Criminalidad en La Sagra: «Aquí no discutes y te pegas cuatro puñetazos; aquí te pegan un tiro»
Radiografía de la delincuencia en la comarca, pero sin perder de vista la zona de Torrijos. «Suelen ser muy agresivos en los robos con moradores. Si les haces frente, te linchan», dice un guardia civil experimentado
Así fue la caza del asesino del hermano de Begoña Villacís, un neonazi vinculado al tráfico de drogas
![Calle de Yuncos donde este mes se practicaron detenciones por el homicidio de Borja Villacís](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/16/sagra_20240616173900-RTzyKbLW1IpjcAg46hLTizO-1200x840@diario_abc.jpg)
«Toledo, el 'vertedero' de cadáveres de Madrid», titulaba ABC un reportaje el 10 de noviembre de 2002, domingo. La Guardia Civil investigaba el hallazgo de seis víctimas mortales en 37 días, todas ellas con signos evidentes de haber sufrido una muerte muy violenta, ya fuera a hachazos o a tiros. Eso demostraba que la provincia ya era el cementerio donde las mafias que actuaban en la Comunidad de Madrid ocultaban a las víctimas de sus crímenes, principalmente en el partido judicial de Illescas, uno de los siete de Toledo.
Actualmente, los procedimientos penales y civiles en este distrito, formado por 27 pueblos, «no paran de crecer desde hace años». Con más de 31.000 habitantes, Illescas se ha convertido en uno de los mayores centros logísticos de España. Pero también es uno de los municipios donde más casos judiciales se tramitan en el país. «La sensación es de un aumento exponencial de la delincuencia», que se ve favorecida por la falta de medios judiciales y policiales en esta frontera con la Comunidad de Madrid.
Lo subrayan profesionales de la judicatura, de la medicina forense y de los cuerpos y fuerzas de seguridad que participan en este reportaje. «El problema no es que estemos en el norte de Toledo; es que somos el sur de Madrid. Muchos malos están viviendo en nuestra zona», dicen resignados en uno de los ochos juzgados diseminados por Illescas, algunos en unas condiciones muy precarias.
En este pequeño partido judicial, en la comarca toledana de La Sagra, la ratio juzgado/habitante es una de las peores, «por no decir la peor» de España, cuentan con desasosiego. Cerca de 300.000 habitantes de derecho, aunque calculan que habrá unos 100.000 paisanos más. Por tanto, hay mucho más trabajo porque tiene mucha más gente. Y, entre ellos, numerosos delincuentes.
![Aquí vivía como okupa Ángel, 'el Gorrilla', que mató a Aitor en Chozas de Canales el 29 de mayo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/16/sagra2_20240616174206-U54253434874jox-760x427@diario_abc.jpg)
El crimen de Borja Villacís, el 4 de junio en Madrid, volvió a centrar el foco en La Sagra y alrededores, ya que una detenida tiene su domicilio en Bargas, a diez kilómetros de la capital regional, y dos individuos fueron capturados en Yuncos. Son los últimos ejemplos mediáticos de una larga crónica negra alimentada principalmente desde los últimos 25 años.
«¿Por qué Illescas es uno de los peores partidos judiciales de toda España? Porque hay delincuencia y criminalidad», responde un experimentado médico forense. «Muchos malos se vienen a esta demarcación porque hay menos presión policial debido a la falta de guardias civiles. Esto lo tienen muy estudiado», apunta un juez con una larga carrera, que apenas percibe delincuencia femenina. «En el sur de Madrid, todas las grandes ciudades dormitorio son demarcación de la Policía Nacional, que siempre tienen más gente y más medios que la Guardia Civil», añade. Y pone un ejemplo: «Pegas un palo en un polígono industrial de Yuncos, Yeles o Añover de Tajo y la patrulla de la Guardia Civil te aparece a la media hora».
«Es una locura lo de los cultivos de marihuana en los últimos cinco años»
Hay homicidios en toda España, «pero no tan violentos como en el partido judicial de Illescas; son los que yo llamo 'accidentes laborales' relacionados con la delincuencia», apunta un facultativo que ha examinado decenas de cadáveres. «En La Sagra hay más armas blancas y de fuego que en otros lugares. Aquí no discutes con un tío y te pegas cuatro puñetazos; aquí te sacan un arma de fuego y te pegan un tiro», asegura desde la experiencia profesional. Y enumera: «Ya no hay crímenes pasionales ni por lindes. Ahora son ajustes de cuentas, asuntos de drogas, bandas organizadas, sicarios...». Alude al crimen por encargo ocurrido en Las Ventas de Retamosa la mañana del 4 de mayo de 2018. Raúl Romero viajó desde Cataluña para ejecutar con una pistola a una mujer y a su hijo cuando iban al colegio en coche. Mercedes fue asesinada delante de Daniel, de 12 años, que salvó la vida.
