta por la concordia, una superación de las dos Españas que llega hasta nuestros días, maltratada por el empeño de sembrar cizaña. Cuando nos une mucho más de lo que nos separa. Sin respeto a la verdad, al que piensa distinto, a la ley, a la libertad y a la separación de poderes, hablar de regeneración democrática es una absoluta desfachatez. Diga lo que diga el «puto amo».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete