INVESTIGACIÓN

Un estudio realizado en Tenerife descubre nuevas y asombrosas capacidades en los delfines

La investigación la ha realizado Loro Parque Fundación, la Universidad del Sur de Dinamarca, y la Oficina de Investigación Naval de Estados Unidos

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Delfines durante la realización del estudio en el zoológico tinerfeño LORO PARQUE

Laura Bautista

Las Palmas de Gran Canaria

Los delfines tienen una capacidad muy precisa para detectar objetos en el agua, en concreto, pueden distinguir objetos que se diferencian en el grosor de un pelo. Así lo ha descubierto un estudio realizado en el zoológico Loro Parque y Loro Parque Fundación (Tenerife), en colaboración con la Universidad del Sur de Dinamarca y financiado por la Oficina de Investigación Naval (ONR por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

Esta nueva investigación sobre la capacidad de ecolocalización de los delfines, busca conocer de manera más detallada cómo los delfines nariz de botella (Tursiops truncatus) utilizan la ecolocalización en condiciones de baja visibilidad y los resultados del estudio realizado en Loro Parque han arrojado novedades sobre sus habilidades. también busca conocer cómo las acciones humanas, como el ruido, afectan a esta técnica.

Los delfines pueden detectar hasta 0,3 y 0,1 mm de diferencia entre objetos con la ecolocalización, una habilidad para desplazarse en la oscuridad mediante la emisión de ondas sonoras y el eco que rebota en los objetos de su alrededor. De este modo, crean una imagen de su entorno y detectan los peligros que les rodean. La información sobre los sonidos que emiten y cómo son capaces de controlar este sonar natural, junto con los movimientos de cuerpo y cabeza, «ayudarán a entender las técnicas usadas por los delfines durante la navegación y el forrajeo», explica la investigadora de la Universidad del Sur de Dinamarca, Ariana Hernández.

Para la investigación, los delfines llevaban ventosas de gelatina en los ojos para emplear únicamente la ecolocalización al dirigirse a un objetivo concreto. En la primera prueba, los delfines debían dirigirse a una bola específica, discriminando otras de distintos materiales y densidades; en la segunda, fueron entrenados para dirigirse a un cilindro de 6,4 mm, discriminando otros de distintos grosores.

«Los delfines han tomado la decisión de cuál elegir a menos de 1 metro de distancia. La capacidad de discriminación es muy precisa, pudiendo detectar hasta 0,3 y 0,1 milímetros de diferencia, lo cual nos da mucha información de cuáles son sus límites ecolocalizando», detalla Hernández.

Tras el proceso, grabado con cámaras e hidrófonos, se analizaron las señales acústicas del delfín, así como su comportamiento y estrategias para distinguir los objetos. El siguiente paso será simular situaciones más complejas, con materiales que camuflen objetos u obstáculos en las piscinas, entre otros.

Los humanos, la principal amenaza

Las acciones del ser humano en el medio acuático afectan gravemente al sonar natural de los delfines. El ruido que generan los barcos, la exploración sísmica o sonar militares interfieren en sus señales, dificultando su comunicación, navegación y la búsqueda de alimento.

«Existen en libertad amenazas masivas a las que se enfrentan estos animales, como es el ruido, por eso es crucial la investigación científica para mejorar la efectividad de la conservación en mamíferos marinos», remarcan los investigadores.

Por esta razón, el estudio abre una nueva vía para entender cómo el ser humano afecta a estos animales en su entorno natural y desarrollar programas y medidas para su protección.

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