El juicio en el que Raúl Romero y su inductor, Luis del Castillo, 'el Vacas', fueron condenados se celebró en mayo en la Audiencia Provincial de Toledo, un espléndido termómetro para confirmar lo que es una evidencia. Ese palacio de Justicia es como la segunda casa de los dos médicos forenses de los juzgados de Illescas por la ingente cantidad de juicios en los que deben testificar: asesinatos, homicidios, tentativas, lesiones graves o agresiones sexuales en ese partido judicial centran sus intervenciones. Ellos emiten informes sobre tiros, puñaladas, machetazos..., nada que ver con lo que sus compañeros examinan en otros juzgados de la provincia. «Ni siquiera en Toledo capital», dicen.
Por ende, los delitos y los malos que delinquen en el partido judicial de Illescas son más violentos ahora que hace años. «No es una percepción, es la realidad», recalca un juez. Dos décadas atrás, era muy difícil encontrar un robo en una vivienda con los moradores dentro. «Ahora buscan lo contrario. Antes era muy difícil que el delincuente español entrara en una casa con gente dentro. Ahora, no».
![María José residía de alquiler en Bargas hasta que ingresó en prisión por el crimen de Borja Villacís](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/16/sagra1_20240616174416-U24650354106nSR-760x427@diario_abc.jpg)
Un avezado patrullero de los cuerpos y fuerzas de seguridad confirma que ha habido «una evolución muy radical de la delincuencia en La Sagra desde el año 2000». «Hace veinte años, el malo bajaba de Madrid, delinquía y se subía por la A-42», la autovía Madrid-Toledo. Sobre 2010, la tipología de la criminalidad «cambió». Dejaron de pisar esa autovía «por la presión de la Guardia Civil y empezaron a usar carreteras alternativas para moverse entre la A-5 y la A-4. Pero con la okupación comenzó a llegar más gente de fuera a La Sagra. Robaban a 200 metros de su casa y, cuando aparecía la patrulla, ya estaban metidos en su domicilio. Ahí aumentó mucho la criminalidad».
Las áreas de investigación de la Guardia Civil entraron más en los domicilios y los vehículos de alta cilindrada comenzaron a multiplicarse: «Maza en mano, reviento, robo y, como tengo un coche muy potente, me voy». Luego vinieron los extintores y los picos de obra, que «te los tiran cuando los persigues». Antes, recuerda el agente, el alunicero robaba y se iba. «Si lo pillabas, no había apenas violencia por su parte. Pero ahora te esperan con un extintor y se te encaran. Creo que esto va con la sociedad, que ahora es más violenta».
Añade que ha bajado ostensiblemente el 'modus operandi' «extraprovincial». Esto es, los ladrones de la comarca que se levantaban a las cinco de la mañana para quedar a las seis en Madrid e ir hasta Segovia para dar un palo. O como el caco de Carranque que se iba de vacaciones a Málaga para robar allí y volver al pueblo. «Ahora tienden a delinquir en un radio pequeño», apunta el funcionario.
El portavoz del equipo de Gobierno de Illescas, Francisco Rodríguez, habla también de ese cambio en la tipología del delito «en un territorio muy complicado». Dice, sin embargo, que él percibe que vive en un municipio «bastante seguro», donde hay un cuartel de la Guardia Civil y medio centenar de policías locales, «que están en la primera línea de fuego, con gente extraordinaria y competente, aunque la seguridad ciudadana no es competencia de la Policía local». Remarca que «en la calle, en el día a día, no se percibe una sensación de inseguridad». «Hemos tenido tiempos mejores, pero también peores», opina.
«La mierda que arrastra»
Un juez que conoce pueblos enteros okupados en la comarca de La Sagra puntualiza que «el problema no es la ocupación ilegal en sí, sino toda la mierda que arrastra». Además de crecer las «okupaciones que no te quiero ni contar», en el partido judicial de Illescas también lo hacen «todos los delitos», especialmente los robos con fuerza y en viviendas.
Tampoco dejan de proliferar las sustancias estupefacientes y las plantaciones interiores de marihuana, acompañadas de las defraudaciones de fluido eléctrico, que la Guardia Civil y la Policía Nacional, con la ayuda de policías locales, desmantelan un día sí y otro también. «Somos uno de los centros de Europa. Es una locura lo de los cultivos en los últimos cinco años», afirma el juez. Por sus vivencias profesionales, el perfil del delincuente en esta zona «no ha cambiado sustancialmente», aunque señala un repunte del tráfico de cocaína porque «los chinos se han metido en el negocio».
