La primera piedra

Ahora que nace esta nueva etapa que se abre con fanfarrias de reconquista o por lo menos de escapar de la tristeza tendría que guardarse la información de Baltasar López en estas páginas con las reacciones de la gente con mando o poder en el PSOE de Córdoba y la forma en que daban incienso a la nueva jefa.

Un gran activo político y un revulsivo. Perfecta para el cargo. Ímpetu y compromiso que darán el impulso necesario. La que recuperará el PSOE que Espadas no fue capaz de conservar. El relevo que hacía falta. Hay tan pocas dudas de que la ministra de Hacienda sea la persona adecuada como de que lo fuera Juan Espadas en 2021, que aunque ganara las primarias, y no sin resistencia en Córdoba, llegaba por el dedo del mismo que ahora lo ha quitado para poner a otra. Es todo un síntoma que nadie le busque responsabilidad a Pedro Sánchez en tantas derrotas en Andalucía y Córdoba.

No hace ni siete años esta ancha provincia, desde las encinas de Los Pedroches a los naranjos de la Vega, era un monocultivo socialista. La Alcaldía de Córdoba iba y venía gracias a los pactos y Cabra o Priego ya habían empezado a caer en manos del enemigo, sí, pero cuando había que meter en la urna la papeleta verde, aquella que da el poder de la Administración que presta servicios, pone médicos, abre colegios y entretiene en Canal Sur, no había rival. Las delegaciones y Consejerías repartían puestos intermedios bien jugosos y cualquiera podía ser crítico si medía bien las fuerzas y encontraba en la Diputación, también monocorde, lo que le negaban en la Junta.

María Jesús Montero regresa ahora investida de soflama revolucionaria y retórica guerracivilista y es una decepción: la que fue tantos años consejera sabía que el famoso régimen socialista en que se crio no era de un pueblo convencido de la superioridad moral del tenue marxismo progresista, sino un ecosistema social conservador y trémulo. Hubo alternancia casi accidental y luego los votos luego se fueron al PP.

De aquí a no mucho se sabrá si las frases de los suyos son profecías o cháchara de echadoras de cartas, pero si sigue lejos del poder es probable que el ímpetu se torne imprudencia y la experiencia falta de renovación. En algo ya se ha equivocado, y es en la invocación blasinfantilista: su partido había hecho bien cuando dejó el andalucismo en decorado sin contenido y ahora Moreno pone esculturas y charlas en colegios a las manifestaciones autonomistas del 4 de diciembre de 1977 con el mismo objetivo real de olvidarlas.