EL NORTE DEL SUR

Reyes

Pase lo que pase el cuento vuelve a escribirse en cuanto llegue la noche

Las Cabalgatas de la provincia, en imágenes

Estos tres de las coronas y los camellos están jugando con nosotros. Siempre lo hacen, es su oficio, su bendito oficio, pero en esta ocasión nos han obligado a darle una vuelta al cuento maravilloso y sanador de cada arranque del año. Uno tiene ya ... a la prole crecida y la milonga hace años que no cuela, de modo que va uno por la calle en la víspera de la mañana de Reyes y ve a los papás jovencísimos y pone el oído, a ver cómo se las arreglan con las criaturas que están en edad de tragárselo todo. Que si había muchos regalos que repartir y han decidido venir un poco antes, la noche anterior a la de siempre, para que les dé tiempo a coger al avión que los lleve a América y dejarles sus cositas a los de allí —«Papá, ¿pero los Reyes necesitan coger aviones?»—, que si los Magos son gente sabia y como el parte dice que va a llover esta noche pues han pensado que lo mejor era adelantar el desfile, mira qué listos y qué previsores que son.

¿Y la Cabalgata? Bueno, uno escucha de todo. Lo que prima es que la cosa salió como suele: para pasar el trámite y cubrir el expediente. Esta ciudad tiene un problema cada 5 de enero, y en 2025 hemos anticipado un poco la polémica, la queja, la crítica. Que son justas, que tienen su sentido. Hablo por mí: la cosa me dejó con ganas de más, pasó la última carroza y me pregunté si no había más, por qué no había más música, más colores, más luces, más caramelos. Escribo en la víspera del día de Reyes, del de verdad, a primera hora de la tarde, cuando el cortejo debería estar saliendo del estadio. Y no llueve. Hay nubes. Algunas. Pocas. Hace un frío húmedo, de invierno, el frío de los días que empiezan a alargarse, el de los atardeceres más generosos, los de los paseos sin rumbo y sin fin. Pero no llueve. No sé si lo va a hacer. Como no caiga agua, mucha, en el Ayuntamiento van a tener un problema. La que le dieron a la primera alcaldesa socialista de la ciudad cuando decidió, en la Navidad en la que estaba estrenándose en el cargo, que Melchor, Gaspar y Baltasar se quedaban en casa porque en la estación meteorológica de Sevilla le dijeron que la tormenta iba a ser fuerte esa tarde, y al final cayeron cuatro gotas. Pase lo que pase dará igual. La noche caerá en las casas. Y el cuento volverá a escribir su historia.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 20€
110€ 20€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios