desde la raya
Acción de gracias
Zamora es un mar de espigas donde brotan palomares, pequeñas casas de adobe, pan blanco en el hornos, suaves lomas perfilándose en el horizonte
Cazatormentas
Héroes y soñadores
![Sanabria](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/15/Sanabria-RuhOmuN3gspGYdypsgJNCFI-1200x840@diario_abc.jpg)
La provincia donde vivo es mi patria. Hermosa de norte a sur, de oeste a este; humilde como sus gentes, orgullosa de su historia. Casa, cuna, camino, lugar del eterno retorno.
Zamora es helecho, guindas, escanfreison, castaños en flor; castillos y murallas en Puebla La ... Bella; pizarra, piedra, mederos de paja y brezo tapizando la hermosa Sanabria y su Lago, espejo de soledades, montañas cárdenas cuando cae el sol; pequeñas huertas que se extienden a La Carballeda, primaveras y otoños de berrea, bosques mágicos, el cántico del amor.
Más allá, al oeste del oeste, Aliste verde y su Sierra de La Culebra, que late con el corazón calcinado, arrasado, sobreviviendo al desastre que nos quemó por dentro; brasa, fuego que no se apaga. Corazón de sonajas, gaitas de fole y panderetas, pasto de terneras, cultura pastoril; embalses, camino de la Trashumancia, bordados de colorines en Tierra de Alba, abrazo cálido de una capa de honras. Frontera, eterna Raya que nos ata a Portugal y su dulce acento, el mismo paisaje, la misma lluvia, letanías de un miserere popular en la tarde del Viernes Santo.
Zamora es el Duero en su desfiladero, granito inamovible, encina; cortinas, arquitectura efímera de la piedra, ventana de frontera, mirador del río hacia Oporto, vino dulce de siglos, fado, esta vocación atlántica en tierra adentro, olivos altivos que rezuman el mejor aceite.
Esta provincia mía es Tierra del Vino. Y al vino se le llama vino. Tierra del Pan donde al pan se le llama pan; cepas y cereal que coronan a Zamora capital como a una novia en primavera, tan bonita, vestida de piedra románica y torres que señalan al cielo, campanarios de cigüeñas, palomas en vuelo y golondrinas. Zamora vestida de agua y chopos plateados por sus orillas, Duero que canta y pasa y se enamora, como canta a los pies de Toro y arrulla al vino que duerme en sus bodegas mientras fermenta para ser un día brindis, beso, sangre de Cristo en el costado de la tierra.
Zamora es un mar de espigas donde brotan palomares, pequeñas casas de adobe, pan blanco en el hornos, suaves lomas perfilándose en el horizonte. Tierra de Campos, la tierra de María, suelo fecundo para la legumbre, sayas rojas, dulzaina y redoblantes. Sangre de toro, galopar de caballos en La Guareña, espantos y encierros, ronda de mozos, mayos enhiestos cuando llega la primavera, amapolas que viajan por el aire hasta la frescura de Los Valles y sus ríos, Benavente en lo alto con su toro por las calles y la memoria de los Pimentel en la Torre del Caracol.
En este Día de la Provincia, mi columna es una carta de amor a lo que somos, acción de gracias por tanta belleza.
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