La Graílla
Sobre los pies me honra este pueblo
Lo siguiente puede ser hacer misas itinerantes con los pasos por plazas emblemáticas y bandas que toquen 'Pange Lingua' en la consagración
Parlamento monocromático
Selfis culturales, estrellas fugaces
Para el último domingo de esta Cuaresma y su víspera la Santa Sede ha convocado la peregrinación jubilar de los enfermos y el personal sanitario, como antes y después acudirán otros muchos grupos en busca del año de gracia. No se espera que ... los médicos vayan a tomar la tensión al Papa ni a insistirle para que se tome la pastilla por las mañanas, ni tampoco estarán las enfermeras sacando sangre a los cardenales ni los analistas mirando por el microscopio para saber si sus eminencias deben cuidarse el colesterol. No hay dudas de que dentro de la basílica quienes estén serán cristianos como los demás, que seguirán la liturgia sin el estetoscopio al cuello.
En los años 80, cuando las misas todavía se llenaban y la Iglesia era rica en carismas diversos y en maneras de vivir la fe, a los cofrades se los miraba con la extrañeza de no entender quiénes eran aquellos que tanto se aferraban a unas imágenes concretas y que solían aparecer en bandadas conforme iba anunciándose la primavera para marcharse por la Pascua. Los documentos de los obispos y las homilías de cualquier tiempo estaban llenos de amorosas llamadas de atención y también de portazos sonoros. Quizá de entonces muchos cofrades aprendieran que eran tan distintos y especiales que sólo sabrían sacar imágenes a la calle y revestir de palabras lo que hacían.
Lo que al principio era revivir la Pasión ante todo el pueblo, hacer penitencia y meditar debajo de la túnica creció. Un vía crucis no es el rezo individual o comunitario de catorce estaciones con su reflexión y mirada introspectiva, sino una ocasión para sacar al Cristo con su cortejo, su cuerpo de acólitos y las muchas fotografías de quienes miran sin reparar en si es la segunda caída o el expolio de las vestiduras.
El rosario que se hacía por la tarde en tantas iglesias y que unía a las familias entre cuentas y letanías se tenía que hacer por las calles de la feligresía y con una imagen de la Virgen, pero no convocando a rezar, como en el siglo XVIII, sino con holgura suficiente para no escuchar un avemaría en diez minutos.
La Fe, la Esperanza, la Misericordia, las Angustias o la Redención se proclamaban en las calles a voz en grito, pero en la contemplación de la belleza o en la exaltación verbal antes de tocar un martillo.
Lo siguiente tendría que ser que la composición de lugar de los Ejercicios Espirituales sea con misterios para imaginarlo mejor y hacer misas itinerantes con pasos por plazas emblemáticas y bandas que toquen 'Perdona a tu pueblo' en el acto penitencial, el 'Pange lingua' al consagrar, el 'Padre Nuestro' de Pascual González y hasta alguna versión de 'Amigos para siempre' al darse la paz. Tantos años de faltar a los cultos, reducir la caridad a limosna y desconectar de la Palabra han forjado un nuevo carisma: a falta de otra cosa honran a Dios sobre los pies.
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