La madre de Rocío Wanninkhof: «Prefiero no revivirlo; lo paso realmente mal»

Esa historia macabra es rescatada esta semana por Netflix en un documental sobre los errores que llevaron a la condena de Dolores Vázquez. «Me llamaron para participar, pero preferí no hacerlo. Es que no quiero revivirlo todo. De verdad, luego estoy varios días muy mal », insiste Hornos, quien reconoce que difícilmente encontrará consuelo y justicia, antes de declinar amablemente una entrevista en profundidad sobre lo sucedido a su hija.

Rocío Wanninkhof fue a sesinada brutalmente el 9 de octubre de 1999 . La chica sólo tenía 19 años. Aquella tarde había visitado a su novio en la Cala de Mijas. Sobre las 21.30 horas salió de la casa de su pareja para recorrer los 500 metros que le separaban de su domicilio. Al día siguiente su hermana Rosa comprobó que había desaparecido. No estaba en casa del chico, ni tampoco fue a la feria de Fuengirola como tenía intención después de darse una ducha.

Su madre salió a pasear con Juan Cerrillo, que era su compañero sentimental en aquel momento. En un descampado, vieron las zapatillas de deporte de su hija, un pañuelo y manchas de sangre en el suelo . Los análisis de la Guardia Civil determinaron que eran de Rocío. Aquellas gotas conducían a un charco de sangre, que correspondería al lugar donde se desangró la chica.

Sin embargo, no había cadáver. Se lo habían llevado en un todoterreno , que un taxista dijo haber visto en el lugar y del que salió un enorme «chillido». El testimonio del hombre situó la muerte de la joven sobre las 22.00 horas de aquella misma noche.

Tres semanas de angustiosa búsqueda acabaron el día 2 de noviembre . Es cuando apareció el cadáver de Rocío totalmente desnudo en unos terrenos ubicados en «El Rodeíto» en Marbella en Nueva Andalucía. El cadáver estaba en muy mal estado.

Los forenses determinaron que probablemente había sido rociado con líquido inflamable y quemado . Eso hizo que pudiera determinarse si había sido violada. Parte de su ropa estaba en unas bolsas de basura cercanas, que llevaban la pegatina que la parroquia de la Cala de Mijas repartió durante la búsqueda. Eso apuntó a su entorno más cercano.

Se sometió a varias personas a vigilancia, entre ellas a Dolores Vázquez, que había sido pareja de la madre de Rocío. Se le intervino su línea telefónica e incluso introdujo en su círculo social a una agente femenina, quien la definiría como «fría, calculadora y agresiva» . Era la principal sospechosa, se le detuvo y, durante varios días, fue interrogada. La supuesta asesina negó los hechos de forma rotunda . Declaró que esa noche estaba al cuidado de su madre y de una hija de su sobrina de dos años y medio.

Sin embargo, los indicios recabados por la Guardia Civil apuntaron a ella. El fiscal y la Guardia Civil declararon en rueda de prensa que dos fibras correspondientes a la ropa deportiva de Dolores Vázquez habían sido cotejadas con otras halladas en el cadáver de Rocío. La prueba se había realizado con un microscopio en el Instituto de Toxicología. Dijeron que se correspondían casi en su totalidad. La Fiscalía se opuso a la libertad de la acusada aseverando la certeza de la prueba, pero estaban equivocados.

Desde el Laboratorio de Investigación Criminalista de la Guardia Civil se solicitaron las fibras para realizar un nuevo análisis, ya que con el efectuado por el Instituto de Toxicología no había garantías de fiabilidad. El análisis de ADN definitivo concluye que las prendas intervenidas no guardan similitud con las encontradas en el cadáver de Rocío Wanninkhof . Pese a esto, Dolores Vázquez fue condenada por un jurado popular en 2001 y sentenciada a 15 años de prisión sin pruebas firmes contra ella en el catalogado como el mayor error judicial de la historia reciente de España.

La inocencia de Vázquez se probó cuatro años después por un rastro de ADN. El 21 de agosto de 2003, en las uñas de Sonia Carabantes había restos genéticos de un varón . La chica había sido asesinada cinco días antes. La hallaron enterrada bajo unas piedras en Coín. Aquel material genético coincidía con el de una colilla en el lugar donde mataron a Rocío Wanninkhof. La chica había arañado a su asesino defendiéndose. Su valentía aclaró dos asesinatos y evidenció que Dolores Vázquez no era la culpable del caso Wanninkhof .

Tras salir de prisión absuelta del asesinato de Rocío, Dolores Vázquez ha tratado de conseguir la reparación de aquel error. No habla con la prensa que la presentó como a un monstruo . Sólo quiere vivir en paz en su pueblo natal en A Coruña. Aquella condena siendo inocente le destrozó la vida.

El ADN del arañazo de Carabantes apuntó a Tony Alexander King . Británico afincado en Alhaurín el Grande con una segunda vida ocultando que era un asesino en serie. Su verdadero nombre era Tony Bromwich, conocido en Gran Bretaña como «el estrangulador de Holloway» . Había cumplido condena en Reino Unido, tras lo que se refugió en la Costa del Sol acompañado de una alerta de Scotland Yard en la que se decía que era «un peligro potencial para las mujeres de España» .

La sentencia de 19 años de cárcel sobre el asesino determinó que Rocío había recibido, al menos, ocho puñaladas por la espalda y «en compañía de otras personas que habían estado presentes que no fueron identificadas» . De ahí que no haya justicia plena para la familia de Rocío.

El asesinato de Wanninkhof se sumó a una larga lista de crímenes de este psicópata, que en España cumple 36 años de prisión . Se suma el crimen de Sonia Carabantes y 11 años por un intento de violación en Benalmádena.

Debería tener 68 años cuando salga de prisión. Hasta 2033 no se espera que pueda tener permisos penitenciarios en España. Scotland Yard tiene una investigación abierta sobre su supuesta participación en el asesinato de dos niñas en Reino Unido en los años que mató a Rocío y Sonia. Crímenes por los que tendrá que responder cuando termine de cumplir condena en España.