desde la raya

Luces de hospital

Sus ventanas brillan en la noche, viajo a la historia que oculta cada puerta, los secretos, el amor, la esperanza, las despedidas que guardan sus paredes

La sombra del huésped

J. G. MARTÍN

21/12/2024 a las 22:30h.

Las ciudades se iluminan, desafían a la noche esperando al Amor en mayúscula que tapa las vergüenzas del mundo. Este domingo las gargantas de los niños del Colegio de San Ildefonso sostendrán en su salmodia mañanera la esperanza de aquellos que sueñan con el Gordo ... de Navidad para vivir con holgura.Quién no recuerda la misma letanía cuando estrenábamos las vacaciones frente al televisor con ese cántico que daba el pistoletazo de salida a la Navidad por lo oficial. Después, la televisión nos dejará imágenes distintas pero iguales cada año, mismos brindis, misma euforia, bendita suerte, que alivian esas otras imágenes de diario con guerras, muertes, desgracias y mamoneo. El día a día.

Dicen que la salud es el premio de consolación. Hace ya diez vidas que sé que estar sano, vivir sin dolor, simplemente vivir, es la mejor de las suertes, si todos entramos en el bombo maldito de la enfermedad sin ser conscientes del todo.

La Nochebuena se viene y con ella tantos recuerdos; tantas reuniones familiares, los besos de mi abuela, nuestras risas infantiles, tantas sillas en la mesa hoy vacías, teléfonos que ya no suenan, voces que ya no llaman, no dicen.

No son esas luces que pueblan las calles las que me abren el corazón. Las veo encendidas cuando regreso de Valladolid o de Toro. Luces de hospital, luces de soledad de quien no tiene nadie al pie de su cama, luces de amor de quienes les acompañan en su travesía. Luces que queman en el aire espeso, sólido, que casi se masca. Ese ardor de cara, esa pesadez de párpados que tan bien conozco cuando el mundo parece que se detiene en sus habitaciones.

Sus ventanas brillan en la noche, viajo a la historia que oculta cada puerta, los secretos, el amor, la esperanza, las despedidas que guardan sus paredes mientras el mundo permanece ajeno a ese dolor tan cercano y sigue girando, sumando tiempo sobre tiempo.

Diez años, diez vidas y una Navidad. Diez años, aquella Navidad que partía en dos mi alma y mi tiempo, el de antes y el de después. La luz blanquecina, suave, reposada, tanta paz en la espera. Aquel frío tras el cristal, tanto silencio. Las luces encendidas en las calles mientras las luces del hospital se iban apagando. Ese último 23 tan largo, ya madrugada de Nochebuena mientras Zamora se iba a la cama unas horas antes de que el Niño Dios abriese los ojos. La luz última de tus ojos en mis pupilas y después el sueño, la paz.Diez vidas. Tantas canciones. Los que se han ido, los que llegaron o están por venir. Cantaré mañana en tu nombre, en vuestro nombre, la alegría de haberos tenido, vuestro impulso desde lo invisible. Esta certeza de que sólo el Amor vence a la muerte y nos hace eternos.