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Piden prisión permanente revisable

El crimen confeso de Teodora: los forenses no confirman que la violara, pese a tener semen de su exmarido y las bragas al revés

Estaban divorciados, pero vivían y dormían juntos. Los peritos de la Guardia Civil tampoco encontraron esperma dentro del coche con el que José arrolló cuando ya estaba muerta

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José del Carmen sale de la Audiencia de Toledo este miércoles, después de la tercera sesión del juicio manuel moreno
Manuel Moreno

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El abogado de José del Carmen Reyna respiró aliviado este miércoles, en la tercera jornada del juicio con jurado, después de haber oído a los tres médicos forenses pronunciarse sobre los resultados de la autopsia. Sentados sobre un banco de madera en la sala noble de la Audiencia de Toledo, los facultativos no pudieron confirmar que el homicida confeso hubiese violado a su exmujer, Teodora, pese a tener semen en la vagina y las bragas al revés la mañana del 4 de abril de 2022.

Aunque estos vecinos de Mascaraque y de origen peruano estaban divorciados, varios familiares constataron ayer que residían en la misma casa y dormían juntos, además de haber afirmado el reo que mantuvieron relaciones sexuales la noche anterior, «como todos los días». Sin embargo, los forenses no pudieron datar la presencia del esperma, del que tampoco había rastro en las bragas, y afirmaron que la víctima no presentaba lesiones que acreditasen una agresión sexual.

En cambio, sí aseguraron con rotundidad que José la mató estrangulándola, probablemente dentro del vehículo, en una «situación de inferioridad» y en unas condiciones en las que debió de tener pocas posibilidades de defenderse. Que José lo hiciese asfixiándola con una mano, como él confesó en la primera jornada, es «perfectamente compatible» tras el examen del cadáver. «Por las lesiones, se debió realizar de una forma intensa y profunda», explicaron los forenses. No obstante, resaltaron que no había marcas exteriores en el cuello y que descubrieron la causa del óbito en el análisis interno.

Por tanto, Teodora estaba sin vida cuando, tras haberla matado quizá en otro lugar, José la arrolló con el coche que ella había conducido otras veces sin carné. Ocurrió en un camino estrecho, con arenilla, apartado y poco transitado entre Mascaraque y Almonacid de Toledo. Un lugar inapropiado para «enseñar a conducir a mi mujer», como justificó el lunes el homicida confeso, que en prisión siempre había mantenido que todo fue producto de un accidente de tráfico.

Nada más lejos de la realidad. Según los informes periciales, el cuerpo fue colocado a lo ancho y en la parte trasera del turismo, un Volvo S80 de color verde oscuro. Luego el procesado aceleró hasta que el cuerpo, bocarriba, quedó atrapado entre los dos ejes: medio cuerpo -de cintura a los pies- bajo el chasis y el otro medio, con los brazos extendidos en cruz. Después, un camión pluma liberó el cadáver y se pudo verificar, primero 'in situ' y luego en la sala de autopsias, que las lesiones 'post mortem' externas e internas eran muy graves.

Los peritos de la Guardia Civil apuntaron, sin lugar a dudas, que el vehículo no tenía signos de atropello en su carrocería y que el arrastre del cadáver había sido marcha atrás, con abrasiones y quemaduras causadas por la aceleración. Lo narraban mientras el jurado observaba en la televisión las fotografías de una Teodora devastada y que José no tenía la hombría de mirar.

Los agentes, del Laboratorio de Criminalística de la Comandancia toledana, tampoco encontraron rastros de semen en su inspección ocular en el coche, lo que también desdibuja la acusación de la fiscal y de la acusación popular, ejercida por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Porque, antes de la prueba practicada ante el tribunal popular, mantenían que hubo un asesinato y una agresión sexual con penetración. Esta calificación provisional acreditaba su petición de prisión permanente revisable (ppr) por la muerte de Teodora, la mujer que «quería irse de casa», según sus hijos, y que había mantenido una relación sentimental con un compañero de trabajo turco durante unos meses.

No obstante, los tres forenses dejaron caer que, en las agresiones sexuales, el 'modus operandi' de los autores se asemeja a lo que le sucedió a manos de José: el estrangulamiento. Aunque el acusado vino a decir en su confesión en la sala que lo hizo fuera del coche después que ella lo insultara, los facultativos verbalizaron otro escenario: es probable que la víctima estuviera apoyada sobre algún elemento cuando su verdugo la asfixió el primer lunes de abril de 2022, quizá sobre el asiento del copiloto, reclinado 120 grados.

Este jueves se verá si las acusaciones modifican sus peticiones iniciales de ppr, como seguramente sí hará Carlos Alcázar, el abogado de la defensa. El lunes, antes de que José confesara, solicitó la libre absolución para un preso de confianza en Ocaña I, el ordenanza que cuida de otros reclusos en la enfermería.

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