La presión policial en la A-42 (autovía Madrid-Toledo) de la que hablaba el patrullero ha provocado que la delincuencia se haya traslado a otra zona más al oeste de la provincia. «Cuando un malo es muy conocido en una zona, se cambia a otra. Y esto es lo que ha ocurrido con la comarca de Torrijos; allí han ido viejos conocidos de La Sagra». «Antes era relativamente tranquilo, pero ahora se trafica con mucha droga y hay delincuencia organizada. También hay asuntos feos como en la zona de Illescas», sentencia otra fuente.
![Calle de Azorín en Yuncos, en un registro domiciliario de la Policía Nacional y de la Guardia Civil](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/16/sagra3_20240616174538-U61561365831mHC-760x427@diario_abc.jpg)
Un curtido guardia civil refrenda que la delincuencia se ha incrementado «muchísimo, muchísimo, muchísimo en los dos últimos años» en el partido judicial de Torrijos, con 43 pueblos; sobre todo, los robos con violencia e intimidación, empleando armas blancas y de fuego, simuladas o no.
«Antes utilizaban violencia física, pero ahora van con armas de fuego», sentencia otro agente, alarmado por el «cambio radical» en la tipología de los robos desde hace un año y medio aproximadamente. «Antes siempre eran sin moradores cuando entraban en las casas. Si alguna vez se equivocaban y veían a alguien dentro, no entraban y salían corriendo», explica. «Pero ahora les da igual que haya o no personas dentro. Lo peor es que, si les haces frente, te linchan. Suelen ser muy agresivos: te van a amordazar, pegar y te van a exigir que les des lo que tengas».
Por lo general, son indeseables que se mueven en un radio de cien kilómetros. «Lo mismo te pegan un palo en Yuncos y a la media hora aparecen en Torrijos. A lo mejor en una noche han dado cuatro golpes porque van de allá para acá, siempre con vehículos sustraídos y potentes. Se acabó el Ibiza raterillo», detalla el guardia. «Y con el riesgo de que nos embistan. No tienen ninguna compasión en quitarse de en medio un coche de la Guardia Civil», advierte.
Aunque hay también españoles, en la comarca de Torrijos proliferan ahora más delincuentes no nacionales, especialmente sudamericanos, magrebíes y albanokosovares, «cuya violencia sigue siendo extrema». Y se dan numerosos ataques con armas blancas, lo que a otro agente le lleva a una conclusión: «No hay aprecio ninguno a la vida. Antes se pegaban dos tíos y al final de la noche acababan tomando copas y haciendo las paces. Pero ahora, no. A la mínima, te sacan una navaja, te la pinchan y adiós muy buenas».
Esto se debe, según el guardia, a la cultura que se está extendiendo en la zona. «En los países latinos no le dan tanto aprecio a la vida como en las zonas occidentales. Aquí continuamos todavía a puñetazos». Y esto lo observan en edades jóvenes, chavales de entre 18 y 25 años a los que se intervienen muchas armas blancas. En su mayoría, son chicos de familias desestructuradas y en las que, en algunos casos, los padres son delincuentes.
Aparte de otros delitos, Torrijos también ha sido azotada últimamente por la oleada de robos de crucifijos en cementerios, que para Vox es una «clara evidencia de la necesidad urgente» de más guardias civiles, no solo en la provincia, sino en toda la región, con 79.000 kilómetros cuadrados. «Es inaceptable que tengamos más de 500 plazas de guardias civiles sin cubrir», ha reclamado Iván Sánchez, portavoz de Vox en las Cortes de Castilla-La Mancha, mientras la delincuencia «crece con una plantilla de guardias civiles a toda luces insuficiente».
Un piso para policías
No se deja pasar la oportunidad de hacer algún chascarrillo. «Los del Grupo V de Homicidios de la Policía Nacional de Madrid van a tener que comprar un piso, porque están a menudo en la provincia», suelta otro interlocutor. Lo dice por la última vez que esos agentes pisaron territorio de La Sagra. Fue para resolver el caso del crimen de Borja Villacís, que se sepa.
Pasaron muy cerca de Yeles, el municipio de La Sagra donde la Guardia Civil comenzó a investigar, en octubre de 2002, el homicidio de dos españoles: Jesús Manuel Torres, alias 'Jaro', y Miguel Ángel Cuenca, 'Gorín'.
Casi 22 años después, el dominicano Richard Wilson Torres Tineo ha sido condenado a 30 años de cárcel por ello. Ese doble crimen se recogía en la información de ABC titulada «Toledo, el 'vertedero' de cadáveres de Madrid». En ella se contaba que, en todos los casos, las seis víctimas fueron enterradas o bien arrojadas al agua de un arroyo, como sucedió con Jaro y Gorín. Otro denominador común en aquellos crímenes era que las muertes se perpetraron en lugares distintos a los que aparecerían después. Casi un cuarto de siglo después, parece que algunas circunstancias no han cambiado en el partido judicial de Illescas.
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